¿Qué hacías durante la pandemia?

Por Sandra Farias

Cuando todas las tiendas estaban cerradas,
Cuando no podíamos reunirnos ni a tomar un café,
Cuando el mundo se paraba y nos quedábamos en casa…


Hoy existen más de 90,947 razones para seguir en casa, porque esa es la cantidad de personas que ya han tenido el Covid-19 en Canadá. Los números lejos de indicarnos que ya aplanamos la curva, nos revelan que todo lo que hemos tenido que hacer en estos últimos tres meses, sigue sin ser suficiente.
Y las cifras no mienten. Tampoco existen teorías conspirativas que puedan -con credibilidad- explicar estos números, aunque algunos sigan despotricando, diciendo cosas como: “yo no creo en el Covid”, como si se tratara de una religión más.
Por más que queramos escuchar otras historias, otros relatos, por más que nuestras creencias y experiencias nos confundan, la realidad está a la vista.
Esta semana supimos además de otra triste verdad. Los hogares de cuidado a largo plazo para adultos mayores hieden y sus inquilinos son ignorados, abandonados, abusados, golpeados, dolientes y moribundos. ¿Cuánto dolor tendremos que ver para entender lo que está pasando?
¿O es que acaso estamos anestesiados en nuestras burbujas y seguimos mirando al costado, tras nuestras floreadas máscaras?

¿Qué hacías durante la pandemia?, será una pregunta de los libros de historia para las generaciones venideras.
En algunos países será una historia vergonzosa, en otros tal vez una historia de dignidad. La historia siempre depende de los hechos colectivos, nunca de los meramente individuales. 
Por ello las aglomeraciones de gente en parques, es una historia que nos habla del individualismo. ¿Y a mí que mi importa? parecen decirnos esas fotografías del parque de Trinity Bellwood en Toronto. Más grave aún es el síntoma de desintegración social que estamos viendo desplegarse al sur de nuestra próxima frontera, a partir del llamado de su gobernante a la violencia, al odio racista y al autoritarismo.
La respuesta como sociedad a esta crisis también será colectiva y las próximas generaciones lo leerán de pantallas o escucharán atónitas en podcasts lo que hoy estamos haciendo y diciendo. La historia es colectiva, y aunque muchos demuestren que están haciendo su parte, no alcanzará para cambiar el relato final, si no es fruto de un trabajo global entre todos.
Credit: Pintura de Claude Breeze de la serie Night Scenes (1999)