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Boletin 28. Octubre 15, 2020

La carrera contra el tiempo

por Sandra Farías

Cuando Donald Trump anunció muy suelto de cuerpo que las drogas usadas por los médicos del Walter Reed National Military Medical Center lo curaron del Covid-19, yo lo recibí como una puñalada y un insulto a los más de 200 mil muertos que no pudieron recibir ningún tratamiento en su país. Su intento de politizar la vacuna o cualquier medicamento para lograr votos es cuanto menos inescrupuloso, mientras un promedio de 48 mil personas se contagia por día y los hospitales de todo el oeste se encuentran ocupados al máximo.

 

Ya ha quedado claro, que, pese a sus deseos, la vacuna no será un hecho antes de que se cuenten los votos, de allí que Trump hiciera publicidad de los medicamentos experimentales como la potencial solución. Dado que la vacuna no es una opción tan despejada, bien podríamos ver en su segundo mandato una carrera de corporaciones farmacéuticas ansiosas por comercializar antes de la vacuna las drogas usadas en el anciano cuerpo presidencial, cuyos efectos secundarios aún están por verse.

 

Repasemos cómo se está desarrollando la vacuna contra el Covid-19 y cuánto tiempo le falta a cada país para entrar en la fila de vacunación. Tal vez eso nos brinde algunas respuestas más claras de los tiempos que maneja la ciencia y no los políticos.

 

Más de 100 equipos de científicos de todo el mundo están trabajando para desarrollar y probar una vacuna contra el virus SARS-CoV-2 lo más rápido posible. Están empleando una gran variedad de estrategias y tecnologías, incluidas algunas que nunca se han utilizado en una vacuna aprobada. "Es un esfuerzo muy fascinante e impresionante", dijo la Dra. Lynora Saxinger, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Alberta en Edmonton.

 

Normalmente, una vacuna tarda en promedio más de 10 años en pasar del desarrollo preclínico (incluidas las pruebas en animales) a través de tres fases de ensayos clínicos (humanos) hasta alcanzar el ingreso en los sistemas de salud.

En el caso sin precedentes del COVID-19, los primeros ensayos de vacunas humanas comenzaron en marzo pasado, sólo dos meses después de que se identificaron el virus y la enfermedad. Y las diferentes fases de los ensayos en humanos se están ejecutando de manera superpuesta. 

 

Incluso en países que han tenido un número devastador de muertes por COVID-19, no existe todavía un nivel de "inmunidad colectiva" que impida que la enfermedad se propague exponencialmente, han sostenido hasta ahora los especialistas de todo el mundo.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado al público que no se omitirán pasos. Es por esa razón que Rusia recibió fuertes críticas cuando anunció a mediados de agosto que estaba otorgando la aprobación regulatoria a una vacuna desarrollada en Moscú, por el Instituto de Investigación de Epidemiología de Gamaleya, después de menos de dos meses de pruebas en humanos, con sólo dos ensayos incompletos de Fase 1 registrados por la OMS.

 

Hasta el momento Canadá tiene nueve candidatos a vacunas registrados en la Organización Mundial de la Salud.  El gobierno federal anunció acuerdos con Moderna y Pfizer / BioNTech, Novavax y Janssen, una subsidiaria de Johnson & Johnson, con Sanofi / GSK y con AstraZeneca, que fabrica una vacuna desarrollada en la Universidad de Oxford.

 

Todas las empresas han recibido financiación de Operation Warp Speed del gobierno de EE. UU., que está invirtiendo miles de millones de dólares para acelerar el desarrollo de las vacunas.

 

El objetivo de Warp Speed es "entregar 300 millones de dosis de vacuna segura y eficaz para el 1 de enero de 2021". La letra chica del proyecto muestra también cómo se necesitarán varios meses adicionales para probar, fabricar y distribuir una vacuna, una línea de tiempo que se extenderá por lo menos hasta marzo del 21.

 

La mayoría de las vacunas candidatas que llegan a las pruebas preclínicas nunca llegan al mercado (aproximadamente el 94 por ciento falla, según un estudio de 2013). Pero en este caso, con tantas vacunas diferentes en carrera, aún podría haber múltiples vacunas para el coronavirus.

 

De ser así se utilizarían diferentes ingredientes e instalaciones de fabricación y no todos competirían por los mismos recursos, lo que permitiría una mayor producción de vacunas, aseguran los especialistas. Desarrollar y producir vacunas aquí en casa también podría dar a Canadá más control sobre cuándo los canadienses pueden recibir la vacuna y quién puede ser priorizado, dado que probablemente habrá una gran demanda de la vacuna en países de todo el mundo.

 

Tal como está, ninguno de los candidatos a vacunas contra el coronavirus en los que están trabajando los fabricantes de medicamentos ha demostrado que realmente pueda prevenir infecciones o enfermedades. Los ensayos a gran escala de las vacunas de Moderna, Pfizer-BioNTech y AstraZeneca han comenzado en las últimas semanas, y es probable que los resultados lleguen más adelante este otoño o invierno.

 

De hecho, algunas pruebas han debido cancelarse hasta nuevo aviso en dos experimentos por efectos secundarios no deseados en los voluntarios. Según los médicos, esto es el proceso normal de desarrollo de toda vacuna.  Las pautas de la Food and Drug Administration (FDA) para los fabricantes de vacunas requieren que realicen un seguimiento de cada persona en su ensayo clínico durante dos meses después de recibir una dosis de la vacuna. Ese es el tiempo que debería tardar aproximadamente la mitad de los "eventos adversos".

 

La directora ejecutiva de Moderna, Stephane Bancel, estimó que, en el mejor de los casos, es probable que las personas jóvenes y sanas reciban sus inyecciones en la primavera de 2021. Si alguna de las vacunas principales falla en los ensayos, el cronograma podría extenderse hasta la segunda mitad del próximo año, dijo Bancel.