Viñetas 60
3 September 2021
por Luis Carrillos
Intro:
La pandemia nos ha cortado el contacto e interacción personal en nuestro caso en el Consejo de Desarrollos Hispano (CDH). El personal, el consejo de directores, los miembros de equipos de investigación, las personas amigas de las otras oficinas desde marzo 2020. Un año y cinco meses.
La pandemia nos ha cortado el contacto e interacción personal en nuestro caso en el Consejo de Desarrollos Hispano (CDH). El personal, el consejo de directores, los miembros de equipos de investigación, las personas amigas de las otras oficinas desde marzo 2020. Un año y cinco meses.
Los
contactos han sido vía telefónica o vía Zoom, que sirve de mucho,
pero para mi gusto no es suficiente. Sin embargo, para protegernos y
proteger a los demás teníamos que seguir las orientaciones de las
autoridades de salud.
Yo
sí he tenido contacto directo con mis clientes, les he atendido en
mesas de picnic en parques públicos. Cuando el clima no lo permite,
lo hago en mi oficina guardando todas las precauciones del caso:
desinfectar las manos a la entrada de la oficina - una clienta nos
proveyó con liquido desinfectante, mantener las mascarilla puesta y
mantener la distancia mínima de dos metros.
Ahora,
después de todo ese tiempo y de acuerdo con las autoridades cuando
las condiciones han mejorado, los reencuentros o encuentros con
colegas, personas amigas, y colegas se han facilitado. Para el caso
puedo mencionar cuatro reencuentros. El primero con Aliya, mi
estimada colega y ex alumna del programa Pasantías Internacionales
del Consejo de Desarrollo Hispano, también como pupila cuando ella
hizo sus estudios de Child
and Youth Worker
(Trabajadora de Jóvenes y Niños). No recuerdo la institución
colegial. Lo siento Aliya.
El
segundo con mi amigo y compañero Juan Carranza. Un abogado Latino
Hispano muy conocido por su altruista servicio durante por lo menos
los últimos veinte años a beneficio de nuestra comunidad.
El
tercero con el estimado colega doctor Morgan Potteet catedrático en
la Universidad Mount Allison en la provincia de New Brunswick en el
Este de Canadá. Morgan ha acompañado el programa de jóvenes desde
el inicio de sus estudios universitarios, hace veinticinco años.
El
cuarto con Frank ex abogado de la Clínica Legal del Centro para
Gente de Habla Hispana, alrededor de los 1980. Sin embargo, debido al
tiempo que voy a ocupar con el reencuentro con Aliya, lo de Morgan y
Frank lo continuaré en la Viñeta No. 61.
Aliya:
¿Luis
como estas? Mira, yo espero llegar a Toronto la próxima semana si
Dios quiere si nada cambia con los borders (fronteras)… necesito
ver mi familia, mis queridos… he estado fuera de ellos por mucho
tiempo… no se cuánto tiempo estaré en Toronto. Pero espero
encontrarme contigo, aunque sea para un café. Eso será maravilloso,
afuera por supuesto.
Me
siento un poco mal, a menudo recuerdo que hace un tiempo me pediste
que escribiera un artículo sobre auto cuido personal en español, lo
que me toma un poco de tiempo; y no lo he hecho aun, y siempre sigo
pensando que lo hare… no lo he olvidado. Tantas cosas que hacer con
este tiempo, una larga lista. Esta no es una excusa o falta de
respeto, pero… espero que estés teniendo un buen fin de semana.
Yo:
Hola
Aliya. Va a ser una gran alegría verte y así tomarnos un cafecito
juntos. Déjame saber cuándo estarás en Toronto. Por supuesto lo
haremos fuera de la oficina como tu sugieres. Por seguro.
Acerca
del artículo, ya no pienses en eso; vamos a escribir más de otros
temas en el futuro. Por ejemplo, esta vez escribí sobre el abrazo, y
tu con seguridad participarás en el futuro; por ahora estoy feliz
que estarás de visita.
Día
del reencuentro:
Aliya:
Buenos días. Esperando con ansias verte hoy. ¿Voy a la oficina
cuando llegue al edificio? ¿O prefieres afuera?
Yo:
Buenos días Aliya. Yo también me alegrare de verte a la oficina y
aquí vemos si nos quedamos o no.
