Un nuevo mandato
29 October 2021
por
Sandra Farias
Sin
duda los días soleados del 2015, cuando el partido de los liberales
logró recuperar el poder tras una docena de años conservadores,
gracias al indiscutible liderazgo de un nuevo Trudeau, ya son
historia. Seis años después, mucha agua ha corrido bajo el puente y
para rematar, una crisis sin precedentes en la historia del último
siglo. Desde la crisis de los 30, el mundo no veía, en tan corto
tiempo, tantos cambios en la economía y en el trabajo.
Pero,
además, este momento único de la historia nos ubica frente a otro
de los dilemas para nuestra humanidad: el planeta está colapsando
ante la continua explotación de un capitalismo que dejó un mundo
contaminado, lleno de pobreza, disparidades e injusticias, en favor
de las ganancias de un porcentaje muy pequeño de seres humanos.
Con
estas tormentas en el horizonte, la gobernadora General de Canadá,
Mary May Simon, una mujer indígena que nos recuerda que estamos
pisando tierras robadas y que la reconciliación no alcanza con ser
una declaración de principios, recibió los juramentos en Rideau
Hall de las 19 mujeres y 19 hombres que prestarán servicios en un
nuevo gobierno minoritario, tras la elección pandémica del 19 de
septiembre.
Este
nuevo mandato liberal no solamente trata de mostrar que las mujeres
tienen participación igualitaria en el gobierno, sino que además
serán las mujeres las que tendrán la responsabilidad de discutir
los temas más complejos. Hay cuatro mujeres que serán clave en este
nuevo gobierno de Trudeau. Veamos quienes son y por qué ocuparán
estos cargos tan significativos en la conducción de Canadá.
Chrystia
Freeland:
Primera ministra en reemplazo de Justin Trudeau y ministra de
Finanzas. Su tarea como ministra de Relaciones Exteriores le permitió
consolidar su poder en el gabinete al lograr consensuar con la
administración de Trump, algo considerado una tarea imposible de
lograr y mucho menos aún con éxito. Freeland salió limpia de
aquella compleja negociación comercial de los tres de Norteamérica,
y así pudo ganar la confianza para conducir los destinos económicos
del país. La pandemia vino a confirmar sus capacidades y ahora
inicia este periodo fortalecida en su credibilidad. Aun así,
Freeland tiene una tarea inmensa: recuperar la economía saliendo de
un déficit inconmensurable y además hacerlo bajo las pautas de
transformación que marcan las necesidades urgentes del planeta.
Freeland es lo mejor del gobierno de Trudeau en términos de
estabilidad y probablemente la sucesora natural cuando el tiempo del
primer ministro en el poder concluya.
Anita
Anand:
La mujer que nos salvó de quedarnos sin mascarillas o, peor aún,
sin vacunas, ahora le toca lidiar con una de las papas más calientes
de Canadá: el abuso sexual en las filas de las Fuerzas Armadas.
Desde su oscuro puesto, Anand remó desde el inicio de la pandemia,
desde las calderas del Titanic.
enfrentó terribles noches de negociaciones con los gobiernos más
rudos del mundo para asegurar provisiones para hospitales, cuando las
vacunas aún no aparecían y luego tuvo que sentarse a una mesa
virtual con las grandes farmacéuticas. No se le dobló la mano en la
contienda. Eso le permite ahora negociar los nuevos términos en las
filas militares del país, dominada por una cultura machista. Anand
es además la primer mujer de color en ocupar el cargo, algo
desafiante en sí mismo para una de las estructuras más
tradicionales en la sociedad canadiense.
Mélanie
Joly:
La abogada egresada de Oxford No es la Angelina
del gabinete y seguro mucho más que una cara bonita. Su nombramiento
para reemplazar al astronauta Marc Garneau, quién logró rescatar a
los dos Michaels encarcelados en China por más de un año, fue tal
vez la mayor sorpresa de los cambios en el gabinete, al menos para
los medios de comunicación.
El mensaje de su nombramiento es que los temas exteriores requerirán
cooperación, estrategia y como dijo Joly al asumir, ¨humildad y
audacia¨. Con la visión de Lester B. Pearson, el primer ministro
canadiense que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1957 por su trabajo
en la resolución de la crisis por el canal de Suez, algo
que le valió reconocimiento internacional, Joly ahora será el
rostro y la voz de Canadá ante el mundo.
