Línea Uno CDH

Boletín de información comunitaria

Consejo de Desarrollo Hispano
Boletín 49. April 9, 2021

Espejito, espejito…

por Alejandro A. Morales

En tiempos de pre-pandemia en nuestra ciudad solía verse una cartelera que cambiaba de números cada semana. En una ocasión, un amigo puntualizó al verle: “Zoom: Es una aplicación para reuniones de video”.

 

Luego, con la triste llegada del coronavirus la popularidad de Zoom creció exponencialmente y, en pocos meses, las universidades, escuelas y otras organizaciones comenzaron a usarlo a diario, una vez que los confinamientos se hicieron rutinarios en nuestras comunidades.

 

Además de la educación virtual, la necesidad de comunicarnos con nuestros familiares dentro y fuera del país creó una creciente familiaridad con el sistema, sus frecuentes interrupciones y sus invitaciones a usar la palabra con nuestras ideas y saludos.

 

Inicialmente, tratábamos de no mirarnos a nosotros mismos y asustarnos cuando vislumbrábamos nuestros rostros arrugados en reposo. Lo peor era probablemente toda la extraña compensación excesiva que hacíamos por no estar en persona.

 

De acuerdo con la revista Psychology Today, la “fatiga del Zoom es el término usado para describir el cansancio, la ansiedad o temor, resultando del excesivo uso de las plataformas virtuales”. La investigación ha demostrado que un componente clave de la fatiga mental es una evaluación inconsciente del costo frente a la recompensa. Las interacciones cara a cara, por ejemplo, están estrechamente asociadas con nuestros circuitos de recompensa, ya que las interacciones positivas liberan una sustancia química llamada oxitocina que nos hace sentir más unidos, confiados y sociables.

 

El video, por otro lado, no produce tanta actividad en las regiones del cerebro ligadas a la recompensa. Parte de eso se debe a que, con el video, se pierden muchas de las señales no verbales tan esenciales para la comunicación y, por lo tanto, se trabaja más duro para recopilar pistas emocionales y obtener una respuesta adecuada.

 

También existe la falta de una mirada mutua directa. El contacto visual se ha relacionado con una mejor conexión, respuestas más rápidas y una mayor simpatía. Todo eso para decir que las interacciones virtuales, los esfuerzos cognitivos a menudo superan con creces las recompensas, dejándonos frustrados y agotados.

 

Pero esa no es la única razón por la que Zoom es negativo para nuestra moral. También nos hace sentir, y esto puede parecer vano, hay que decirlo, realmente bastante feos. Los dermatólogos han acuñado un término para esto. Se llama "dismorfia de Zoom".

 

El Dr. Shadi Kourosh, que enseña en la Facultad de Medicina de Harvard, fue coautor de un artículo completo en una revista al respecto con algunos colegas del Hospital General de Massachusetts. Los dermatólogos se preguntaron cómo este nuevo fenómeno de que las personas se vean a sí mismas en Zoom todo el tiempo estaba afectando al mundo de la medicina estética.

 

"Esto inicialmente nos sorprendió porque pensamos que hay muchas otras cosas por las que la gente tiene que preocuparse, pero en realidad, su apariencia se ha convertido cada vez más en una preocupación", dijo Kourosh, con bastante razón, sobre Zoom. Y aquí está el truco: más del 85 por ciento de los dermatólogos dijeron que los pacientes citaban las videoconferencias como una de las principales razones por las que buscaban un procedimiento cosmético.

 

"Realmente está sucediendo", dice Kourosh. "Analizamos esto y encontramos estudios de investigación y evidencia que explican cómo las cámaras frontales distorsionan las proporciones faciales".

 

“Nos vemos a nosotros mismos con mucha más frecuencia, durante períodos de tiempo más largos y desde ángulos extraños, con tecnología que distorsiona nuestra apariencia”.

 

Parece que vernos obligados a confrontar constantemente nuestra reacción, nos ha hecho más cohibidos, pero si se siente que uno se ve peor en Zoom que en un espejo, no nos equivoquemos.

 

En sus investigaciones, Kourosh y sus colegas encontraron que los principales objetivos de las personas en la búsqueda de mejoras cosméticas eran hacer su nariz más pequeña y sus ojos más grandes. Tiene mucho sentido cuando se considera cómo las cámaras frontales modifican nuestra apariencia, es decir, hacen que las cosas más cercanas a la lente, como nuestra nariz, parezcan más grandes y las que están más lejos, como nuestros ojos, más pequeñas.

 

Como era de esperar, la asociación más grande del mundo de cirujanos plásticos faciales, la Academia Estadounidense de Cirugía Plástica y Reconstructiva Facial, informó de un aumento en la demanda de los pacientes el año pasado, particularmente para tratamientos de rinoplastia, estiramiento facial, estiramiento de ojos o cuello.

 

El describir la dismorfias causadas por Zoom en nuestros estudios de investigación, es poder asegurarnos de que dermatólogos inescrupulosos no se aprovechen de esta nueva vulnerabilidad virtual y para que los cirujanos plásticos sean conscientes de esta tendencia y estén mejor preparados para explicarla a sus potenciales pacientes.

 

Hay algunos ajustes que pueden ayudar, pero lo más importante es no ser tan duros con nosotros mismos y aceptarnos con compasión. Las videollamadas no sólo no son un reflejo preciso de la realidad, sino que tampoco nos ofrecen la misma tranquilidad y apoyo que sentimos al interactuar con nuestros seres queridos en persona.

 

Por otra parte, digno de analizar en profundidad es la educación virtual ofrecida a través de Zoom en las organizaciones educacionales, como es el caso de las universidades, además de escuelas secundarias. Al contrario de la educación presencial, el actual sistema forzado por la pandemia ofrece horas y horas de educación virtual que obliga a los educandos a permanecer pegados al computador por largos períodos, neutralizando así la mínima actividad física necesaria para también disminuir el estrés y la ansiedad. Sin embargo, una esperada vuelta a la normalidad podría utilizar algunos aspectos positivos de esta, cada vez más conocida, herramienta de comunicación.