La
visita duró una hora más o menos. Allí conversamos de su futuro
como psicóloga en una universidad en la Isla Saint Kitts en el
Caribe. Por muchos años había trabajado en la Universidad de Miami
como psicóloga de estudiantes; hicimos memoria de su tiempo con el
CDH; de mi apoyo cuando estudiaba para consejera de jóvenes; de las
personas que trabajaban y trabajan en la institución; en fin varias
otras cosas más. Y por supuesto las infaltables fotos: las
‘selfies,’ lo mismo que las individuales. Fue una hora como lo
mencionaba ella: maravillosa.
La
historia no termina allí. Un poco más de dos semanas después, un
viernes que por algo se me dio por irme temprano en la tarde, como a
eso de las dos. Cuando abría la puerta de mi oficina un hombre llegó
con una caja de cartón rectangular a mi nombre. Me la entregó
guiñando un ojo. La caja no tenía nombre de remitente, solo con el
nombre de la compañía de floristería y con una dirección de la
ciudad de Calgary que según Google está aproximadamente a 3500
Kilómetros de Toronto. El que viniera de tan lejos y sin nombre de
remitente me intrigó. Comencé a pensar “¿quién me enviará esta
caja de tan lejos?” El contenido de la caja era una planta de hojas
verde oscuro con diseños intrincados para mi desconocida. La nota
dedicatoria escrita a mano tampoco tenía firma excepto una figura
tipo sonrisa en la esquina inferior derecha. Cuatro personas eran
‘las sospechosas’:
- Morgan a quien mencioné más arriba, en su visita, antes de irse a su universidad en la zona atlántica de Canadá me ofreció una planta.
- La colega Sandra Cordero, que andaba recorriendo el área de Calgary.
- Tamara una abogada con quien trabajamos juntos con los jóvenes pandilleros y que se fue a vivir por esa parte del país.
- Aliya que fue a quien contacté primero en mis ‘investigaciones detectivescas,’ después de leer la nota porque el contenido me sonó como si ella estuviera hablando. Su respuesta fue: Yes. It was me. I thought I signed the note. I had it delivered… I ordered it online. I guess it came from Calgary. But. Yes, it was me. I thought I signed it. But if it sounds like me. You know me very well. It was me.
(Si.
Fui yo… pensé que había firmado la nota. La pedí para entrega
domiciliaria… la ordené por internet. Yo pienso que llegó de
Calgary. Pero, sí, fui yo. Pensé que había firmado. Pero sí,
suena como yo. Tú me conoces muy bien. Fui yo.
La
planta:
Al
principio no sabía cómo se llamaba. Dona Mary me sugirió que
consultara con Google; pero no sabía cómo hacerlo. El nombre lo
conocí cuando llegó la colega Elsa a mi oficina y me dijo “que
linda esta la Cara
de Mula. Así
le llamamos a esta hoja en Costa Rica.” Ella viene de ese país
centroamericano. Buscando la traducción al inglés descubro que se
llama Alocacia
Santeriana.
Entonces, señoras y señores, que esa es mi nueva planta del “jardín
en mi oficina.”
Nota
acompañando la planta
Luis,
Thank
you for all that you have done, inspired and nurtured for me over the
years. I value you as a mentor and great friend. I hope that this new
addition (Una
planta llamada Alocacia Santeriana) to
your office garden will fit in nicely!
I
love the intricate pattern on the leaves, and they reminded me of
you.
(Luis,
Gracias por todo lo que has hecho, inspirado y me has nutrido a
través de los años. Te valoro como un mentor y gran amigo. ¡Espero
que esta nueva adición al jardín de tu oficina va a encajar muy
bien! Me encantan los diseños intrincados en las hojas, y estos me
recordaron a vos)
Juan:
Con
Juan, después de chequear como han estado nuestras familias y
nosotros en este nuevo normal conversamos de esto, de lo otro, y
demás. Como es costumbre en nuestros encuentros, terminamos
conversando de literatura de varios géneros terminando con autores
de bibliografía relacionada con mi trabajo como consejero de jóvenes
y de familia. Entre ellos los más importantes que él me recomendó
fueron El
Arte de Amar
del “destacado
psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen
alemán” Erich Fromm. En este libro Juan fue bien enfático. El
segundo libro fue Cuando
el Cuerpo Dice No del
médico canadiense Gabor Mate, de quien había oído recientemente
una entrevista en la radio. Le prometí a Juan que los buscaría para
leerlos. Ahorita me encuentro leyendo el Arte
de Amar
y créanme que estoy aprendiendo bastante. En la viñeta 59 lo
mencioné, aunque en pocas palabras, lo hago con vehemencia. Lo
retomaré en mis futuras conversaciones con Juan.
Estimada
gente, por ahora muchas gracias y hasta la próxima.
Saludos,
Luis