Aliarse contra la violencia de género es un aprendizaje

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Boletín No 74, Toronto, Deciembre 10 de 2021
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Aliarse contra la violencia de género es un aprendizaje

Boletín Línea Uno 74 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
9 December 2021

por Rodrigo Briones
 
Analistas del género dicen que el feminismo genera incomodidad en los hombres, pues supone reconocer y enfrentar muchos de los comportamientos e ideas que los hombres hemos venido sosteniendo, aceptando, no cuestionando o simplemente dejándonos llevar por la cultura.

Sin embargo, la participación de los hombres en los movimientos por la justicia de género podría fortalecer los esfuerzos feministas, siempre y cuando seamos capaces de reconocer, digo las personas insertas en la masculinidad, que ser parte de esta condición es aceptar que este concepto gira sobre la capacidad del hombre para ejercer poder y control.

Según Coral Herrera Gómez, una escritora y doctora en comunicación “los hombres que hablan de los derechos de las mujeres, de la igualdad y de la violencia machista pocas veces salen del tema político para profundizar en lo personal, o en sus redes sociales. Siento que sus discursos llegarían a más gente y tendrían más impacto en la sociedad si hiciesen autocrítica amorosa, si pusiesen el cuerpo y el corazón, si nos hablasen de las violencias que han sufrido y que han ejercido, si contasen su proceso desde su toma de conciencia hasta el momento en que se posicionan como hombres igualitarios, si pidiesen perdón públicamente a las mujeres a las que hicieron daño”.

Cuando fue la “Marcha Mundial de las Mujeres” en 2005, y ante la avalancha de mensajes misóginos en las redes sociales que provenían de amigos, compañeros de trabajo y en general hombres que miraban con recelo que las mujeres se manifestaran globalmente, se me ocurrió escribir un comentario. Procesando las palabras que elegiría me puse a buscar fundamentos en la literatura disponible. Por suerte, me encontré con un texto de una periodista norteamericana afrodescendiente quien alertaba a las personas blancas que no opinaran sobre cómo se vive la discriminación racial. Uno puede ser un aliado, y acompañar, pero calladito. Toma relevancia lo que dice esta escritora.

“Creo que sería más interesante escucharlos, hablar sobre cómo se han aprovechado de las mujeres de su vida para vivir como reyes, de los errores que cometieron en el pasado, de las veces en que se beneficiaron de sus privilegios para conseguir lo que querían, y de cómo aprendieron a usar su poder para no hacer daño a nadie, sostiene Herrera Gómez.  
“Creo que podrían ayudar a muchos hombres que quieren trabajar sus machismos y sus problemas de violencia, y a muchos adolescentes que empiezan a tenerlos. También los niños varones necesitan referentes de masculinidades no violentas, necesitan escuchar a los hombres que están aprendiendo a cuidarse y a cuidar. Necesitan ejemplos de hombres reales que sean capaces de mostrar su vulnerabilidad y hablar de su sexualidad y de sus sentimientos”. (1)

Aquí cada persona puede hacer una revisión detallada de cómo ha sido su vida propia, cómo va siendo la vida de los hombres de la familia y de aquellas personas que componen el núcleo de todos los días.

Seguramente, se hará difícil y aparecerán muchas caras largas, sonrisas veladas o carcajadas abiertas. Tenemos que hacerlo, para que en el mundo todas las personas tengan las mismas oportunidades. Tenemos que recordar que la masculinidad no es una condición ligada a la anatomía, se trata de una construcción social mantenida por siglos. Es momento de reconstruirla y empezar de nuevo.

Cómo ser un buen aliado feminista

Un día empiezan a interesarte los temas de justicia social, a entender que hay ciertos privilegios sobre los demás y a solidarizarte con quienes sufren opresiones que no viven en primera persona. O lo que es lo mismo: eres blanco y quieres apoyar a los que luchan contra el racismo. Eres cis y quieres ayudar a combatir la transmisoginia y el cissexismo. Eres un hombre y quieres apoyar la lucha contra el machismo. Ese día descubres que quieres ser un aliado.  
Lo primero y más importante es asumir que nadie nos va a dar una medalla por hacer lo correcto. Y mucho menos deberíamos esperar una palmada en la espalda de las personas a las que pretendemos ayudar. Lo segundo es que son las personas de los grupos oprimidos quienes tienen el papel de considerarte un aliado ... o no. No es algo en lo que uno pueda erigirse por sí mismo, esto no se trata de quienes están de un lado, se trata de un reconocimiento desde afuera, y habrá quienes deciden que eso tiene valor, y muchos dirán que no vale nada. Recordemos que nadie es monedita de oro.

Buscando sobre este tema, encontré que se sugería seguir cinco pasos, otros hablan de siete, por fin uno de nueve. No hay una regla de oro, pero cada una de estas ideas serán de ayuda para reflexionar sobre una actitud que debemos adoptar.

