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Boletín No 58, Toronto, Agosto 13 de 2021
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Viñetas 58

Boletín Línea Uno 58 Informativo y cultural - Hispanic Development Council - Toronto - Canada
17 August 2021
por Luis Carrillos

Estimadas amigas y estimados amigos, en esta composición quiero tratar el tema de Actos Bondadosos que muchas personas recibimos y también damos en alguna ocasión. Estoy seguro ustedes tendrán numerosas y variadas experiencias. A continuación, una breve descripción y dos historias. Al final encontrarán algunas de las respuestas que ha recibido mis Viñetas anteriores.

 Actos de Buena Voluntad

“Los actos de bondad son una decisión consciente, de hacer algo bueno por otro ser, sin cualquier ganancia a cambio. En otras palabras, no hay nada para usted conscientemente.
 
El acto de hacer algo bueno para otro ser lo remueve a usted de su propia necesidad a compararse o buscar mas, lo que tiene un impacto positivo automático. Es también útil para la otra persona, lo cual puede aumentar un sentido de satisfacción.” Owen O’Kane. Ten Times Happier. P. 216.

 Mujer Motorista de bus…

En estos días hemos tenido momentos de chubascos esporádicos en Toronto. Es posible que usted salga de su casa con el cielo claro, y al volver lo hace bajo el aguacero. Eso me tocó una tarde que regresaba, llovía “a cantaros,” como decimos en mi país. Yo venía en el bus, toco el timbre para bajar; la mujer motorista me pregunta si venia para ‘ese edificio’ el único que está en ese costado de la calle por cuadras; le digo que sí; “quédese en el bus, lo voy a llevar hasta el frente” me dijo.  Seguramente que la chaqueta para la lluvia que traía no sería suficiente para protegerme. Eran cerca de cien metros que tenía que caminar. Al bajarme le di mis muchas gracias. Ella en respuesta inclino su cabeza y tocó con su dedo índice su gorra roja del uniforme en señal de saludo. El resultado de esa buena acción permitió que no me mojara y con ello posiblemente evitar un catarro que en estos tiempos de pandemia causa estigma. “Larga vida para las personas caritativas.” Pensé.

 Caminando y siendo  útil
 Mujer  y Perra Negra en el Sendero

Un domingo por la tarde después de hacer el crucigrama y haber leído el periódico de principio a fin, decidí ir a caminar por el boscoso sendero del arroyo que esta cerca de mi vivienda. Los arboles en esta época del año están cubiertos de sus gloriosos colores verdes. Unos oscuros otros claros, los tonos son variados, y porque no decir, la frescura de sus sombras que invita a un sentimiento de paz. Sin embargo, siendo un lugar popular para caminar ya sea solo, en grupo o con su perro, ese sentimiento de paz es poco duradero. En un recodo, me dio por volver a ver atrás, veo que un perro negro se acercaba; momentos después desaparece en lo verde de los matorrales. A los perros no les tengo miedo, pero sí, les doy su espacio. Y si se vienen hacia mi, les hablo con algo como “¿Hola, andas de paseo?” Veo que esa acción les calma y se acercan como para interactuar. Esto, cuando van sueltos. Cuando van con una correa no hace falta.
 
La presencia del canido se hizo sentir cuando después de haber caminado unos trescientos metros que vi a una mujer con una sonrisa de pidiendo ayuda y como petrificada, con las manos entrelazadas sosteniendo un teléfono celular en forma tensa. Cuando estoy cerca de ella, con voz de susto me dice: “No me gustan los perros, yo les tengo terror”.  En ese instante oigo un ladrido a unos diez metros. Mi respuesta hacia la mujer fue: “La entiendo. Me voy a parar frente a usted y hacer de muralla mientras que pasa el perro.” Así que pasó el animal a la par y vi que era perra y que sólo pasó gruñendo. “Eres una buena chica.” Le digo mientras la perra continuaba su camino rumbo norte, seguida por su amo, quien ni siquiera pidió disculpa por la acción de su perra; mucho menos reprenderla, como lo hacen otras personas en similares circunstancias. El iba fumando su pipa, que emanaba un humo con olor a zorrillo. Saque usted sus conclusiones.

 “Muchísimas gracias. No sabe cuánto aprecio su ayuda” Me dijo la mujer después de unos minutos de haber recobrado su serenidad y paz. Tomando el papel de consejero y que el incidente era una sesión de consejería, verifiqué que era seguro para ella proseguir su camino. Le pregunté si estaba bien o si dejábamos pasar más tiempo. Ella  me aseveró que estaba bien mientras reiniciaba su camino  y yo el mío. El desenlace fue que la perra camino rumbo norte; la mujer rumbo sur; yo rumbo oeste

 Una mujer joven buscando dirección hacia la parada de buses a las 5:00 de la mañana.

En una de estas mañanas iba caminando, serian las 4:55 AM, por alguna razón me dio por tomar el rumbo que en los últimos días había evadido debido a mi curiosidad de ver las largas líneas en las ‘Clínicas Ambulantes de Emergencia’ para vacunas contra el COVID-19 tuve una experiencia interesante y educativa para mí.  Como ya mencioné, la hora era aun temprana, el dia todavía estaba oscuro y raramente se ven personas alrededor, excepto como el que vi ayer cerca de las 6 de la mañana en una calle principal  y que se movía de ‘lado a lado.’

