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Boletin 23. Septiembre 11, 2020

Viñeta Número 23

HISTORIAS MATUTINAS DEL CAMINO

por Luis Carrillos

Saludos mis apreciadas y apreciados colegas, amigas, amigos, familia. En esta ocasión quiero compartir historias de cosas vistas por mi en las ultimas dos semanas, y comenzaré con una corta narrativa. Por muchos años he recorrido su calles principales, calles secundarias, pasajes, callejuelas, callejones, senderos en todos los parque de alrededor, veredas en el monte, etc. En el vecindario me he encontrado además de semejantes humanos, perros, gatos, mapaches, zorrillos y de vez en cuando patos mallard de los de cabeza y pescuezo verde obscuro brillante. En los senderos de los parques, he visto todo tipo de aves desde las cantoras, a las trepadoras, a las de rapiña. De los animales de la tierra desde conejos en abundancia, a tacuazines, sus depredadores los zorros y los coyotes, hasta venados.

 

Estos hechos antes del nuevo normal los daba por sentado, la pandemia ha venido a cambiarlo todo. Mi vecindario es un universo con tantas variedades, que concluyo que requiere de alguien como yo que anda a la cacería de temas para escribir sobre estos en las cortas historias semanales que siento me acercan más a ustedes, mis semejantes. Estas son anécdotas de mi vivencia cotidiana. Las siguientes han tomado lugar en cualquier de mi vecindario y tan variadas que lo único común entre si es la hora en que todas han ocurrido entre las 5:00 a 6:30 de la mañana.

 

HOY ENCONTRE A DAISY

 

“Hi Daysi long time no see!” -Hola Daysi tanto tiempo sin verte!  Ella responde tan amigable como solo ella sabe.

 

Daisy es la perrita de la raza Border Collie, que vengo viéndola, hablándole y sobándole la cabeza y/o el cuello desde hace unos diez años cuando era una perrita de dos años. Desde ese entonces hemos establecido una relación de humano a animal, o viceversa por un buen tiempo. Su amo Antonio un adulto mayor italiano  y ella a menudo son vistos caminando en la vecindad a primera hora en la mañana. De acuerdo con él, la ruta a seguir la decide Daisy al inicio del paseo matinal. Habiendo dicho esto, cuando por casualidad nos hemos encontrado en el camino Antonio le dice “Daisy ahí viene Luis,” Daisy se adelanta y al llegar a mi lado se sienta esperando por sus palabras de saludo y sus sobadas de cabeza y cuello. Ella deja saber cuando está satisfecha o no. Si siente que las caricias son pasajeras gime y te empuja la mano con su cabeza exigiendo mas energía. Esto sucedió esta mañana cuando me los encontré en  el camino.  Esto no se daba desde enero cuando nos vimos la ultima vez bajo una nevada.

 

Esta mañana se dio, cuando en un tramo recto y plano de la calle como a unos 300 metros a la distancia vi un hombre que caminaba en dirección hacia mí y que pronto los encontraría. Como es mi costumbre en estos casos, vi hacia sus pantorrillas para ver si venía acompañado o no de un perro. Algunas personas caminan a esta hora con sus pitbulls o dobermann que no son muy amigables y es mejor darles su espacio, con ello mantener la tranquilidad de todos, la de ellos y la mía.

 

No viendo perro alguno, continué mi camino, y ya a unos 100 metros me di cuenta que era Antonio y que Daisy se le había adelantado. Al llegar junto a mí, el ritual que no se daba por casi ocho meses, se dio como si ayer nos hubiéramos visto. La diferencia es que esta vez Daisy exigió más tiempo. Mientras Daisy recibía sus palmaditas en la cabeza me dice Antonio que el al reconocerme a la distancia le dice a la perra “Daysi. ¡¡¡Tu amigo Luis!!!”  Que acto seguido esta corrió a encontrarme. El resto sucedió como que lo conté antes. Cuando Daisy decidió que había tenido suficiente se paró y reinició su camino. Antonio y yo nos despedimos no sin antes hacernos las recomendaciones de seguir las orientaciones de las autoridades de salud para con la pandemia.