Karina
Gould:
Otra graduada de Oxford, la representante de Burlington tendrá, como
ministra de Familia, Infancia y Desarrollo Social, la difícil meta
crear un sistema de guarderías subvencionadas para todo el país,
una de las promesas más importantes de los liberales y, en
definitiva, lo que permita a las mujeres poder salir a trabajar sin
tener que elegir entre sus profesiones o la crianza de sus hijas e
hijos. Gould probablemente era el número puesto como ministra de
relaciones exteriores, ya que había ocupado hasta ahora el cargo de
ministra de Desarrollo Internacional, pero su rol de madre la hizo
elegir por un cargo más cerca de su familia. En el 2018 la vimos
amamantando a su bebé de tres meses durante una sesión del
Parlamento.
Dos
nuevas carteras
Sin
llegar a tener 40 ministros, como cuando Harper asumió su tercer
mandato, Trudeau decidió crear dos nuevos ministerios, enfocados a
enfrentar dos crisis cruciales para el país: la salud mental, por un
lado y la vivienda por el otro.
Carolyn
Bennet:
Tras su fuertemente criticado paso por el ministerio de asuntos
indígenas, la médica canadiense de Toronto volverá a ocuparse de
su especialidad: la salud mental y las adicciones. Las estadísticas
hablan por sí solas: para cuando los canadienses llegamos a los 40
años, 1 de cada dos personas sufre o habrá padecido de una
enfermedad mental y un 20 por ciento de toda esa población sufrirá
de adicciones. (1)
Ahmed
Hussen:
El representante de la comunidad somalí del noroeste de Toronto
confirma su perfil en los temas sociales y ahora llega para
solucionar la peor crisis de vivienda del país en décadas. Los
costos de la vivienda (2) se han ido a las nubes afectando mayormente
a las generaciones más jóvenes y a las familias de menos recursos.
Burbujas de especulación se han instalado en las ciudades de
Vancouver y Toronto, transformando el tema de la vivienda en una
fuente de especulación y lucro, lejos de ser una parte fundamental
del bienestar equitativo de una sociedad.
Cambiar
el sistema
Esta
será la tarea más demandante y posiblemente la que más
frustraciones y amarguras provoque a los países y la promesa más
difícil de cumplir para el gobierno de Trudeau. El activista
Quebecoís
de Greenpeace Steve
Guilbeaut
será el ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático. Su cartera
tendrá que lidiar con el objetivo y la promesa de Canadá de cortar
sus emisiones a cero antes del 2050.
Cada
día cuenta y el planeta se queda sin tiempo para llevar adelante la
transición de las energías contaminantes del petróleo y del carbón
a las de fuentes renovables como el viento, el sol o el transporte
eléctrico. Canadá
también tendrá un rol muy importante en brindar apoyo a los países
menos desarrollados para poder realizar esta vital transformación.
Quien
ocupaba ese cargo hasta ahora, el representa por el norte de
Vancouver Jonathan
Wilkinson,
pasará a encargarse de los recursos naturales. De la relación entre
Guilbeaut y Wilkinson surgirá un equilibrio necesario, pero plagado
de incertidumbres que comenzarán a vislumbrarse en los próximos
días en la cumbre del COP26 en Escocia.
Pueblos
indígenas
Marc Miller: A cargo de suceder a Bennet como ministro de Asuntos Indígenas, en un momento en las relaciones con las comunidades de las Primeras Naciones está más deteriorada que nunca. Esta semana se decide el tema de las compensaciones económicas para determinar si el estado pagará a los niños, padres y abuelos $ 40,000 por persona afectadas por el abuso y el terror de las escuelas residenciales. Unas 50 mil personas son eligibles a ser reconocidos como víctimas bajo el Principio de Jordán. Para colmo, el ex primer ministro liberal Jean Chrétien, de 87 años dijo recientemente no recordar que en su mandato hubo denuncias del maltrato de los menores, pese a que hay testimonios de al menos cuatro reportes de los abusos cometidos en la escuela St. Anne's, ubicada al norte de Ontario durante su gestión.
Marc Miller: A cargo de suceder a Bennet como ministro de Asuntos Indígenas, en un momento en las relaciones con las comunidades de las Primeras Naciones está más deteriorada que nunca. Esta semana se decide el tema de las compensaciones económicas para determinar si el estado pagará a los niños, padres y abuelos $ 40,000 por persona afectadas por el abuso y el terror de las escuelas residenciales. Unas 50 mil personas son eligibles a ser reconocidos como víctimas bajo el Principio de Jordán. Para colmo, el ex primer ministro liberal Jean Chrétien, de 87 años dijo recientemente no recordar que en su mandato hubo denuncias del maltrato de los menores, pese a que hay testimonios de al menos cuatro reportes de los abusos cometidos en la escuela St. Anne's, ubicada al norte de Ontario durante su gestión.
