¿Para qué me vacuné si igual me puedo enfermar?

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Boletín No 62, Toronto, Septiembre 17 de 2021
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¿Para qué me vacuné si igual me puedo enfermar?

Boletín Línea Uno 62 Informativo y cultural - Hispanic Development Council - Toronto - Canada
18 September 2021

por Fernando Rouaux

Esta es una pregunta que he escuchado de varias personas, sobre todo aquellas que tienen miedo o fobia a las agujas, a quienes les ha resultado un gran desafío tener que darse dos dosis en poco tiempo. Si todavía me puedo enfermar, si todavía tengo que utilizar barbijo, si todavía tengo que mantener el distanciamiento, entonces, ¿para qué sirve la vacuna?.

Es una pregunta con mucho sentido, sobre todo ahora que comenzamos a transitar la cuarta ola, dominada por la variante Delta. En un artículo publicado en el diario argentino Página/12, (1) dos científicos analizaron los resultados de la vacunación y las diferentes olas de Covid-19 en varios países de Europa.

En Gran Bretaña, las muertes en la primera ola de la pandemia, fue de 264 por día (más de 40.000 muertes en 180 días). Ese número se mantuvo en la segunda ola (217 muertes diarias), aumentó en la tercera (530 muertes por día), y en la cuarta, cuando la vacunación ya era masiva, el número cayó a 52 muertes por día. Esto, a pesar de que la primera ola tuvo un pico de alrededor de 500 casos diarios, mientras que la cuarta, la Delta, llegó a más de 40 mil casos diarios.

El mismo patrón se repitió en Noruega, Francia e Italia, donde la variante Delta entró cuando los países tenían ya una alta proporción de la población vacunada: más casos diarios con muchas menos muertes o casos graves.

Por el contrario, en países como Rusia, donde la variable Delta entró con una baja proporción de la población vacunada, las consecuencias fueron mucho más graves, tanto en casos como en muertes (2).  Más aún, sabemos que de las internaciones y muertes por Covid-19 actuales, la gran mayoría son personas que no están vacunadas.

En Francia, cerca del 80% de las muertes y los casos graves fueron en personas no vacunadas. El patrón se comprobó en Los Ángeles, Estados Unidos, y el mismo patrón se está dando en la provincia de Ontario, según publicó el Toronto Star, donde el 60% de los casos son de personas sin vacunación (3).

En Israel, un país al que se cita como una excepción, por la gran cantidad de casos con alta tasa de vacunación, hay un dato muy esclarecedor. En enero de este año, los casos graves de Covid-19 en enero fueron 1141. De éstos, el 95% fueron en personas que no tenían las dos dosis (el 60% no tenía ninguna).

Así que la respuesta a la pregunta inicial sería algo así: la vacuna no es una forma de prevención 100% eficaz. Sí es una herramienta que nos protege mucho, disminuyendo enormemente el riesgo de enfermedad grave y por lo tanto de muerte. Por eso, es importante que sigamos manteniendo otros comportamientos preventivos que sabemos son eficaces: uso de barbijo, distanciamiento físico y lavado frecuente de manos.

Por último, recordemos que existe una gran inequidad en la distribución mundial de las vacunas, y que mientras aquí ya nos sentimos bastante protegidos por la gran cobertura de vacunación de Canadá, otros países, fundamentalmente en todo el continente africano, tienen muy poco acceso a las mismas. Es un dato de la realidad que mientras haya millones de personas sin vacunarse, el virus seguirá propagándose y el riesgo latente de nuevas variantes seguirá existiendo.

Igual que a nivel local, donde no podemos sentirnos a salvo mientras haya zonas con altos niveles de contagio, lo mismo ocurre a nivel mundial. Sólo cuando todos los países tengan una buena cobertura de vacunación, podremos sentir que la pandemia está llegando a su fin.   


Fuentes:





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