Línea Uno CDH

Covid-19 Info

Consejo de Desarrollo Hispano.
Boletin 20. Agosto 20, 2020

El plan de recuperación

por Sandra Farías

Reiniciar la economía del país y recomenzar las clases para los más jóvenes de la casa serán las tareas más difíciles para cuando llegue septiembre. A siete meses de iniciada la pandemia, Canadá, como país del G7 tiene 1.2 millones de desocupados y 1,3 trillones de déficit. Con estos números más que reiniciar la economía lo que hace falta es una sucesión de cambios y decisiones estructurales y veloces que permitan reinventar la enorme riqueza perdida durante la pandemia.

 

Como tras una larga enfermedad, que aún no ha sido curada, los países están ideando formas de prevenir mayores catástrofes a las ya vividas. Algunos eligen viejas recetas, otros priorizan la salud, otros niegan la enfermedad y esperan que el Covid se termine cuando toda la población se haya contagiado.

Pero Trudeau tiene otro plan para Canadá.

 

Para los liberales, aún liderando en las encuestas de opinión, el panorama se complicó a partir del caso WE y por desavenencias ideológicas internas y anteriores. Las consecuencias las presenciamos esta semana con la renuncia y último empujón del ministro de economía, Bill Morneau, quien estaba junto a Trudeau desde el inicio de su primer gobierno en el 2015. Esta fue la segunda crisis de gabinete para Trudeau. La anterior fue la partida de la ministra de Justicia Jody-Wilson Raybould, por el sonado caso SNC-Lavalin en el 2019. 

 

Ahora, en una de las peores crisis económicas mundiales, las diferencias de Morneau con Trudeau no hacen más que dejar al descubierto que dentro de las filas liberales hay quienes no acompañaban el plan de un déficit fiscal in crescendo, como así tampoco contemplar un despegue que tenga en cuenta el cambio climático como tema principal.

Más igualdad, inclusividad y una economía verde son los pilares que tiene en mente Justin Trudeau y su flamante ministra de Economía, Chrystia Freeland, la primera mujer en la historia en ocupar ese cargo. Para Freeland el desafío es enorme, pero ella sin duda cuenta con las fortalezas y pergaminos que hacen falta.

 

Mirando en perspectiva, muchos dicen que el caso WE pudo haber sido orquestado para poder dar lugar a una nueva etapa, pero esa lectura parece demasiado simple, ya que aún el gobierno tendrá que sobrepasar nuevos riesgos antes de volver a alcanzar otra vez una mayoría en el Parlamento.

 

Trudeau, como un buen estratega, está jugando en un tablero de tres dimensiones: aprovechar la crisis económica para reiniciar una economía de reconversión hacia modos más sustentables, recuperar la mayoría parlamentaria en un acuerdo programático con el NDP, desterrando las posibilidades de un regreso conservador y la frutilla del postre: recomenzar nuevas agendas internacionales y continentales a partir de enero con un nuevo gobierno en Estados Unidos que le permita bajar el nivel de conflicto con China.

Muchos piensan que son demasiados los frentes en ciernes, pero como todo lo que no lo mata a uno, lo puede fortalecer, es posible que Setiembre traiga trascendentes cambios y oportunidades. A partir de ahora y hasta el 23 de Setiembre los liberales se preparan para un nuevo presupuesto con miras al llamado “recovery plan”.

 

Este plan de recuperación de Freeland, ya escrito, lo llevó a Trudeau al poder en el 2015. Hasta ahora ese plan no se había podido concretar completamente debido a las fuerzas más conservadoras dentro del partido, incluido el propio Morneau. La epidemia y la crisis fueron bien aprovechadas y le permitieron a Trudeau aplicar parte de ese modelo de inclusividad, con el cual hubiera salido victorioso, si no hubiera aparecido el caso de WE.

La partida de Morneau tuvo su costo político, pero la aparición certera de Freeland y el regreso de Dominic Leblanc, el otro histórico estratega de Trudeau, pueden terminar acrecentando las chances de recuperar el poder perdido en nuevas elecciones. Las cartas están dadas para que las políticas del NDP puedan echar raíces en el presupuesto 2021 en tres áreas necesarias: cuidado de niños, inversión en salud, educación y medio ambiente.

Con estos criterios de prioridades un acuerdo programático más que una alianza parece ser por ahora la opción más convincente. Sin apoyo del NDP, el voto de confianza convertirá muy posiblemente a octubre en un mes de elecciones federales.

 

Sea como sea, el invierno se aproxima y habrá que estar preparados, ya que noviembre traerá nuevos capítulos o, mejor dicho en lenguaje mediático, el inicio de una nueva temporada.