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Boletín No 69, Toronto, Noviembre 5 de 2021
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Compromisos con la Tierra

Boletín Línea Uno 69 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
4 November 2021

por Sandra Farias

 
La semana pasada hablamos de los cambios necesarios para frenar el calentamiento del planeta. Ahora veamos cuáles son los compromisos de los países en la COP26 y por qué activistas del cambio climático consideran que esta cumbre no sirve para nada más que hacer promesas.  

Esta semana los principales líderes mundiales llegaron con sus aviones hasta Escocia para anunciar firmes compromisos políticos para frenar las emisiones: cerrar las plantas de energía con carbón (el combustible más sucio), eliminar gradualmente los vehículos que funcionan con motores de combustión interna que emiten carbono y aumentar el uso de tecnologías de energía limpia.

Una combinación de estas acciones y muchas otras dirigidas a sectores como la agricultura y la industria, dicen los investigadores, podría lograr el objetivo de 1,5 ° C del Acuerdo de París. El objetivo sigue siendo limitar el calentamiento global a 1.5°C hasta final de siglo. El último informe de IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) advierte sobre la posibilidad de que esa temperatura se alcance en los próximos veinte años.

Las asociaciones empresariales y de la industria también darán un paso adelante con nuevos compromisos: la industria del cemento, por ejemplo, se comprometió a ser neutral en carbono para 2050.  

Los filántropos también hablaron de sus propios planes, incluido un proyecto que dedicará varios miles de millones de dólares a conservación de la tierra y derechos territoriales indígenas. Los derechos a la tierra de los indígenas están directamente relacionados con la conservación de la biodiversidad ya que implica reducción de la deforestación, y por lo tanto de las emisiones de carbono, en la selva amazónica y en los trópicos.

Además de ser un evento político para la foto, esta COP26 es también muy técnico. Allí los líderes de estados, pero también organizaciones, activistas y empresas acuerdan las reglas, recursos, mecanismos de aplicación y otras burocracias de letra chica.

Así este 2 de noviembre se llegó a la firma de la Declaración del Foro de Dhaka-Glascow sobre la Vulnerabilidad Climática.  

El pacto establece como primer punto una declaración de emergencia climática, junto a un plan financiero de entrega de 500 billones de los países desarrollados a las naciones en desarrollo para preparar a los países para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, eso sí bajo el cercano seguimiento del Fondo Monetario Internacional en la ejecución del plan de entrega de recursos.  

En el 2009, durante la COP de Copenhague los países ricos se comprometieron a desembolsar 100 mil millones de dólares anuales para el 2020 con el objetivo de que los países pobres alcancen la transición energética.  

Los países en desarrollo hicieron frente común en esta crisis: si ustedes, los países más ricos se desarrollaron quemando carbón, son los máximos responsables de que estemos donde estamos y nos piden a nosotros ayuda en el abandono de combustibles fósiles, lo mínimo que tienen que hacer es sacar la chequera.

Pero la discusión no ha sido sólo sobre el monto sino sobre los criterios para repartirlo. No solo quienes reciben sino qué hacen con eso que reciben.

Como los países de menores recursos son además los que están más expuestos a estas consecuencias –sobre todo los africanos–, la recepción de esta demanda es central. África presentó un frente común más unido, de allí que la presidencia de este foro permanente haya sido para Ghana hasta el 2024.  

A diferencia de África, los países de América Latina no integran un mismo grupo de alianzas y muchas veces sus intereses entran en tensión, como por ejemplo en Brasil y en México, lo cual es visto como un problema a la hora de recibir estas ayudas, que siempre implican ataduras a un viejo modelo que nos llevó precisamente a dónde estamos parados.  

Pese a estos anuncios prometedores, muchos, incluida la activista juvenil sueca Greta Thunberg, se muestran escépticos y no es para menos ya que son "treinta años de bla, bla, bla".  Incluso los activistas ambientales y académicos experimentados han planteado preguntas sobre si la convención climática de la ONU, con su tradición de tomar decisiones por consenso entre las naciones en lugar del voto de la mayoría, es capaz de enfrentar el desafío.  
No obstante, el cambio de los combustibles fósiles hacia las tecnologías de energía limpia se ha acelerado durante la última década, y muchos expertos dicen que la diplomacia climática ha tenido un papel.

"Claramente, hemos fallado en la entrega", dice el sueco Johan Rockström, director del Instituto Potsdam de Investigación del Cambio Climático "pero también hemos logrado algunos avances notables". El problema, dice, es que eliminar los combustibles fósiles representa una transformación total del sistema económico global moderno. "No es un problema medioambiental, es un enorme desafío social".

El consorcio de organizaciones científicas y académicas Climate Action Tracker (CAT), estima que las políticas implementadas desde el acuerdo de París podrían reducir en 0,7 °C el aumento previsto de las temperaturas globales promedio para este siglo, lo que da como resultado un estimado calentamiento de 2,9 °C por encima de los niveles preindustriales para 2100.

Una breve historia del cambio climático:

1958: Charles 'David' Keeling toma la primera lectura de las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico, registrando 313 partes por millón.

1988: El científico del clima de la NASA, Jim Hansen, dice al Congreso de los Estados Unidos: "El efecto invernadero ha sido detectado y ahora está cambiando nuestro clima".

1990: El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas publica su primer informe sobre el calentamiento global, con un prólogo que lo llama "potencialmente el mayor desafío ambiental global que enfrenta la humanidad".

1992: En la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil, 154 países acuerdan la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que entra en vigor dos años después.

1995: Se celebra en Berlín la primera conferencia de las partes, COP1.

1997: Las Partes de la CMNUCC adoptan el Protocolo de Kioto, que establece los primeros objetivos vinculantes de reducción de emisiones para las naciones ricas.

2009: En la COP15, los líderes mundiales adoptan el Acuerdo de Copenhague, estableciendo el objetivo de limitar el calentamiento a 2 ° C por encima de las temperaturas preindustriales y pidiendo compromisos de emisiones de todos los países por primera vez.

2015: Los países firman el Acuerdo de París, que establece los primeros requisitos jurídicamente vinculantes para que los 196 gobiernos participantes limiten el calentamiento a 1,5-2 ° C.

2017: El entonces presidente Donald Trump dice que sacará a Estados Unidos del acuerdo de París, llamándolo "menos sobre el clima y más sobre otros países que obtienen una ventaja financiera sobre Estados Unidos".

2021: Bajo el presidente Joe Biden, Estados Unidos se reincorpora al Acuerdo de París mientras las naciones se preparan para actualizar sus promesas por primera vez en la COP26.



Fuente:









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