Las
compensaciones monetarias son esenciales para reparar el daño
generacional sobre estas comunidades. ¨Cada región del país tiene
historias del horror -dijo el nuevo ministro– que debemos
escuchar¨. La nueva ministra de servicios para indígenas Patty
Hajdu
anticipó que su prioridad serán los menores de edad de estos
pueblos.
Nuevos
roles y desafíos
Esta
administración ha tenido que soportar ya 16 cambios de figuras en un
plazo de 6 años. Esa experiencia de cambiar de caballo a mitad del
río ha permitido retrocesos y avances.
Marco
Mendicino: El
enroque desde el ministerio de Inmigración a la cartera de Seguridad
Pública significa un avance para el legislador y abogado del
distrito de Eglinton y Lawrence, en Toronto. Una de las áreas más
sensibles estaba a cargo de Bill
Blair,
que ahora pasará a ocupar la responsabilidad de preparar a la
población ante cualquier desastre. Este
era un cambio esperado porque Blair no había logrado aprobar
legislación clave. Mendicino tiene capacidad de consenso y conoce
muy bien este tema desde el punto de vista legal. Hay que cambiar la
legislación y para ello cuenta también con más apoyo de los
conservadores que Blair.
El
avance las provincias atlánticas en el nuevo gabinete es otro
aspecto para notar. El nuevo ministro de Inmigración, Refugiados y
Ciudadanía será una cara nueva:
Sean Fraser
es un abogado especialista en derecho internacional. Graduado en La
Haya, Holanda Fraser es considerado el major orador, de acuerdo con
el premio otorgado por la revista
Macclean
a los legisladores. Esta
experiencia le servirá par atender a la urgencia de la crisis en
Afganistán, causada
tras el retiro de tropas de la OTAN.
Pilares
que no cambian
Con
pequeños ajustes, el resto del gabinete se constituye de figuras
estratégicas del poder de Trudeau, como Dominic
LeBlanc,
ministro que continuará manejando las relaciones del gobierno
federal con las provincias, incluida Alberta, donde las diferencias
entre conservadores y liberales continúan socavando la posibilidad
de un diálogo constructivo. Otra de las figuras claves del nuevo
gabinete será Mark
Holland
que será el encargado de las relaciones parlamentarias. El ministro
y comunicador nacido en la provincia de Tucumán en Argentina, Pablo
Rodríguez,
sigue siendo clave en las relaciones de poder de los liberales en
Quebec, y volverá a estar en la cartera de Cultura, siendo el
hacedor de los acuerdos con los gigantes de las telecomunicaciones.
Completan este frente, Seamus
O´Regan
en la cartera de Trabajo y la campeona paraolímpica Carla
Qualtrough
en el Ministerio del Empleo, Inclusión y Discapacidad.
La
población vulnerable
Los
más vulnerables de la sociedad en términos de discriminación y
abandono han sido históricamente las mujeres y la población de
adultos mayores. El gobierno de Trudeau le ha entregado a dos mujeres
estas carteras, consideradas esenciales para lograr la equidad y la
justicia social.
La
conocida voz y rostro de las noticias en CTV,
Marci Ien fue
asignada al ministerio de la Mujer, los temas de género, igualdad y
jóvenes, mientras que la joven enfermera de Brampton Kamal
Khera
recibió una de las responsabilidades más complejas: el cuidado de
la población adulta mayor.
Tras
la pandemia quedó demostrado que las mujeres fueron las que más
perdieron oportunidades y trabajos. Lo mismo sucedió con las
personas de edad avanzada. Esta es una de las asignaturas pendientes
en términos de falta de infraestructura financiada por el Estado.
Se
habla de una ¨negligencia social¨ (3) el dejar a todas estas
personas que fueron esenciales para la economía y el crecimiento del
país libradas al mejor postor en sus últimos años de vida
condenadas a pagar lo que no tienen en hogares privatizados con
pésimos servicios. Con este nombramiento es de esperar que esta
parte de la sociedad que ha sido maltratada consecutivamente durante
varias décadas no siga siendo la más olvidada.
Fuentes:
(3) André Picard, Neglected No More.