Línea Uno CDH

Boletín de información comunitaria

Consejo de Desarrollo Hispano
Boletín 47. Marzo 26, 2021

Viñetas 47

por Luis Carrillos

Amigas y amigos, llegando una vez más a ustedes con estas cortas historias que serán sobre aventuras relacionadas al transporte público y su efecto en nuestras vidas.

 

El dolor de salir de compras con 11 grados bajo cero

 

El viernes de cada semana es mi día de ir al supermercado para hacer mis compras semanales de comestibles. Uno de esos viernes a finales de febrero, que veníamos saliendo de una nevada y helada extrema, aún había hielo en las calles y aceras, lo que hacía que el caminar fuera un esfuerzo riesgoso y peligroso. Un ‘sentón’ era una posibilidad real con consecuencias serias a la salud. Esto además de lo mordiente del frio. Sin embargo, la necesidad de hacer ese mandado era el motivo a salir de lo tibiecito del apartamento a lo helado y liso de la intemperie en el camino. El frio extremo y las aceras congeladas pueden ser un disuasivo para cualquiera. 

 

Razones a pesar de

 

Fue antes de las siete de la mañana. El supermercado donde yo hago mis compras dedica la hora de las siete AM a los adultos mayores para que puedan hacer estas diligencias y así evitar las colas tanto para entrar al establecimiento como para pagar en la caja y las aglomeraciones en los pasillos. Yo, siendo uno de ellos tomo esa ventaja, aunque este día iba como decimos en mi tierra: “a regañadientes.” 

 

Alivio

 

Al salir de mi edificio dispuesto a esa ‘odisea,’ que es como puedo describir esa caminada de veinte minutos, vi el reflejo de las luces azules distintivas del bus del transporte público y eso cambio mi ánimo. De pronto la tarea no pareció tan difícil, pues no tendría que caminar en ese frío y sobre ese hielo, y me dispuse a abordar el bus. 

 

Conductor jovial

 

“Happy  Friday “-Feliz Viernes- se me adelanta el conductor del bus antes de que yo le diga mis buenos días, como muchos de nosotros acostumbramos hacerlo. “Are you ready for a balmy weekend ?, ¿Estas listo para un fin de semana cálido-?, me pregunta. “Se está anunciando un buen clima, eso sí que hay que ponerse ropa impermeable, la nieve se derrite. Los carros te van a bañar.”  La amabilidad y jovialidad de este motorista hace sentir bien a pasajeros. Aunque uno vaya serio, tenso, o desganado, el “buenos días” con una sonrisa visible en sus ojos, le hace a uno relajarse.

 

Interacción 

 

La acción de este motorista abre la oportunidad para que entre los pasajeros se inicie conversación ya sea al interior del bus como al bajarse, como es el caso de una señora que dice ser de Nigeria y que trabaja como asistente de maestra en una escuela primaria del área, que deja el bus en la misma parada que yo. Yo en mi camino al supermercado y ella hacia su trabajo. “El es una persona alegre,” dice ella iniciando la interacción que el siguiente viernes continuó con el mismo motorista después de su saludo a cada pasajera/o que abordaba su bus, con el “Pase un buen fin de semana” al despedirse cuando uno se bajaba.   “Usted hace sus compras todos los viernes?” reinicia la señora preguntándome. “Si. ¿Y usted va a su trabajo?” Le pregunto. “Sí …” Y así continuó la conversación. No sin antes terminar con unos minutos de intercambio que “No todos los motoristas tienen ese espíritu, otros ni siquiera contestan el saludo. A menudo las mujeres conductoras son más amables que los hombres…” 

 

En finalizar esta pequeña historia, ya que la mayoría de los pasajeros que viajamos en el bus somos de diferentes culturas: africanas, asiáticas, surasiáticas, latino/hispanos, europeos, etc. quiero traer a cuenta el mensaje de uno de los rótulos de la galería en el centro comercial que en viñetas anteriores se mencionan, pues siento que es apropiado dada la acción amigable del motorista: ¨It is not our differences that divide us. It is our inability to recognize, accept and celebrate those differences¨, de Audbre Lorden - "No son nuestras diferencias las que nos dividen. Es nuestra incapacidad para reconocer, aceptar y celebrar esas diferencias".

