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Boletin 18. Agosto 6, 2020

Vacunas: El impacto de medidas futuras

por Alejandro A. Morales

El mes de agosto ha comenzado con una nueva etapa, la que de alguna manera abre las puertas a una mayor interacción, lo que evidencia el interés de incrementar el acceso a negocios y servicios que hasta recientemente estaban restringidos. El alto nivel de desempleo, asimismo, urge el retorno de aquellos que ven sus ingresos disminuir en forma alarmante.

 

Hay quienes opinan que “es hora de aprender a vivir con esta pandemia”. Como la ansiada vacuna no es otra cosa que un supuesto posible y no una certeza, lo único claro de hoy es que la enfermedad convive con nosotros y que se debe profundizar el autocuidado. El desconfinamiento propuesto es una apuesta que puede resultar o no. Pero para tener seguridad es necesario conocer los datos genuinos de la trazabilidad evitando su manipulación política, como ha sucedido en algunos países.

 

Existen, al momento de escribir estas líneas,166 vacunas en etapas preclínicas y clínicas (en humanos), lo que se ha constituido en la gran esperanza si logramos subsistir otro año de pandemia, lo que a su vez conlleva preocupaciones sobre cómo organizar su distribución, su producción y su priorización. He aquí algunas de aquellas:

 

Cuando las primeras vacunas COVID-19 estén disponibles, no habrá suficiente para todos los que lo deseen, tanto a nivel nacional como internacional. Expertos estadounidenses y europeos dicen que, en un escenario optimista, la primera de esas vacunas podría completar las pruebas y obtener la aprobación para su distribución el próximo año. En Canadá, esa evaluación, basada en la evidencia, es realizada por el Comité Asesor Nacional sobre Inmunización (NACI), que según dice está guiado por los objetivos de la respuesta pandémica del país:

 

• Que minimice las enfermedades graves y las muertes en general (incluso por causas distintas a COVID-19).

• Que minimice la interrupción social, incluida la reducción de la carga de los recursos de atención médica.

Se espera que los trabajadores de atención médica de primera línea que atienden a pacientes con COVID-19 tengan la máxima prioridad para acceder a las vacunas, ya que están en alto riesgo de exponerse al virus y son cruciales para minimizar daños como enfermedades graves y muertes. La priorización comienza en la etapa de ensayo clínico

 

Para ensayos clínicos de fase tardía (Fase 3), cuando la seguridad ya se ha establecido y el foco está en la eficacia, NACI recomienda priorizar a las personas:

• Con afecciones de salud que son factores de riesgo para COVID-19 grave, como asma, diabetes, hipertensión, enfermedad pulmonar crónica y enfermedad cardiovascular.

• Cuyos trabajos los hacen más susceptibles, como otros trabajadores de la salud, trabajadores de emergencia, aquellos que tienen mucho contacto social en sus trabajos o viajeros de negocios internacionales.

• Cuyas condiciones sociales los hacen más susceptibles, como aquellos que viven en cuidados a largo plazo o en lugares concurridos o remotos, personas sin hogar y personas con trastornos por consumo de tabaco, alcohol o drogas. También puede incluir ciertas razas o etnias o algunos inmigrantes o refugiados y viajeros internacionales. Se cree que ese es uno de los factores detrás de los brotes graves entre grupos como los trabajadores agrícolas migrantes y los trabajadores de las plantas empacadoras de carne. Se sugiere que esos son algunos de los grupos que priorizaría para la vacunación dada la historia de la pandemia en Canadá hasta el momento, y debería ofrecerse a todos los que trabajan en una instalación donde tienen contacto cercano con varias personas.

 

En los Estados Unidos, hay evidencia de que los residentes latinos y afro estaounidenses tienen un mayor riesgo de morir por COVID-19 que sus homólogos blancos o asiáticos, y hay algunas pruebas de que la raza también puede ser un factor en Canadá. Por ejemplo, Toronto informó recientemente que las personas afro canadienses y otras personas de color representaban el 83 por ciento de los casos de COVID-19 en la ciudad, a pesar de que representan solo el 50 por ciento de la población.

 

Si bien puede sonar controvertido, se cree que debería verse simplemente como priorizar a las personas que tienen un riesgo elevado "ya sea que tengan un riesgo elevado directamente debido a la edad o una comorbilidad relevante o por cualquier razón que formen parte de un grupo que está en riesgo elevado”. Con qué vacuna terminamos podría afectar la priorización.

 

Más allá de las diferencias en el curso de la enfermedad en sí en diferentes grupos, la situación con COVID-19 es única debido a la gran cantidad de vacunas en desarrollo, que se basan en diferentes estrategias y tecnologías. Hay expertos que esperan que, en última instancia, múltiples vacunas COVID-19 en desarrollo lleguen al mercado y las personas puedan acceder a la que sea mejor para ellas.