Línea Uno CDH

Boletín de información comunitaria

Consejo de Desarrollo Hispano
Boletín 51. Mayo 7, 2021

La información y la libertad de prensa

por Rodrigo Briones

 

En 1991 los periodistas de países africanos se reunieron en Namibia para discutir las condiciones de trabajo. Los periodistas dejan mucho cada día para ejercer su profesión, algo que se ha llamado históricamente “libertad de prensa”.

Recordemos que esta libertad ha estado unida a la propiedad de la bendita maquina que originalmente prensaba una matriz de texto sobre una hoja de papel.

Entonces que ya no es muy libre, que digamos, Depende de quien tenga el dinero para comprar la maquina. Que a partir de allí empieza a clamar por su derecho a difundir la información.  Aunque la información sea la función más destacada, la prensa posee, como todo medio de comunicación, las funciones de informar, educar, entretener. Pero también persuadir, promover y formar opinión,

 

La reunión de principios de los noventa produjo su efecto. En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas, a iniciativa de los países miembros de la Unesco, proclama el 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa, con la idea de "fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática".

 

En ese momento de la historia, a los periodistas los amenazaban, los perseguían, los torturaban y los desparecían. Algunos de ellos aparecían muertos. A muchos de ellos todavía sus familias los están buscando. No es que fuera una novedad, aquel dicho de “maten al mensajero”, nunca ha sido más evidente que en el caso de los periodistas.

Durante mas de treinta años se ha venido utilizando el día 3 de mayo para poner de manifiesto esta durísima realidad.

 

Este año la perspectiva de la conmemoración tiene otro cariz, ya dijimos, todo cambia. El tema del Día Mundial de la Libertad de Prensa de este año es "La información como bien público". El énfasis está puesto en la importancia de valorar la información como bien público. Como un derecho de todos los ciudadanos. No sólo de los propietarios de los medios, ni tampoco de las plumas estrellas que escriben, ni las voces engoladas que nos gritan y susurran en la radio, ni las caras bonitas de la tele.

 

Desde Naciones Unidas se esta haciendo énfasis en la necesidad de que todos participamos en el proceso de la información. No está solamente en manos de los dueños de las máquinas y los medios de comunicación. Pero tampoco en los profesionales que canalizan el hecho informativo. Se trata de explorar lo que se puede hacer en la producción, distribución y recepción de contenidos. “De esta forma se busca fortalecer el periodismo y avanzar en la transparencia y el empoderamiento sin dejar a nadie atrás. El tema es urgente para todos los países del mundo y reconoce el cambiante sistema de comunicaciones que incide en nuestra salud, los derechos humanos, las democracias y el desarrollo sostenible”. Esta afirmación de la UNESCO, podríamos hacerla propia todos nosotros, inmersos como estamos en un mundo de información basado en los medios sociales.

 

Desde la expansión del internet hemos venido asistiendo a profundos cambios. En saltos cada vez más rápidos y escenarios algunos impensados. Ahora vivimos en el mundo de la conectividad, de la velocidad de transmisión de datos del 5G. Cada uno de nosotros tiene una cámara en la mano para filmar un linchamiento en la noche o la rodilla de un policía en la nuca de un ciudadano.

En esta realidad virtual están muy cerca la plaza de Tiananmen y la de Tlatelolco. La primavera puede durar dos años y llevarse puesto a los gobiernos del norte de África por una razón o por otra.

Ahora tenemos la ilusión de que la información está a la mano de cada uno de nosotros. Por tanto, somos más libres. Entonces alguien vino a decirnos que las noticias tienen otra explicación. Que la multitud que vitoreó a Obama es menor que la que aplaudió a su sucesor. Y que, en el sótano de una pizzería en Washington DC, los líderes del Partido Demócrata sodomizan niños. Y hay una multitud creciente que lo cree.

 

Hasta que supimos de la existencia de los “trol”. En la jerga de Internet, un trol describe a una persona con identidad desconocida que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad “on line”.

 

Pueden ser un foro de discusión, una sala de chat, comentarios de un blog o una frase en Facebook. La principal intención es de molestar o provocar una respuesta emocional negativa en los usuarios y lectores. Generar una polémica que termina distorsionando las relaciones de una sociedad. No es casual que hoy tengamos la opinión publica de la mayoría de los países dividida, en algunos casos de manera irreconciliable. Mitad con uno, mitad con el otro. De norte a sur y de este a oeste.

 

Para terminar, la manipulación de los contenidos que vemos en nuestros sitios preferidos de visita en el internet, están determinados por máquinas que detectan lo que nos interesa y nos da siempre más de lo mismo. Ya sea esto zapatos de suela de goma o candidatos a presidente.

 

Esto no es un dato más de la realidad. En el contexto de la pandemia, la polarización se juega entre quienes cuidan y los que están en contra de las medidas de contención del contagio. Con el avance de los casos de la Covid-19, los servicios de salud están exhaustos y no alcanzan para dar atención a nadie más con ninguna emergencia. Entonces negar la enfermedad o negar la eficacia de la vacunación es jugar con la continuidad de la vida de todos.