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Boletin 31. Noviembre 6, 2020

¿Es posible cambiar de tablero?

por Sandra Farías

Para los canadienses la palabra deuda es sinónimo de problemas y el déficit ha sido históricamente la espada de Damocles en cualquier gobierno. Pero ahora, la primera mujer que asumió como ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, tiene por objetivo hacernos cambiar esa percepción, ya que mal que nos pese, “todas las cosas cambian”.

Perder el pánico al déficit requerirá un cambio de mentalidad y una oportunidad inédita para pensar en la solución de los problemas comunes con una visión inclusiva. En mi casa se solía explicar así: donde comen tres, comen 4 y hasta más…

 

Durante un cuarto de siglo el debate político sobre las finanzas públicas estuvo focalizado en el déficit fiscal y el endeudamiento, tal como vimos en la turbulencia fiscal y el plan de austeridad de mediados de la década de 1990. Desde entonces los halcones guardianes del déficit han sobrevolado las agendas económicas en su afán por mantener el statu quo.

 

“Ya no son los 90”, dice la ministra elegida por Trudeau para comandar el barco económico en tiempos de recesión pandémica. “Ahora, para los canadienses de cierta edad, y admito que soy uno de ellos, dijo Freeland, la idea de aumentar la deuda del gobierno tiene terrores particulares, pero la realidad es que, hoy en día, el entorno económico global imperante ha cambiado por completo".

 

Freeland insistió en que es necesario mantener la calma y redefinir al déficit. El enfoque del gobierno liberal no se basa únicamente en pensar con el "corazón" o en la preocupación por los canadienses vulnerables, sino que también se basa en un "cálculo económico prudente y desapasionado", sostuvo en su primer discurso como ministra ante el Parlamento.

 

Con tono pragmático, el gobierno liderado por Trudeau no escatimará recursos para frenar el virus y sus consecuencias en la vida de los ciudadanos y las empresas. "Nuestra eventual recuperación será más rápida y completa en proporción directa a cuánto limitemos las cicatrices económicas causadas por la recesión del coronavirus", explicó su ministra.

 

Se prevé que apenas se conozca el rumbo de la economía de Norteamérica y una vez que se confirme al presidente de Estados Unidos, el equipo económico de Freeland presentará una actualización fiscal y económica y una estimación de cuánto se propone gastar el gobierno liberal en los años venideros, como parte de un plan para "reconstruir mejor y limitar el daño.”

 

La defensa del gasto del 2020, sin preocuparse demasiado por la deuda, incluirá también un recuento actualizado de cuánto han costado la pandemia y las medidas de emergencia federales hasta la fecha.

 

La recesión por la pandemia dijo Freeland, “ha sido peor que la Gran Recesión de 2008, por lo que "es lógico que necesitemos invertir más, no menos" y para garantizar que la recuperación sea "tan amplia, sólida y completa como sea posible", también será necesario realizar una "inversión dirigida y cuidadosamente pensada a una escala significativa".

 

En la crisis del 2008, el ex gobierno conservador de Stephen Harper anunció $ 30 mil millones en gastos de estímulo, equivalente a aproximadamente al dos por ciento del PIB. A Harper la oposición nunca le preguntó como haría para pagarlo, porque al igual que en mi casa, nadie le iba a negar a uno un plato de comida.  

 

Antes de la pandemia, Canadá tenía la relación deuda y PIB más baja del G7, de allí que el país pudo rápidamente acomodar la ayuda a sus ciudadanos ante la pérdida de empleos. El informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) mostró que Canadá entró este año con uno de los déficits más pequeños entre sus pares (solo Alemania tenía superávit). Aún tras 8 meses de crisis se proyecta que Canadá tendrá déficits más pequeños en el futuro que el Reino Unido de Boris Johnson.

 

Esto explica que pese a las ruidosas críticas en el Parlamento del diputado conservador Pierre Poilievre, un seguidor de las políticas de Margaret Thatcher durante la decáda del 80, los principales bancos canadienses y el FMI estén a favor de un mayor gasto con tasas de interés bajas. De hecho, los intereses de los bancos para la toma de créditos están en mínimos históricos y los costos de endeudamiento del gobierno se encuentran actualmente en su nivel más bajo en un siglo.

 

La buena noticia es que este escenario de bajos intereses se mantendría por los próximos tres años, según lo anticipó el director del Banco Central de Canada, Tiff Macklem, ya que la recuperación de esta crisis será cuanto menos lenta y marcada por una deflación.

Mientras el 2008 vio perderse medio millón de empleos, la actual crisis arrasaría con un millón de puestos de trabajo para cuando haya terminado, y muchos de esos trabajos probablemente nunca más existirán.

 

El reemplazo de esos puestos requerirá de nuevas inversiones y de la creación de nuevos sectores motores de economía, como la generación de energías sustentables de bajo costo y la producción de nuevas materias primas que reinventen el modo de producción que conocemos hasta ahora. Ese cambio estructural no se podrá realizar sin un liderazgo.

 

Tras las elecciones del poderoso país vecino del sur ( 1 ), el debate político y económico en Canadá entre liberales y conservadores será si el gobierno de Trudeau y Freeland podrá seguir adelante con este plan y demostrar que han actuado con la debida responsabilidad frente a los hechos del 2020, algo que la oposición no ha podido desmentir aún en todos sus escandalosos intentos.

 

Sin embargo, el cambio más importante por verse debiera suceder en la mentalidad de los canadienses, acostumbrados a pensar en el déficit como una mala praxis. Ello implicará, en primer lugar, aceptar que no necesariamente todas las recetas de los 90 son aplicables un cuarto de siglo después y resignificar los efectos de la pandemia como oportunidades concretas no sólo de cambiar las fichas del juego, sino el tablero.


Nota:  

( 1 )    Al cierre de esta edición en Estados Unidos, siete estados aún cuentan votos: Wisconsin, Nevada, Arizona, Michigan, Pennsylvania, Georgia y Carolina del Norte.