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Boletín de información comunitaria

Consejo de Desarrollo Hispano
Boletín 42. Febrero 12, 2021

La problemática de la asistencia privada
a largo plazo

por Alejandro A. Morales

La actual pandemia del Covid-19, que ya está pronta de alcanzar un año de duración, ha generado largas discusiones acerca de los protocolos de prevención, que nos hace a todos andar necesariamente enmascarados, lavándonos las manos con mucha frecuencia, más la dolorosa experiencia de alejarnos de aquellos muy cercanos a nuestra estima, manteniendo la distancia física.

 

Al conocerse las estadísticas y saber que nuestros adultos mayores, especialmente aquellos que residen en los llamados hogares de cuidado plazo de orden privado, han sido victimizados por el virus existente llegando a más de 3,000 fallecidos, nos hace lamentar las consecuencias. 

 

Sin duda, ha sido trágico el hecho que gran parte de las víctimas han fallecido lejos del contacto de sus seres queridos, como hijos, nietos y amigos de toda una vida, que no han podido musitar siquiera las últimas palabras de un adiós, algo inherente de nuestras culturas.

 

Como hemos aseverado en previas notas de este boletín, el mayor número de decesos ha ocurrido en aquellos hogares de cuidado a largo plazo de orden privado, como lo son la mayoría de estas instituciones en la provincia de Ontario.

 

El hogar a largo plazo privado genera una ganancia para sus accionistas y, para que esto ocurra, se deben tomar medidas drásticas para incrementar el lucro obtenido, como la falta de entrenamiento del personal en tiempos de pandemia, el número de horas trabajadas, sumado al bajo nivel salarial de los trabajadores, quienes necesitan trabajar en más dos hogares con el fin de recibir un pago que cubra sus necesidades.

La existencia de estos hogares y el cuidado entregado nos obliga a mantener nuestra atención en su desarrollo y la atención que generan en diversos círculos de nuestra ciudad y país, simplemente porque son muchas ya las voces que elevan sus protestas.

El matutino de Toronto, The Star, en su página editorial de los sábados, publicó el artículo del presidente del OPSEU/SEFPO, Sindicato de Empleados de Servicios Públicos de Ontario Warren (Smokey) Thomas.

 

La pregunta generada en este debate fue: ¿Debería abolirse la asistencia privada a largo plazo? Su respuesta: Sí. Y sostiene que esta pandemia nos ha enseñado una lección de proporciones épicas, lo que es poner fin a nuestra relación tóxica con la atención privada a largo plazo con fines de lucro en Ontario, simplemente porque estos “supuestos proveedores de atención” no se preocupan por los residentes o los trabajadores de primera línea, sólo por sus accionistas corporativos.

 

Para conocidos hogares, todo se trata de ganancias, no de personas. Algunas de sus conclusiones pueden ser resumidas de la siguiente manera:

 

• La pandemia no creo la crisis, sólo sacó lo peor.

 

• Por años los trabajadores de primera línea y sus sindicatos han hecho sonar la alarma sobre las malas condiciones dentro de los centros de atención a largo plazo.

 

• Muy poco personal para brindar una atención adecuada, donde las necesidades de los adultos mayores con cada vez más complejas.

 

• Un caso relevante fue el aumento salarial para los y las PSW (Personal Support Workers). En el otoño pasado la provincia aumentaría el salario por hora de los PSW en 3 dólares, en un esfuerzo por atraer y retener al personal de primera línea a través de la segunda ola de COVID-19. A mediados de enero, más de 200 hogares no lo habían pagado.

 

• A lo anterior Thomas le llama “robo de salario”. Sin embargo, el pago de los accionistas es parte del negocio, como de costumbre.

 

• Si los proveedores de atención con fines de lucro no pueden cuidar a sus trabajadores ¿cómo pueden cuidar a los pacientes?

 

• Cuando las condiciones alcanzan el nivel de crisis, la provincia debe limpiar el desorden entregando la administración de estas casas a los hospitales de Ontario. Siempre son los contribuyentes quienes pagan las cuentas.

 

• Existe un caso, donde un hogar de atención privada con el peor brote de COVID-19 de Ontario. Habían sido acusados de docenas de órdenes de cumplimiento y avisos por escrito de violaciones de las reglas, pero no fue suficiente. Cuatro días después de que se declarara el brote, los inspectores encontraron múltiples infracciones, como compartir habitaciones entre los residentes que dieron positivo y los que no. No es de extrañar que más de 200 personas se hayan infectado y una lástima que hayan fallecido 45 personas.

 

¨No hay duda de que se necesite desarrollar más capacidad¨, dice Thomas. ¨Necesitamos más hogares y más personal para satisfacer la creciente demanda y la atención de calidad, la responsabilidad y la transparencia son lo más importante. Necesitamos además construir hogares que sean financiados con fondos públicos, operados y abiertos a la supervisión e inspección pública¨.

¨Será costoso y requerirá una inversión. Y si, también será complicado. Necesitamos un plan sólido a largo plazo porque de él dependen vidas¨.

“Invirtamos inteligentemente construyendo más capacidad en nuestro sistema de salud pública, para que podamos prevenir una crisis mayor y costos aún mayores en el futuro. Se lo debemos a los que hemos perdido”, concluye Thomas.