Otra sorpresa positiva de las vacunas

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Boletín No 69, Toronto, Noviembre 5 de 2021
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Otra sorpresa positiva de las vacunas

Boletín Línea Uno 69 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
4 November 2021

 
por Fernando Rouaux

En números anteriores hablamos aquí de cómo las vacunas del Covid-19 salvan vidas. Estadísticamente, es innegable que las personas vacunadas tienen menos chances de morir, enfermarse, y necesitar cuidados intensivos, si es que se enferman. También hablamos de la reducción de las complicaciones en el embarazo, la reducción de las muertes maternas y de partos prematuros.

  
Ahora, un estudio del Center for Disease Control (CDC) de los Estados Unidos descubrió un dato muy curioso sobre las vacunas del Covid-19: las personas que se aplicaron las vacunas de Pfizer o Moderna tienen también menos chances de morir por otras razones.  

El CDC analizó los registros de muertes de 11 millones de estadounidenses fallecidos entre diciembre de 2020 y julio de 2021. Seis millones de esas personas habían recibido la vacuna de Covid-19. Sin contar las muertes por Covid-19, el análisis mostró que las personas vacunadas tenían una tasa de muerte de 0,35 % por año. Esto quiere decir que murieron 35 de cada 10.000 personas vacunadas por año. Esto es tres veces menos que la mortalidad de las no vacunadas, que fallecieron a una tasa de 111 por cada 10.000 personas cada año.  

El estudio tuvo en cuenta factores demográficos como edad y sexo. El patrón se repite si se divide por distintos grupos étnicos y en casi todos los grupos de edad, como se ve en las figuras.

Los científicos no saben cuál es la causa de esto, aunque se pueden hacer algunas inferencias. Por supuesto, lo primero que uno piensa es que las vacunas protegen contra otras enfermedades que también pueden ser mortales, como la gripe. Sin embargo, esa no es la explicación más probable, según The Economist. Este “efecto protector” de las vacunas no es nuevo. Se sabe que las personas que se vacunan contra la gripe, por ejemplo, tienen 50% menos probabilidades de morir, aunque la mortalidad de la gripe es del 5%.  

Una razón probable podría ser que las personas que se dan las vacunas son de por sí en general más sanas, ya que tienen una actitud proactiva hacia su salud y toman mayores medidas preventivas (como, por ejemplo, darse la vacuna contra la gripe, justamente). Sin embargo, el estudio del CDC controló este factor.  

Otra explicación podría ser que dentro del grupo de los no vacunados haya una porción mayor de personas con problemas de salud graves que le impiden darse la vacuna, y que además justamente por la pandemia no hayan podido mantener un adecuado tratamiento. Como sabemos, los hospitales estuvieron mucho más exigidos, y en general muchos tratamientos fueron postergados. Muchos pacientes de riesgo evitaron ir a los hospitales por miedo a contraer allí la enfermedad.  

Cualquiera sea la razón, es interesante observar que hay estas diferencias entre las muertes de personas vacunadas y las no vacunadas, sobre todo porque estamos viviendo en un contexto donde hay muchas personas que creen que las vacunas son mortales, generan enfermedades, contienen chips o sustancias tóxicas, y muchas otras cuestiones que no han sido demostradas pero que circulan sin ton ni son por internet.  

Han pasado 11 meses desde que comenzó la vacunación del Covid-19. Hasta aquí, con millones de dosis aplicadas, nada indica que no sean seguras. Todos las estadísticas de que disponemos, provenientes de los más respetados institutos de investigación del mundo y de una variedad de países, han demostrado que las vacunas no sólo son seguras, sino que además son efectivas.  

Esto incluye investigadores, instituciones y gobiernos de países variados ideológicamente y desde el punto de vista de los intereses económicos y políticos como Estados Unidos, Cuba, Rusia, China, Irán, India, y muchos otros.  
Se hace difícil creer en una conspiración que incluye a actores tan diversos y de intereses tan variados. La otra opción es creer en los datos con los que contamos, es decir, creer en la seguridad y eficacia de las vacunas para salvar vidas.





Fuente:





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