 

AUTO CUIDADO PERSONAL

CAMINANDO – PENSANDO - Y CANTANDO CANCIONES O ALABANZAS

 

En este tiempo de pandemia muchos de nosotros tuvimos que cerrar nuestras oficinas o lugares de trabajo que eran nuestra zona de confort para realizar el trabajo que por décadas hemos venido haciendo; allí han sido nuestros templos de servicio social y de apoyo a la comunidad. Estos espacios seguros y confortables los hemos cambiado por otros que tenemos que compartir con nuestros semejantes, y que son usados en la práctica por quien llega primero es quien los usa. Ahí la privacidad física deja de existir dando con ello paso a la privacidad de la burbuja mental visible solo en las mentes del consejero y de la o del cliente.

 

Habiendo dicho esto, lo físico es solo hacia afuera de nuestros propios seres, aunque inconveniente lo remendamos y hacemos funcionar. Lo que sí siento que nos trae más esfuerzo es nuestro auto cuidado personal. Es un desafío diario a confrontar diría yo con ejercicio diario moderado al principio como les recomiendo a mis clientes ya sea físico o mental; comer adecuadamente en lo posible; admirar la naturaleza cuando se pueda y tomar ventaja de los espacios verdes en los parques. Muchos de nosotros lo hemos hecho. Por ejemplo, cada sábado por la mañana en el parque donde camino o por donde ahora trabajo se ven más de veinte personas haciendo ejercicio colectivo. El espacio es lo suficientemente grande para guardar la distancia adecuada de los dos metros entre las personas.

 

Pero…¿qué tiene todo esto que ver con el título de la historia? Cabría preguntarse. Bien, aquí viene. Y tiene que ver con el auto cuidado personal.

 

Temprano por la mañana cuando voy caminando, voy pensando en la realización adecuada de las tareas del día; cómo voy a darle tratamiento a tal o cual situación si esta es sobre autoestima; control de enojo; pena y duelo debido a la muerte de un ser querido; desesperación por la pérdida de empleo; o perdida por separación. En fin los casos son tan variados como la situación personal emocional y el carácter de la persona recibiendo el servicio y apoyo. Eso lo considero de auto cuidado pues no estoy confinado entre cuatro paredes pensando y cavilando sino que meditando al aire libre.

 

O si no quiero pensar en cosas de trabajo que puedo decir es el 50% del esfuerzo matinal. El otro 50%, es poner atención al camino sus escenarios y novedades como: de personas, de animales, de árboles frutales en esta época del año; y especial las flores y los colores del amanecer. De estos tomo fotos a medida que voy avanzando en distancia y en tiempo. Estas fotos las comparto en mis saludos de buenos días a personas especiales en mi vida. Esta mitad que es la de contemplación y observación  en la jornada, no varía. La otra; la de pensar, analizar, planificar, etcétera. Si. 

 

En esta, la variante es que, en lugar de pensar, analizar, planificar me pongo a cantar mentalmente canciones rancheras o corridos que aprendí desde niño. Mis preferidas eran las del género Norteño. Si no llevo el ánimo de las canciones en español traigo a mente  rancheras en ingles conocidas como “Country Music.” De estas como en español conozco muchas. Son mi genero preferido especialmente las baladas que cuentas historias sobre el campo, la vida diaria, lugares, sentimientos, y otros; que vengo gozando por más de cuarenta años desde que vine a Canadá.  Le pongo especial atención a la que se titula “Take Me Home Country Roads” –Llévenme acasa calles del campo- de John Denver.

                                                                                  

