Línea Uno CDH

Boletín de información comunitaria

Consejo de Desarrollo Hispano
Boletín 53. Junio 4, 2021

El actual desafío de enfrentarse a través de la solidaridad y cooperación internacional

por Rodrigo Briones

Photo CERN


La pandemia de covid-19 arrasa en todo el mundo dejando un saldo de mas 170 millones de personas contagiadas y casi cuatro millones de muertes.  La macabra participación de los países de Latinoamérica y el Caribe es de más de treinta millones de infectados y más de un millón de muertos.

 

Pero el impacto en la región no solo se mide en la enfermedad, sino también en las secuelas. Se estima una caída del 8,1% del PIB, superando el impacto de la crisis en la Unión Europea por solo mencionar algunas de otras economías regionales.

La pandemia ha ocasionado el cierre de 2,7 millones de negocios en latinoamericanas, es decir el 19% del total de las empresas.

 

En el ámbito del trabajo, las mujeres y las personas jóvenes están entre los colectivos más dañados. Las primeras tienen una fuerte presencia en el sector servicios en general y las segundas con trabajos más precarios.

Además, las mujeres han tenido que redoblar el tiempo de trabajo en el cuidado del hogar y de la familia, con nuevas obligaciones durante el confinamiento domiciliario.

Gran parte de los trabajos en América Latina son informales, si bien hay diferencias muy importantes entre cada uno de los países de la región.

 

La gran mayoría de países estableció instrumentos de ayuda directa a los hogares. Algunos ejemplos son el Ingreso Familiar de Emergencia en Argentina, el Bono COVID-19 de Chile, el Ingreso Solidario de Colombia, el Bono Proteger en Costa Rica o el Bono de Emergencia en Brasil.

 

La desigualdad y la pobreza han crecido fuertemente en muchos países de nuestra región. No son efectos puntuales, la sensación es que se ha desplomado todo. Este ha sido el efecto del cierre de actividades económicas, la destrucción de empleo y la reducción del comercio. Pero también la caída de la inversión y el freno en el envío de remesas, que son una fuente importante de ingresos en muchos de nuestros países.

 

Según la Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo la COVID-19 debe abordarse a través de la solidaridad y la cooperación internacional “la COVID-19 es un desafío mundial que debe abordarse a través de la solidaridad y la cooperación internacional”. Como señaló el secretario general de la ONU, António Guterres: “Estamos juntos en esto, y lo superaremos juntos”, sólo con un enfoque inclusivo que realmente no deje a nadie atrás, la región podrá superar esta crisis de magnitud y proporciones sin precedentes. La pandemia de COVID-19 ha afectado, directa o indirectamente, a millones de personas en América Latina y el Caribe, y las personas refugiadas y migrantes, especialmente las mujeres y las personas de poca edad, son algunas de las más afectadas.

 

Miles de personas han perdido sus medios de vida y ya no pueden costear sus necesidades básicas, como vivienda, alimentos y atención médica; otros no pudieron seguir pagando el alquiler y fueron desalojados.

Las mujeres, que son más propensas que los hombres a trabajar de manera informal y reciben salarios más bajos, se ven aún más afectadas. Las personas refugiadas y migrantes vulnerables se encuentran ahora en las calles, donde corren el riesgo de ser detenidas por su incapacidad de obedecer las medidas de distanciamiento físico y cumplir con las cuarentenas.

Otras están bloqueadas en las fronteras y necesitan una mayor ayuda humanitaria inmediata. Se han reportado casos impactantes y violentos de discriminación y de xenofobia en toda la región.

 

Como resultado de este contexto, en algunos casos, un número creciente de personas refugiadas y migrantes están regresando a sus países de origen, a pesar de la falta de perspectivas económicas allí y del riesgo de contagio transfronterizo de COVID-19 que implican tales movimientos de retorno. La situación de protección sigue siendo igualmente desafiante, particularmente en las zonas fronterizas.

 

Considerando el papel vital y la situación de vulnerabilidad de millones de personas refugiadas y migrantes, es importante tenerlas en cuenta en las respuestas de protección social de los gobiernos, incluidas las medidas específicas y universales que pueden mitigar el impacto socioeconómico de la pandemia.

 

Los organismos responsables dependientes de la organización de las Naciones Unidas sostienen que “… la acción concertada sigue siendo más necesaria que nunca. Sólo uniéndonos podremos enfrentar el nuevo Coronavirus y mitigar su impacto devastador en millones de vidas”, según enfatizaron sus representantes.

 

“El virus no discrimina. Todas las personas están en riesgo y, por lo tanto, toda la población, incluidas las personas refugiadas y migrantes, debería poder acceder a las instalaciones de salud y a los programas de las redes de seguridad social existentes durante esta emergencia”. Los empleadores también deben hacer esfuerzos, siempre que sea posible, para mantener los salarios de los trabajadores, en particular quienes se encuentran en el nivel más bajo de la escala salarial.

 

En Toronto hemos visto desde el comienzo de la pandemia un incremento de las acciones solidarias para paliar los efectos mas acuciantes en cada país. Los colectivos nacionales han impulsado campañas de recolección de fondos.

 

Este es el caso de Graciela López, quien ha venido impulsando campañas de recolección de fondos para diversos fines. Ella ha centrado sus esfuerzos en sectores más vulnerados de Argentina. Usando su cuenta de Facebook recibe fondos que luego envía a Merenderos en diversas provincias de su país. allí se puede leer:

 

“Deja que Gaucha Argentina Love for Humanity sea tu conexión con ellos!

AYÚDAME A AYUDAR!

¡Con lo que puedas y todos juntos sumamos!

gauchahelp@gmail.com”



El colectivo Mano con Mano, esta llevando adelante una campaña para ayudar a los más necesitados en Uruguay:


Por otro lado, los desafíos en cada uno de nuestros países, algunos de ellos de larga data, pero que por el empuje devastador de la pandemia sus efectos se han hecho evidentes e intolerables. Tal es el caso de Colombia, hemos visto diversas expresiones de la comunidad local, como por ejemplo la realizada en Downtown Toronto.