Quizá porque soy amante de la naturaleza y admiro sus maravillas es que siempre estoy escribiendo sobre pájaros o animales terrestres. En este número también los alados son el tema principal. Pero antes de empezar, en ocasiones anteriores he mencionado que quería al jubilarme convertirme en “Bird Watcher” (Observador de Pájaros). Ahora que es el momento, me he dado cuenta en los libros que he leído y continúo leyendo sobre el tema, que ese es un pasatiempo de noche y día, y bastante costoso. Para comenzar, se necesita tener un vehículo para trasladarse rápidamente al lugar donde se ha visto tal o cual pájaro, además del equipo especial necesario. Ante esta realidad cabe preguntarse: ¿Quién tendrá el ‘billete’ y el tiempo para sostener esta entretención? Yo no los tengo. Entonces, lo que me queda es conformarme con aprender de ellos en los libros, y poder admirar a los que habitan en mi burbuja vecinal.
Palomas y gaviotas compartiendo sándwiches
Aunque la pandemia ha traído apuros económicos a muchas personas y los precios de productos de primera necesidad han subido exponencialmente, las ventas de comida rápida en el centro comercial de Jane y Finch, esto parece no afectarles, de acuerdo con lo que puede observarse por la forma que botan sándwiches que no han sido vendidos.
Cuando paso por allí, de vez en cuando, intercambio con el encargado de la limpieza del centro comercial el “buenos días, y ¿cómo está?”. El estaba vaciando una bolsa de basura y haciendo un montoncito de unos paquetitos.
Después del saludo, me dice: “Mire que desperdicio. Toda esta comida que no vendieron ayer la echan en la basura¨. Y acto seguido, dirige su mirada a los cientos de palomas, posadas en los alambres entre poste y poste de las líneas eléctricas, que corren de sur a norte en la calle Jane, y a las docenas de gaviotas, acechando desde la reguera del lugar de comida rápida de donde provenían los sándwiches. A su lado, tenía un contenedor vacío y allí procedió a depositar los que iba desenvolviendo mientras hacía migajas de la comida. Una vez terminada esta tarea tomó el contenedor y lo fue a vaciar, a un lugar apartado del área, desperdigando las migajas ampliamente. De pronto, en un movimiento al unísono palomas y gaviotas volaron como un solo cuerpo con cientos de alas al lugar.
El ruido de las alas sonaba como un viento fuerte. ¡Y allí comenzó el festín! Aunque había suficiente para todas, palomas y gaviotas engullían tan rápido como podían. El banquete duró unos minutos y tan pronto se acabo la comida, así de rápido como descendieron, volaron unas a los alambres, las otras a las regueras. Por nuestro lado, el trabajador y yo agarramos cada uno nuestro camino. El, continuando con su faena diaria, y yo a mi casa a escribir estos retazos. Al final, la comida tuvo un uso adecuado y no terminó en el botadero de basura.
El halcón y su desayuno
Uno de estos viernes, como a las ocho de la mañana, venía de hacer las compras de la semana y una bandada de palomas, de cierto edificio, volaba en forma agitada de un lado para otro. En mi vecindario cada edificio tiene su propia población de estos bichos alados. El mío tiene sus propias aves. Les llamo ¨bichos¨, porque más que graciosos son dañinos. Su guano destruye los balcones o las estructuras metálicas. A menudo, se ve esto en lo oxidado y mohoso, una fealdad común en el área.
Pero regresando al agitado volar de cientos de palomas que llamó mi atención, decidí parar mi camino para observar lo que pasaba. En unos minutos pude darme cuenta de qué se trataba toda la conmoción: un halcón, volando magistralmente, llevaba en sus talones el inerte cuerpo de una de estas aves. “Allí lleva su desayuno,” pensé. Lo educativo de esto es que una vez ido el ‘peligro’ del predador llevando su presa, la bandada de palomas, gradualmente y como si nada hubiera pasado, se fue posando en la reguera del edificio.
Castigan a 'El cigüeña'
Antes de escribir este retazo, quiero aclarar que lo único relacionado a los pájaros es el sobrenombre del personaje principal de la historia. Un día de estos, pasando por el murito frente al supermercado del centro comercial de Jane y Finch me encontré con ‘Pancho’ (no su propio alias), uno de los asiduos participantes del grupo de hombres de Centroamérica y Sudamérica que se congregan allí. Pancho, aunque no es miembro de las pandillas, era un allegado que los muchachos permitían que ‘vacilara’( 1 ) con ellos. “Don Luis, ¿qué ondas?”, me dice. ¨Bien Pancho, ¿y vos? y ¿qué pasa con los demás muchachos que se reúnen aquí? ¨, le pregunto.
Pancho me cuenta que no se están reuniendo porque 'El Cigüeña' estuvo en una fiesta de cumpleaños y no se tomaron las precauciones necesarias. “Allí estuvo un bato que le apodan ‘Suspiros’ y hemos sabido que ha salido positivo con el COVID y por eso lo castigamos. Que no venga por lo menos dos semanas, pero tienen miedo de que él se aparezca y por eso no nos reunimos¨. ¨Pero antes de tomar la decisión lo regañamos y le dijimos que si fueran aquellos tiempos le daríamos ‘el descontón’ ( 2 ) (lluvia de golpes con los puños) o lo hiciéramos pasar ´el túnel´( 3 ), por habernos puesto en peligro. Que se considerara dichoso. Pero ‘el man’ ( 4 ) es bien apreciado por todos,” concluyó Pancho. En conclusión, ´El Cigüeña´ se salvó de probar de nuevo la medicina de cuando él fue iniciado en su ‘gang’, a principios de los 90. Con seguridad aprenderá la lección.
Perrito perdido
Caminando un día de estos vi un nuevo aviso que me llamó profundamente la atención. El letrero en rojo con tres palabras, en lo que se llama negritas y coloreadas de amarillo (traducción): ¨Emergencia. Por favor ayúdenos a encontrar nuestro perro. Contáctenos lo más pronto posible. Porque al perro le dan convulsiones y se morirá si no recibe su medicina. POR FAVOR LLAMENOS¨ . Firman los nombres de dos mujeres, con dos números de teléfono. La foto de un perrito, que parece ser un diminuto chihuahua, cubierto por un trajecito color azul para perro. Lo más notable de la foto es lo frágil que se le nota y la tristeza que muestran sus ojos. Esta corta historia no quise dejar de escribirla porque con ello deseaba que las súplicas de estas dos mujeres tengan un resultado positivo y encuentren su perrito.
Una vez más dándoles las gracias por su atención a mis historias, que se originan en mi vecindario y que quise compartir con ustedes. Hasta la próxima semana.