 

Otra historia

 

La historia anterior se origina en mi burbuja y las dinámicas que esta conlleva entre sus pobladores en diferentes aspectos de la vida diaria. Esta tiene lugar en el lado Este de la ciudad o en el otro extremo. Sucede en el viaje anual que hago donde mi estimado Don Gabo, para trabajar en mi declaración de impuestos. Para llegar donde él tengo que tomar tres líneas de tren y un autobús. La próxima narrativa se dio en el bus.

 

En esta ocasión, varias personas esperábamos por el bus en la estación, y como suele suceder cuando este llegó se dio la carrera de ver quien se sube primero ganando siempre personas jóvenes y ágiles. Eso me sucedió cuando un hombre como de unos treinta años se me adelanta y entra primero pero que no avanzaba, me moví para ver que sucedía. Era el motorista del bus exigiendo mascarilla al hombre que no llevaba una puesta. Aunque si llevaba un paquete en la mano el cual por lo que parecía estaba sellado.  “Hey buddy, what happens with your mask.” -Hey amigo, que pasa con tu mascarilla- le dice haciendo gesto circular con la mano derecha sobre su nariz, boca y quijada.   

 

I have it here.” -Aquí la tengo- le responde airadamente caminando hacia el interior del vehículo.

 

The mask is to wear it, not to carry it in the package. -La mascarilla es para ponérsela, no para llevarla en el paquete- concluye el motorista en voz baja. Sólo quienes estábamos hacia el frente pudimos oír.

 

El hombre, después de cómodamente sentarse en uno de los asientos de atrás, abrió el paquete tomándose su tiempo para sacar una mascarilla y ponérsela. Todo esto mientras barría desafiantemente con la vista el interior por si alguien demostraba censura a su comportamiento. Afortunadamente nadie lo hizo. Sin embargo pudo observarse las miradas de alivio especialmente de los adultos mayores incluyéndome yo cuando él ya tenía su mascarilla puesta.

 

Cuando llegamos al lugar donde está la parada que yo me bajaría, me acerqué a la puerta de enfrente, y al bajarme le digo al motorista: “Muchas gracias por mantenerse vigilante en la protección de nosotros sus pasajeros. Su llamada de atención al hombre fue de mucho agrado.” “It was good. ¿Ha?” -Estuvo bien. ¿Verdad?, Me dice sonriendo acompañado de un gesto con el pulgar hacia arriba. “Sí” le digo, asintiendo con la cabeza y deseándole buen día antes de bajarme. 

 

Concluyendo, este motorista estaba recordándole al pasajero sobre la ordenanza que “mascarillas o cubre caras son mandatorios cuando se está viajando en (vehículos de) la TTC…” Comisión de Tránsito de Toronto.

 

Inconveniencias

 

Sorry… Out of service -Lo sentimos… fuera de servicio

 

Aviso odioso para docenas y docenas de personas que esperamos cerca de media hora para abordar el bus 36 a,b, d, o f en la estación Jane and Finch  del tren subterráneo del sábado 20 de marzo, incluyendo El Coco y yo. Digo ‘odioso’ porque con desaliento veíamos llegar buses al paradero con cualquiera de ese 36, cuando de pronto el rótulo de la ruta cambiaba al “Sorry… out of service” -Lo sentimos… fuera de servicio- trayendo con esto una queja colectiva, manifestada en diferentes formas y expresiones en lenguaje oral y corporal.  

 

“Yo creo que a estos motoristas les duele el trasero y por eso quieren tomarse tiempo para descansar, por eso ponen el bus fuera de servicio” dijo un hombre joven con acento centroamericano. “Yo tengo que ir a dar de comer a mis hijos” decía una señora que cargaba una pizza en su caja. El aroma era contagioso, especialmente para aquellos que no habíamos almorzado.  “Mamá, yo quiero ir al baño” decía un niño por allá. La aglomeración era tal que El Coco hizo el comentario de que “así es difícil mantener la distancia.” Para este momento había unas cuarenta personas esperando, felizmente todas y todos con mascarillas, incluyendo los menores de edad. Frente a nosotros seis buses parqueados   mostrándonos -Lo Sentimos… Fuera de Servicio-. “Que injusticia.” Dijo una mujer mayor con una andadera. “Amen,” pensé yo.