Línea Uno CDH

Boletín de información comunitaria

Consejo de Desarrollo Hispano
Boletín 50. April 20, 2021

Un fenómeno de dos latitudes

por Alejandro A. Morales

Hace ya más de un año, me encontré por razones obvias con dos palabras que me forzaron a indagar su significado. Las conocía, sin duda, pero los años me obligaban a desconfiar de mi frágil memoria. Una de ellas: epidemia. La que me traía recuerdos de un suceso inesperado del año 1958 conocida como epidemia de influenza.

 

La segunda de ellas: pandemia. Después de algún esfuerzo me vino claramente a la memoria el comienzo de un gran film de Ingmar Bergman, uno de los grandes cinematógrafos del siglo veinte. En su film El Séptimo Sello el actor Max Von Sidow personifica el caballero Antonious Block, quien regresa a Suecia de las Cruzadas en tiempos de pandemia, la Peste Bubónica.

 

Para ahondar un poco más en un ejemplo real del término, evocamos la gran pandemia de 1918 a fines de la primera guerra mundial. La tétrica mal nombrada Fiebre Española, que dejó millones de muertos.

 

Aun así, esta nueva ola de contagios, con noticias que llegaban de China nos hacía dudar de su potencia ya que estábamos en un nuevo milenio. La medicina mundial había hecho enormes avances. Lo había demostrado con la presencia del SARS el año 2003, la que, si bien creó niveles de preocupación, no llegó a un estado de pánico.

Y como el mundo actual está conectado con viajes aéreos de largas distancias, este nuevo virus ya denominado “COVID-19”, comenzó a viajar también en los cuerpos y pertenencias de los viajeros en estos albores de una pandemia. Lentamente nuestra falta de conocimiento e ingenuidad se comenzaron a desvanecer. Los medios informativos comenzaron a realizar lo acostumbrado en estos casos. Llenaron nuestras vidas con noticias preocupantes, especialmente aquellas que hablaban de la rapidez con la que operaba el contagio.

 

Ya con el virus aumentando su capacidad de contagio teníamos las primeras recomendaciones de precaución. Todavía perdura la necesidad de usar mascarilla, distancia física y lavado frecuente de manos para disminuir o escapar del contagio. En esos primeros días en un tranvía vi a un padre con sus dos hijos menores protegidos por sendas mascarillas. Mi débil corazón se encogió. La cosa iba en serio.

En ese momento comencé a entender que este fenómeno tenía dos latitudes. Una de ellas interna. Cómo yo y los míos se deberían proteger de la infección. La otra externa, mi edificio de adultos mayores; nuestra gente de habla hispana y toda la humanidad local, nacional y mundial.

 

Durante estos primeros días y semanas comencé a intercambiar información y opiniones con amigos y colegas de mi comunidad. Casi todos manifestaban gran preocupación hacia la amenazante propagación del coronavirus. En nuestro territorio, en el mundo y sus rincones, especialmente donde se encontraban nuestros seres queridos.

En nuestras mentes estaba ese conglomerado de familias e individuos de nuestra propia comunidad de habla hispana. Cómo hacerles llegar que lo que estaba sucediendo era bastante serio, especialmente para aquellos en situaciones de vulnerabilidad por situaciones de salud y edad.

 

Participé en conversaciones con sabios y dedicados individuos que siempre habían entregado gran parte de su trabajo a los esfuerzos de mejorar las condiciones de los nuestros. Discutimos las posibles opciones para entregar clara y válida información de cómo hacer frente al contagio que se avecinaba de varias maneras.

 

Con el respaldo del Consejo de Desarrollo Hispano, dicha información tendría un carácter especial que la haría amena. Al mismo tiempo con la capacidad de inducir a quienes la leyeran a tomar pasos significativos en dirección de una adecuada protección que incluyera su familia y entorno. Como resultado de nuestras conversaciones con otras personas interesadas en ayudar nuestra gente, surgió la idea de un boletín de habla hispana.  Que con frecuencia semanal estuviese poniendo al día a sus lectores sobre la pandemia que parecía complicarse cada día más.

 

Comenzó tímidamente con las contribuciones de un puñado de personas involucradas directa o indirectamente con nuestra comunidad. El número uno le llegó a un grupo variado vía internet. De ahí en adelante el panel de los primeros participantes comenzó a reunirse dos veces por semana. Virtualmente y vía zoom generando una rica discusión de cómo mejorar la edición semanal del boletín.

 

Así esta iniciativa comenzó a crecer incluyendo artículos, reflexiones y viñetas que reflejaban sin duda el esfuerzo comunitario de informar y proteger nuestra gente. Las estadísticas sobre el virus nos agobiaron incansablemente. Fueron progresivamente descartando nuestra ingenuidad inicial, por lo que se debió trabajar con mayor profundidad en cada edición semanal.

 

En forma gradual y ocasional se nos unieron algunos miembros de la comunidad hispana que contribuyeron con notas y reflexiones. Lo que estas personas conocían de nuestra gente. También noticias venidas de otros países que nos informaban y alentaban a continuar nuestra tarea. Se incluyó información proveída por organizaciones hermanas que desarrollaban encuentros virtuales o encuestas midiendo el estado de los nuestros en su trabajo para lidiar con el coronavirus.

 

Pero, no todo era placentero. Nos tocó enfrentar la negatividad sistémica de un gobierno provincial que produjo la muerte de un gran número de adultos mayores residentes de hogares de cuidado a largo plazo. Esta situación fue denunciada en reportes de aquellos llamados a intervenir por el gobierno federal. Un escenario que aún subsiste en la distribución de las muy esperadas vacunas adquiridas por Ottawa. En la elección de quienes la recibirían se ha ignorado segmentos de los trabajadores esenciales y de primera línea.

 

Así llegamos al boletín número 50 transitando este derrotero informativo y de solidaridad con individuos y organizaciones.  Este esfuerzo de hacer una herramienta útil a la comunidad hoy nos enorgullece. Genera también un compromiso que nos insta a continuar aportando información adecuada, local y pertinente que nos permita lidiar con esta pandemia hasta que logremos encontrar una respuesta positiva para todos.