De pronto, unos quince minutos dentro de mi caminata en una curva con arboles altos que opacan la luz de la calle oigo una voz femenina que en altos decibeles y con algo de desesperación  dice: “Excuse me sir… Excuse me sir...” -Discúlpeme señor… Discúlpeme señor- Detengo mi marcha que para ese en momento ha alcanzado mi ritmo rápido acostumbrado. Dirijo la mirada hacia donde viene la voz, y veo una mujer caminando a paso acelerado, se le veía que iba  esforzándose ya que cojeaba. En su mano llevaba un teléfono celular con la pantalla aun iluminada. Muchos pensamientos llegaron a mi mente: uno que era emergencia y tendría que llamar el 911. También que podría estar en peligro y pensé qué rumbo agarrar para escapar; otro fue que su celular no funcionaba y que ella necesitaba hacer una llamada. Estos y otros pensamientos llegaron en fracción de segundos, mientras ella se acercaba hasta donde me había detenido, yo estaba en estado de desconfianza y alerta.  Para ese momento ella hablaba apresuradamente mientras cruzaba la calle caminando trabajosamente a causa de su pierna.

“Sir, ¿Do you know where Jane and ...ley (ininteligible) is?” -¿Señor, sabe donde es la calle Jane y …ley - no se le entendía bien? Me pregunta aproximándose a la acera donde yo estaba. Allí pude darme cuenta que ‘arrastraba’ la pierna izquierda para caminar, y alguna leve deformación en el brazo y mano derecha. Al acercarse, pude entender lo que decía y el lugar que buscaba, entonces decidí que en lugar de darle indicaciones la guiaría. Le digo “Yo la llevo. Vamos,” y reinicié la caminada en el mismo ritmo que traía.

Que insensibilidad o descuido de parte mía. A los pocos minutos me doy cuenta que se iba quedando atrás y que jadeaba. “Disculpe,” le digo y aminoré el paso para que ella me alcanzara. Como explicación a mi inconsciencia, de su parte, me dijo que a la edad de 7 años le dio un derrame y por eso el problema con su pierna.


La distancia para caminar era de más o menos un kilometro. En tres ocasiones me preguntó si la parada de buses a la que la conducía estaba lejos todavía. Dijo que iba preocupada y que su apuro era porque comenzaba a trabajar a las 7 de la mañana y que llegaría tarde. Le pregunto hacia donde se dirigía, me dio la dirección, que me es bien conocida y por experiencia se que no requería más de una hora. Para aliviarle su preocupación le dije que iba con tiempo suficiente para llegar hacia donde se dirigía.


“Conozco muy bien la ruta.” Le digo describiéndosela. No estoy seguro si registró, o no. Sin embargo, su alivio y alegría fueron claros cuando llegamos a la esquina de las dos calles donde ella tomaría el bus.  “Muchísimas gracias. Aprecio mucho su ayuda” dijo haciendo el optimo esfuerzo a pesar de su pierna por cruzar la calle con el semáforo en cuenta regresiva. Me quedé parado viéndola que abordara el bus ‘sana y salva’. Instantáneamente un sentimiento de satisfacción me sobrevino de haber asistido a una persona en su momento de necesidad. Por el resto de mi caminada  que duró más de una hora medité sobre el incidente y al volver a mi casa decidí relatarlo y terminar con esto estas mis historias que espero pinte parte de mi cotidianidad en mi vecindario.

 Algunos de los comentarios recibidos

 El Abrazo

Mario Lopez
Drug Addiction Councelor -Consejero sobre drogadicción-
Everest College
Ex alumno del Programa de Jóvenes y Familia del Consejo de Desarrollo Hispano.
 
En el pasado año nosotros probablemente hemos encontrado cuan valioso el abrazo realmente es; y sin embargo al mismo tiempo hemos olvidado cómo se siente algunas veces. Podemos adentrarnos en toda la ciencia de la maravillosa experiencia que puede provenir de un evento positivo tal como el ver y abrazar un ser querido, o si este viene al abrazar familiares de su mejor amigo que ha partido (a otro mundo). Los mismos químicos son liberados y desencadenan el mismo efecto en nuestros cuerpos.
 
Ahora bien, cuando usted ve (el abrazo) en una forma no científica, la puerta de entrada es mucha más amplia porque nosotros traemos ambos: lo químico y la concentración mental de los sentimientos involucrados. El almacenamiento mental porque nuestra pequeña computadora puede descargar la forma como usted se sintió cuando la memoria de ese abrazo viene al cerebro. Usted puede recordar como el abrazo le hizo sentirse y los beneficios que un abrazo puede traer.
 
Durante todo el año pasado ha sido tan duro el realmente sentir ese abrazo debido al COVID-19. Donde un simple abrazo puede afectar a tantas personas que queremos y apreciamos en nuestras vidas. Nosotros tuvimos que estar conscientes de ello debido a lo que puede pasar con un simple abrazo y cómo podemos afectar nuestros seres queridos. Pero mientras las vacunas han circulado le han dado a la gente el acceso a compartir esta señal de afecto y traerle un sentido de normalidad a algo que es tan fácil de hacer, pero que a veces nunca tomamos el tiempo para apreciarlo; y ahora que se nos lo ha quitado nos damos cuenta cuanto lo necesitamos. Pronto vendrá el tiempo cuando seremos capaces de abrazar a todas y todos.  

 Haydee
El Abrazo

Estoy de acuerdo con el artículo del abrazo… lo de la oxitocina, la endorfina yo no lo estudié. No estoy al tanto; pero sí se que era muy lindo cuando lo practicábamos. Yo ahora estoy media temerosa, media temerosa de volver a salir. Incluso, salí socialmente por primera vez dos días atrás. Y no, no me besé con la persona con la que me encontré, aunque las dos estábamos con barbijo; que se yo. Pero bueno… será que yo necesito un poco más de tiempo. Lo extraño, (al abrazo) pero no estoy dispuesta a rozarme mucho con nadie, estar muy en contacto con nadie.

Muchas gracias.
 
Luis Carrillos


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