A esta la tomo como canción de añoranzas que describe la vida, montanas y su brisa, ríos, arboles, cielo azul, hogar, y belleza del lugar. Lugar, paisaje, y belleza que puede ser cualquier parte de dónde venimos: pueblo, departamento o provincia, incluso el país. La letra que inspiran o también invitan volver a nuestra tierra, si no a quedarse; pero refrescan la memoria y como dice el dicho popular “cargar las baterías.”  En mi caso el efecto mayor es que fue lanzada al mercado en la primavera de 1971; y para finales de abril estaba en la cartelera nacional de los Estados Unidos, que es el mes que dejé mi país El Salvador. Sin embargo, no fue hasta un año más tarde o algo así, cuando después de estar estudiado ingles que pude entender las palabras y el contenido con un mensajeque para mí, aun continua presente como en ese entonces. Lo solitario de la caminata trae a veces esos recuerdos. Se dice que quienes escribieron la canción se inspiraron cuando viajaban en una “calle vieja… en el campo” John Denver, el autor añora por ver y volver allí. ¿O será que la pandemia me ha traído nostalgia del pasado y de donde vengo? Escúchela. Le invito.  Pídale a don GOOGLE “Country Roads.” Le va gustar. Y como decimos en mi tierra: “Ahí me cuenta.”  A continuación una traducción a grosso modo para ejemplificar lo que quiero decir:

 

“Take Me Home Country Roads” –Llévenme a casa calles del campo- de John Denver

 

Casi la Gloria, West Virginia

Montañas Blue Ridge –Cumbres Azules-, Rio Shenandoah

Ahí, la vida es vieja, más vieja que los árboles

Más joven que las montañas, creciendo como la briza

 

Calles del campo, llévenme a casa

Al lugar que pertenezco

West Virginia, montañamamá

Llévenme a casa, calles del campo

 

Todas mis memorias se juntan alrededor de ella

Dama de los mineros, extraña el azul del agua

Oscura y polvorienta, pintada en el cielo

Sabor denso de licor clandestino, una gota de lágrima en mi ojo

 

Calles del campo, llévenme a casa

Al lugar que pertenezco

West Virginia, montañamamá

Llévenme a casa, calles del campo

 

Yo oigo su voz en la hora de la mañana, ella me llama                                                                                              La radio me recuerda mi casa que está lejos                                                                                     Manejando a lo largo de la calle, me llega el sentimiento                                                                                      De que yo debería haber estado en la casa ayer, ayer

 

Calles del campo, llévenme a casa

Al lugar que pertenezco

West Virginia, montañamamá

Llévenme a casa, calles del campo

 

Calles del campo, llévenme a casa

Al lugar que pertenezco

West Virginia, montañamamá

Llévenme a casa, calles del campo

 

Llévenme a casa, allá abajo calles del campo                                                                                               Llévenme a casa, allá abajo calles del campo

 

Esta acción de imaginariamente cantar “Country Roads,” en ingles por supuesto, u otra canción me es de gran descanso mental. ¿Si no lo hace? Pruebe y verá. No se si ha visto personas en el transporte público moviéndose a ritmo de alguna música pues llevan sus audífonos puestos. Estoy segurode que este mismo efecto se da en las señoras que encuentro en el camino, y que ellas sí, aunque suavemente pero que se puede oír van cantando sus canciones de alabanza las van glorificando y gozando.Esto es visible en las sonrisas y en la forma en cómo con movimientos amables de cabeza y de manos y semblante sonriente responden suavemente o inician los “Buenos Días.” Con ello demostrando que se van deleitando tanto del ejercicio físico como de el ejercicio mental.

 

BUGGS BUNNY

 

En las historias anteriores se habló brevemente de la “Partida de Dos Muchachos,El BuggsBunny y Yuri – El ScarFace-.” Un corto párrafo en realidad. Que no fue más de un aviso para dejarle saber a mi universo del vuelo a la eternidad de dos “Aves De Paso” como lo calificó El Catracho cuando me dejó saber la noticia.

 

En el mensaje dirigido a ellos les prometí  escribir de mis experiencias con ellos; solo que no dije cuando exactamente. Sin embargo un día de esta semana pasada caminando temprano en la mañana pensé que dado que estos muchachos fueron parte del programa de jóvenes del Consejo de Desarrollo Hispano. Programa que coordino o dirijo desde 1994. Mejor dicho, el programa nació porque grupos como el de  “El BuggsBunny y Yuri – El ScarFace-,”  los L.As., La Raza, Latin Kings, y LatinBrowns existían y requerían atención. No la atención que las autoridades, agencias de servicio social comunitario, la comunidad, los vecinos residentes y comunidad en general les prestaban. Unas de temor, otras de desconfianza; algunas de desprecio y de la policía de represión y acoso. Esto para todos era un fenómeno nuevo que presentaba desafíos nuevos para los cuales pareciera que nadie estaba preparado.

