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Consejo de Desarrollo Hispano.
Boletin 24. Septiembre 17, 2020

¿Seremos capaces de sobrevivir el COVID-19?

por Duberlis Ramos

Cuando estamos cerca de cumplir 7 meses de pandemia global comenzamos a sentir cansancio, aburrimiento, temor, incertidumbre, ansiedad, fatiga física y mental. Pero en gran medida, todo esto es normal. Una razón fundamental que determina esta situación tiene que ver con el hecho de que no controlamos esta situación, ni menos aún, el cómo controlar la expansión casi permanente a nivel mundial de este flagelo. En parte porque la ciencia detrás de la eventual solución ha continuado su curso contemplando todos los procesos de rigor en su búsqueda por encontrar una vacuna que pueda prevenir la infección en el futuro. Sin lugar a dudas, la medicina, biología, química trabajan arduamente en una respuesta a esta crisis en cuanto a lo cual existen grandes expectativas, particularmente de figuras políticas muy poderosas por razones que no son necesariamente las más transparentes. La solución no es fácil ni menos predictible. Entonces lo natural es la preocupación y la ansiedad. Nos quedamos entonces con el, ¿qué hacer?

 

Qué hacer, no es mucho lo que podemos hacer pero no desestimemos lo simple y básico del momento:

 

Primero que nada,  no bajar la guardia frente a la situación y a mantenernos optimistas de que al final del día lo vamos a lograr si trabajamos juntos con objetivos comunes. Primeramente revisemos el camino recorrido y veamos como lo hemos hecho mayoritariamente hasta ahora. A seguir utilizando las máscaras y lavándonos las manos regularmente, manteniendo distancias físicas con otras personas. Insisto ¿por qué hacer esto…? una vez más: COVID-19 básico aprendido tempranamente, porque este virus díscolo se aprovecha de todas las circunstancias para pasar de persona a persona.

 

¿Cómo logran los virus infectarnos?

 

Como explica la Dra. Osorio-Paz, (Boletín 13) las células tienen mecanismos para comunicarse entre ellas a través de “puertas”, estas puertas se abren con “llaves” muy específicas. Los coronavirus a través del tiempo lograron fabricar en su superficie (por mutaciones azarosas), llaves muy parecidas a las que abren la puerta de nuestras células y por eso logran entrar a nuestro cuerpo.  Como dato curioso, la puerta que deja entrar al SARS-Cov 2 en las células de los humanos se llama Enzima Convertidora  de Angiotensina (ECA). La angiotensina es una hormona que en el cuerpo regula la presión arterial. Esta puerta, se encuentra principalmente en las células de los pulmones, corazón, riñones e intestino; es por eso que el SARS-Cov 2, afecta principalmente a estos órganos.

 

¿Entonces, si estas puertas no están en la piel, por qué nos infectamos al tocar superficies contaminadas?

 

Una vez más, la Dra. Osorio-Paz nos indica que la probabilidad de infectarnos por tocar algo contaminado es muy pequeña. La piel es un órgano totalmente impermeable, ningún microorganismo puede atravesarla, a menos que exista una herida. Por lo tanto, tocar algo contaminado no nos va a infectar. Nos infectamos si nos tocamos la nariz, la boca o los ojos con las manos sucias contaminadas.

 

Hablando entonces de mantener los espíritus en alto y el ánimo fortalecido, podemos estar tranquilos si continuamos practicando estos hábitos, hemos hecho una parte importante ya, pero que la experiencia nos ayude a continuar haciendo lo mismo. Además, no olvidemos que no estamos solos, y que podemos siempre ayudar también educando a otros o a su vez dedicando una porción de su valioso tiempo a comunicarse con otros. Por ejemplo, hoy donde la mayoría del tiempo tenemos acceso al teléfono o al uso de la computadora, úselos para comunicarse con familiares y amistades para conversar un poquito  y producir de esta manera apoyos a quienes están más solos. Estos días una llamada solo para saber cómo se encuentra, como nos encontramos tiene una dosis terapéutica importante para el apoyo mutuo y asegurar mayor fortaleza de espíritu. Más aún, si sabemos que hay un día especial para alguien, saludémosle y compartamos con ellos. Aún podemos construir comunidad a pesar de esta circunstancia.

 

Otro punto importante me permitiría sugerir es que si no conoce gente, está recién llegada o llegado a Canadá, no lo dude en llamar una agencia comunitaria. Estas agencias debido a la pandemia se encuentran s cerradas a la atención directa al público, pero la gran mayoría atiende vía telefónica por ahora y estamos aquí precisamente para apoyar en lo que nos es posible a quienes requieren servicios, y por supuesto que está en nuestra voluntad una conversación cuando es importante. Organizaciones como las que trabajamos en este Boletín tales como el Consejo de Desarrollo Hispano, Asociación de Seniors de Habla Hispana, La Clínica Legal del Centro para Gente de Habla Hispana y Servicios para las Familias de Toronto, en todas estas algo podremos hacer, y si no, por lo menos tendremos una idea al respecto de la gran mayoría de consultas y preocupaciones.  En realidad todos tenemos en común la experiencia migratoria y el estar en un nuevo país. Un granito de solidaridad y el apoyo experto son muy posibles y en esta nuestra historia tales acciones son las que marcan el camino colectivo hacia un futuro con plenitud y salud.

 

Como corolario debemos decir, que si bien es cierto no podemos controlar absolutamente nuestro entorno, si podemos contribuir a que este sea más saludable y que juntos podemos cambiar los caminos de la historia. Como dicen con regularidad en la provincia de Quebec  "voluntad es poder".