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Boletin 17. Julio 31, 2020

Brochazos de normalidad

por Alejandro A. Morales

Si le echamos una mirada de artista visual a la situación actual de la pandemia, podríamos decir que se están configurando lo primeros brochazos de vuelta a una ansiada normalidad, la que todos sabemos se realiza en etapas dependiendo del número de contagios que todavía persisten en los centros urbanos de mayor población como nuestro Toronto, además de Ottawa y Hamilton entre otros. Sin embargo, no podemos dejar de notar que hay muchos que piensan que estos brochazos no se convertirán en una hermosa pintura sin enormes sacrificios y disciplina de nuestra ciudadanía en general.

Podemos observar, con cierta preocupación, como bares, restaurantes y un número de negocios han abierto sus puertas cumpliendo algunas regulaciones esenciales como es el uso de las máscaras faciales y la distancia física a mantener con quienes nos rodean. Los operadores de estos establecimientos consideran que esta distancia física constituye un escollo para retornar a una recuperación y al menos un remedo de tiempos normales.

Por otro lado, algunas actividades deportivas como el baseball, básquetbol, fútbol/soccer y, muy pronto el hockey, han ya comenzado o retomado sus competencias. Sin duda, con la ausencia de espectadores, como ocurrió primeramente en Europa en las ligas futbolísticas. Hemos visto que nuestros vecinos al sur de la frontera han sido menos exigentes en esta materia, lo que sin duda se refleja en los números de personas contagiadas en estados como Florida y California. En cambio, en Canadá el único equipo de baseball que participa en las ligas mayores no ha podido utilizar su estadio local, el Rogers Centre, aun cuando existe un hotel adyacente a dicho centro lo que hubiese mantenido los jugadores relegados en el mismo edificio sin salir al exterior. Esto demuestra que Ottawa es mucho más rigurosa en asuntos de avanzar demasiado rápido en estas etapas de vuelta a una nueva normalidad. Finalmente, nuestros Blue Jays han encontrado asilo en Bufalo, N.Y. en un estadio que no tiene las “amenidades” de los estadios de las ligas mayores.

Los que con ansias hemos esperado vislumbrar un aplanamiento de la curva ascendiente de la estadística de contagios hemos visto que esta vez las víctimas del Covid19 son gente más joven lo que indica que la apertura de restaurantes y bares carece de la debida seguridad para evitar la propagación del virus, por lo que nuevamente sobrecarga otra vez la capacidad de los hospitales para acudir en ayuda de los contagiados.

Es evidente que se mantiene vivo el temor a un segundo brote de esta pandemia, cuyos efectos devastadores podrían superar el impacto de la ola inicial de hace ya algunos meses. Existen en todos los niveles posiciones pesimistas, como también algunas más positivas que se centran en la posible creación de una vacuna que aun cuando se compruebe como eficaz, tomaría mucho tiempo en disponer de ella en forma masiva como sería el caso si así ocurriese.

Aún más, el aumento de la rabia que la pandemia y sus regulaciones provoca en partes de nuestra población, como ya habíamos mencionado con anterioridad, pareciera ir en aumento en la aparición de grupos “anti máscara y distanciamiento físico” alegando que estas disposiciones afectan nuestros derechos a la libertad cívica y, por ende, debieran ser derogados. Lo mismo ocurre si, como esperado por muchos, se lograra establecer una vacuna que lograra controlar o eliminar el corona virus. La mentalidad anti vacunación, ya existente en algunos grupos, prevalece aun en este caso.
Otro aspecto que crea altos niveles de ansiedad es determinar cuál será el camino a seguir cuando ocurriera la disyuntiva entre rescatar los negocios y las actividades corporativas a todo nivel o la salud de los ciudadanos. En otras palabras, el proceso simplemente será el de determinar qué es lo más importante, la vida y salud de la población o el mantenimiento de un sistema económico que está basado en el libre mercado. Sin duda, la gente en general quisiera ver cambios en el mantenimiento de nuestra economía y la presencia de un estado benefactor, o mejor aún, el establecimiento de un ingreso básico general el que así evite el reinado de las ganancias y hunda a los trabajadores y sus familias.

Quienes centramos nuestra atención en cómo se logrará controlar y derrotar esta crisis somos testigos de los esfuerzos investigativos que mantienen ocupados a nuestros científicos, quienes trabajan duramente de sol a sol ocupados en su importante quehacer. Por ejemplo, nos llegan noticias que la Universidad Mac Master de Hamilton comenzará una investigación en las alcantarillas de lugares específicos tratando de ubicar la presencia del corona virus determinando su existencia y el impacto habido en esa área.

Es solo normal el que gran parte de nuestra gente utilizando el mayor tiempo ahora disponible comience a pensar seriamente en la realidad que quisiéramos tener una vez superada la situación actual. El potencial cambio en nuestros hogares, nuestras escuelas de todo nivel, nuestros trabajos, nuestro sistema sanitario, nos hace pensar en una sociedad mejor estructurada comparable a un cuadro valioso y no al resultado de desesperados brochazos perdidos en el espacio y el tiempo.