 

Se dice que la vida provee las oportunidades; pero que depende de nosotros tomarlas. Mi oportunidad se presentó cuando habiendo perdido mi trabajo en una agencia de viajes y estar tomando entrenamiento para buscar otro, cada tarde podía observar el grupo de muchachos con toda la apariencia de pertenecer a “grupos de pandilla.” Y en una breve conversación con mi asesora le digo “Yo voy a crear un programa con esos muchachos.” Ella responde “Go for it!”  - ¡Adelante! -

 

Voy a saltarme una buena parte de tiempo y voy a pasar a relatar una anécdota en que uno de los actores principales es “El BuggsBunny.” El juega el papel esencial de un acto  que resultó en una lección de la dinámica de estos grupos.

 

Seriaallá en enero o febrero del 95 en pleno invierno cuando El Catracho, El Mosca, El Nica, y El Pana me invitaron a comer en un restaurante llamado ShoelessJoe localizado en la esquina de King y Dufferin (Suroeste de Toronto).ShoelessJoe es una cadena de bares-restaurantes de carne a la parrilla nombrada en memoria del jugador Joe Jackson de las grandes ligas de baseball a principios del siglo pasado. Esto solo a manera de información y sentar la base de la anécdota.

 

La ocasión era celebrar el cumpleaños de El Mosca y los cuatro muchachos me habían invitado. Yo por mi lado aunque ya tenía cerca de un año de trabajar con estos muchachos de las pandillas, aún estaba en la etapa de “romper el hielo y en la construcción de confianza,” y esto presentaba una oportunidad más para el proceso de aprendizaje.

 

A la entrada cuando nos llevaban a la mesa, vimos a “Buggs” con una chica. El estaba viendo la carta con la lista de comidas, su expresión facial mostraba incertidumbre. “Chale,” dice El Catracho. “Ahí está el ‘BuggsBunny con una ‘morriya,’ déjenlo tranquilo.” Eso no duró mucho tiempo. “Buggs” fue quien se acercó a nuestra mesa.

 

Después de los saludos de ‘rigor de grupo,’  “Buggs” le dice a los muchachos que la chica con quien está no “rifa” y que el quiere tratarla con  una buena comida, pero que los precios son muy altos y que mejor se va a ir al McDonalds. El Catracho con su sabiduría de calle le dice que no y acto seguido pone su bandana en el mesa y les dice a los otros tres muchachos: “Hagamos el PiChin” (Pitch In –Contribuyamos-) para que este hommie le dé una buena comida a su Morra. ¿Cuanto necesitas?” Le pregunta. Le recogieron suficiente para la “buena comida” y más. “Dejas buena propina” le dice al mandarlo de regreso a la mesa.

 

Lo que recojo de esto es que si no hubiera sido por la situación en que “Buggs” se encontraba yo no hubiera presenciado este incidente educativo que me sirvió para continuar viendo a los muchachos con diferente lente a como los ven los actores sociales antes mencionados. La lección que aprendí ese día, es la solidaridad que se practicaba en esos grupos. La forma en como esos muchachos se apoyaban los unos a los otros era íntegra. 

 

Por supuesto que mi proceso de aprendizaje con estos muchachos y muchachas continuó por muchos años hasta que se efectuaron cambios en sus vidas. Continuo aprendiendo, pero en diferente manera. Que aunque una minoría desafortunadamente fueron deportados; y otros han partido como El Buggs Bunny y Yuri – El Scar Face-,”  la mayoría ahora son madres o padres de familia ya con hijos adolescentes. Algunos son profesionales; otros trabajadores calificados; y otros emprendedores.  Lo cierto es que mi fe en ellas y ellos está tan presente como lo estaba en los 90s en el Bar y Restaurante ShoelessJoe.

 

Apreciadas y apreciados colegas, amigas, amigos, familia, dándoles las gracias por darme la oportunidad de llegar una vez más a ustedes; y con esto les digo hasta la próxima.

 

Saludos,

Luis Carrillos