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Consejo de Desarrollo Hispano.
Boletin 11. Junio 16, 2020

El mes del adulto mayor en Canadá


Una reflexión y una invitación para conmemorar y celebrar compartiendo historias que nos ayude a construir un mejor presente para los seniors Latino Hispanos.


Esta costumbre de imponer fecha para celebrar y conmemorar esta arraigada en nuestra condición humana, y tal vez nos haya moldeado a su vez en lo que somos. Honramos a la madre y al padre, a la tierra, al año que comienza, como la primavera cada vez y el invierno inevitable.
Construimos monumentos y ante ellos nos postramos en la ocasión. Esa es nuestra humanidad. (Recuerdo la mano de mi padre llevándome a subir las escalinatas del Monumento a la Bandera a orillas del Rio Paraná en la argentina ciudad de Rosario; construido para conmemorar la muerte de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria. ¿Como podría olvidar esta memoria? Padre, Patria, Bandera. Todo a la mano de un niño de cinco años.)

Hay un motivo y un día para cada celebración. Algunas celebraciones son iguales en todo el mundo. Y hay motivos que debiéramos sentir como propios. En ese sentido las Naciones Unidas ha hecho del 15 de junio el Día mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez. Nos hace subir la escalinata de la conciencia. Dejando de lado lo que creemos esta bien para empezar a hacerlo bien.

Por la ultima década desde Family Service Toronto hemos venido organizado junto a otras organizaciones una celebración del mes de los adultos mayores y trabajando para la toma de conciencia sobre la falta de respeto al senior que se traduce en abuso y maltrato.
Hemos compartido asados estilo sudamericano, hemos hecho sorteos, hemos respondido encuestas, hemos jugado en el parque y siempre hemos creado momentos memorables. Porque al fin, de eso estamos hechos, de sucesos que atesoramos y podemos compartir con los demás, lo que hemos compartido en el pasado, los caminos que hemos recorrido.
Esa es la materia, de ahí salen los relatos que escuchamos en la radio o hemos venido leyendo en este Boletín Línea Uno desde hace más de 10 semanas. De ese material se nutre nuestra vida, la que podríamos interpretar como una sucesión de relatos, desde la niñez hasta la vida adulta.

Llegar a viejo es una bendición, me decía un amigo que entregó el equipo (como dice Serrat) poco antes de empezar la pandemia. “Ojalá vos llegues a la edad que tengo” me decía con sus orgullosos más de ochenta años “... porque mira que hay que llegar, ¿eh?...”  Y entonces nos enfrascábamos en una conversación sobre las tareas pendientes, lo que no hay que dejar para mañana. Porque “llegar a viejo no debe ser buscar el tiempo para concretar lo postergado, sino para disfrutar lo sembrado”, me decía con la sabiduría de quien ha andado muchos caminos. Entonces imaginaba poder cosechar esa siembra y amasar el pan de la comunidad Latino Hispana de Toronto.

El mes de la celebración debiera ser el momento del encuentro con quienes compartir historias y relatos. Festejar encuentros y disfrutar el momento y las historias. A diferencia de otros meses de junio, este que estamos viviendo nos encuentra aun tratando de entender qué significa lo que nos esta pasando, ya no como habitantes de Toronto, sino como ciudadanos del mundo, hermanados como estamos por los cuidados en Tiempo de Coronavirus.
Este año nos ha tocado estar en cuarentena, y seguramente habrá que compartir muchos aprendizajes de cuando se paró el mundo.

Tendremos que escribir una página triste sobre la sistemática violación de los derechos de los adultos mayores en los hogares de cuidado a largo plazo. Una realidad muchas veces denunciada y que la pandemia dejó en evidencia, ya inevitable.
Pero también cada uno de nosotros tiene la obligación de pensar qué lugar les otorga a los adultos mayores, más allá de la celebración de este mes, o del día de abuelo, o el regalo en el día del padre que se avecina, o el de la madre que ya pasó.
No darles el lugar de respeto y cuidado que merecen los seniors es no considerarlos en su entera dimensión de seres humanos.
Todos los que aspiramos a disfrutar de la vejez tenemos la obligación de construir un futuro donde sea posible concretar nuestros sueños. Nunca lo podremos tener si quienes lo necesitan hoy, no lo tienen.

La esperanza es que podamos unir nuestros relatos, nuestras experiencias y vivencias para dibujar el mapa que nos muestre el camino a seguir. Es una tarea de cada uno, que tendremos que construir entre todos. Las puertas están abiertas.