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Boletin 31. Noviembre 6, 2020

Los vulnerables son la prioridad

por Rodrigo Briones

El sábado pasado mientras preparaba este artículo, llegó a mi buzón de correos electrónicos un video de un astrólogo, un tema que nunca sigo pues la astrología no está dentro de mis prioridades. Como el mensaje venía de alguien que respeto lo escuché con atención, pensando entender el sentido del envío.  Saqué como conclusión que la Luna llena de fin de octubre, por la influencia de tres planetas, daba comienzo a una serie de eventos que vendrían a dar vueltas todo lo que sabemos.

 

Más interesado en los hechos de la realidad que en la influencia de los astros, me enfrasqué en un artículo que daba cuenta que ha habido una fuerte coincidencia entre tres de aquellos poderes que pueden marcar la diferencia en cómo COVID hace estragos en Canadá.

 

El ministro de finanzas, el director del Banco de Canadá y el director de salud pública del país están de acuerdo: nuestra capacidad para sofocar la pandemia y reactivar la economía depende en gran medida de nuestra capacidad para proteger y apoyar a los canadienses de bajos ingresos. Especialmente mujeres y minorías raciales. Es decir, los sectores más vulnerables. ( 1 )

 

De los tres funcionarios, quien fue directo al tema fue la directora de salud pública de Canadá, Theresa Tam, quien “ha señalado repetidamente la evidencia de que el COVID-19 está enfermando y está cobrando la vida de más personas en vecindarios de bajos ingresos y abarrotados. Está matando a un número desproporcionadamente alto de personas de color. La pobreza, la vivienda y la raza están determinando la trayectoria del virus”.

 

Desde la visión económica, Tiff Macklem, máxima autoridad del Banco Central dijo que “para que se produzca una recuperación los consumidores deben gastar mucho más. Y eso significa que los trabajadores con salarios bajos, que se han visto más afectados, y durante más tiempo por los cierres, deben poder volver a sus puestos de trabajo”.

Igualmente, la ministra de finanzas, Chrystia Freeland, está profundamente preocupada por el daño que le está causando a la economía la pérdida de empleo, sobre todo a las mujeres con hijos, jóvenes y familias necesitadas, ya que “cuantas más cicatrices, más difícil y lenta será la recuperación”, afirmó.

 

La conjunción de ideas convergentes, ya no de tres planetas, sino de tres referentes centrales de la vida de nuestro país puso en mi panel de control una luz roja de alarma, ya que los vulnerables y la pandemia siguen siendo para mí una preocupación central y en particular los hogares de cuidado a largo plazo (LTCH).

 

Un análisis de datos de las infracciones más graves a la legislación de seguridad en los hogares de cuidado a largo plazo de Ontario revela que seis de cada siete hogares de cuidados son infractores reincidentes y que prácticamente no hay consecuencias para los hogares que infringen esa ley repetidas veces. (2)

 

El programa de CBC “Marketplace” revisó 10,000 informes de inspección y encontró más de 30,000 "avisos escritos" o violaciones a la ley que regula estas instituciones entre 2015 y 2019 inclusive. Recordemos que la “LTCH Act” establece los estándares mínimos de seguridad que deben cumplir todos los hogares de ancianos de Ontario. ( 3 )

 

El análisis reveló un total de 21 códigos de violación de las infracciones más graves o peligrosas, que incluyen abuso, control inadecuado de infecciones, almacenamiento inseguro de medicamentos, hidratación inadecuada y cuidado deficiente de la piel y las heridas, entre otros. Además, encontró que el 85 por ciento eran reincidentes (538 de los 632 LTCH de Ontario).

 

Según Jane Meadus, abogada del Advocacy Center for the Elderly (ACE), la gran cantidad de incidentes repetidos muestra que el incumplimiento de la ley se ha normalizado dentro de los hogares de ancianos.

 

La mayoría de los hogares no han tenido que enfrentar ninguna multa o penalidad por incumplimiento de la ley. Sólo dos casas de retiro en Ontario han sido cerradas en la última década por no cumplir repetidamente con los estándares de seguridad. Otras sanciones disponibles para el ministerio parecen ser ineficaces para prevenir futuras reincidencias.

 

En su discurso del trono en octubre, el gobierno federal prometió trabajar con las provincias y territorios para establecer un estándar nacional de atención para la atención a largo plazo y así enmendar el Código Penal para "penalizar explícitamente a quienes descuidan a las personas mayores bajo su cuidado".

 

La Comisión COVID-19 de Cuidado a Largo Plazo de Ontario dijo que “hemos escuchado que los hogares de cuidado a largo plazo fueron olvidados en los planes provinciales iniciales para controlar la propagación del COVID-19, hasta que los residentes comenzaron a morir, y suplicamos que esto no se repita cuando termine esta crisis… que el gobierno provincial no demore en solucionar la escasez crítica de personal.

 

Entre las recomendaciones de la comisión se exige que la provincia actúe rápidamente para agregar más personal en los hogares. “No es necesario seguir estudiando el estudio. Lo que se requiere es una implementación oportuna” de las soluciones concretas. (4)

Los defensores y críticos sostienen que los problemas están perfectamente documentados y requieren de una acción urgente para evitar que se repita en la atención a largo plazo, lo ocurrido en la primera ola de la pandemia.

 

Más de 1.900 residentes de cuidados a largo plazo han muerto de COVID-19 desde que comenzó la pandemia en Ontario. Tres cuartas partes de todas las muertes en Ontario durante la primera ola se produjeron en estas residencias. Sopesando la crudeza de la segunda ola no hace falta mirar a los astros para anticipar el futuro.