1. Siempre escuchar

Un psicólogo amigo me decía que si tenemos tan solo una boca y dos orejas es porque el 60% o más del tiempo de interacción con las otras personas debemos escuchar. Cállate y escucha. Eso es lo que hay que hacer, escuchar a las personas que viven esa opresión que no experimentas. Si eres hombre, escucha a las mujeres. No para contrarrestar. No cuestiones cada detalle ni esperes que te expliquen todo. Las personas que padecen racismo, machismo, transmisoginia, islamofobia o clasismo, entre otros “ismos”, lo padecen a diario. Soportarlo agota. Va a escuchar cosas muy desagradables porque hay gente que hace y dice cosas muy desagradables. No cuestione cada detalle ni espere que le expliquen todo.

2. Antes de hablar busca el fundamento

Con más de veinte años de siglo 21, tenemos demasiadas herramientas disponibles para entender de qué se trata. Es fácil encontrar en una búsqueda en Google quien podrá darnos una pista de como viene el tema de ser un aliado. Canales de YouTube, video charlas, artículos, testimonios y muchísima literatura seria sobre el tema, que se viene produciendo desde… bueno desde que apareció la escritura. Según supe las primeras narradoras fueron mujeres, que compartían historias mientras cosían o tejían. De ahí el “hilo de la trama” o “el nudo de la historia”, y muchas otras expresiones textiles que cuelan su rastro en nuestro hablar. Así es que si salimos al encuentro lo encontraremos.
 
3. Por favor, perdón y gracias

Es nuestra responsabilidad revisarnos a nosotros mismos y trabajar para ser mejores. Eso es gran parte del trabajo del aliado, tratar de deconstruir nuestro propio racismo, machismo, misoginia, transmisoginia, clasismo, etc., por cuenta y riesgo.

No importa si "no quiso decir eso”, disculparte es reconocer que lo hiciste mal y hacerle saber a la persona afectada que trabajarás para evitar que se repita. Una buena disculpa debe tener la voluntad de reparar el daño si es posible, o de evitar que vuelva a suceder. La gente no se ofende porque quiera, no puede optar por ofenderse. Decir que las personas ofendidas son blandas, débiles, cascarrabias o se creen el último huevo duro del picnic, o "no tienen sentido del humor". Esa es una excusa que ya no se sostiene.

4. Amplificar el discurso

En esta sociedad, cada grupo tiene sus propios "hablantes", desde los que difunden sus mensajes. Los más poderosos tienen los mayores y más potentes locutores, los menos poderosos tienen sus canales, sus blogs, sus muros de Facebook, sus cuentas de Twitter, sus seguidores, su posición privilegiada en determinados entornos en los que pueden comunicar determinados mensajes y ser escuchados ... se trata de hablar cuando no pueden, donde no pueden. Pero también, para que más personas escuchen sus problemas. Se trata de darles crédito siempre que podamos, dar visibilidad a sus iniciativas y no intentar apropiarnos de ellas.

5. Habla con tus compañeros

No dejemos pasar cuando aparece una broma racista, islamófoba, habilitante, transfóbica o cuando se violan derechos individuales. Hay que hacer frente y explicar que está mal, que no lo haga nunca más en tu presencia. Intente hablar con la persona que dice las tonterías, a solas, no lo exponga a quedar frente a los demás, hay que dar tiempo a procesar y cambiar.

La parte más importante y al mismo tiempo, la más difícil y la que más a menudo falla. Si no aplica bien este punto, su "alianza" no sirve de nada. Lo más útil que puede hacer un aliado de una causa X es usar su privilegio para ayudar a las personas que no tienen tanta suerte. Como aliado, es tu deber enfrentarte a tus iguales. Escucharán menos a las personas oprimidas, hay que tener en cuenta este detalle, a lo mejor te ayuda cuando sientas que no tiene sentido dejar sentado un punto de vista inclusivo y diverso. (2)

6. Reconozca su privilegio

Estamos tan acostumbrados a cómo son las cosas que, en primer lugar, no notamos algo tan simple, como que una mujer es excluida de una conversación. Eso requiere conciencia. Eso es un privilegio. Es una barrera a la que se enfrentan los demás. No me pasa a mí como hombre y portador de otros privilegios.
No se trata de sentir vergüenza, sólo hay que reconocerlo. Al fin todos somos parciales. No significa que nunca se hayan enfrentado dificultades, simplemente significa que no he enfrentado los mismos impedimentos que los demás.  

7. Ser un aliado en la casa

No se trata de “ayudar a lavar los platos o la ropa”, eso implica que hay una persona responsable, cuando en realidad son tareas compartidas. Si nos paseamos por la vida proclamando que somos feministas y puertas adentro no hay cambios, hay un conflicto serio entre lo que dices y lo que haces en privado cuando nadie está mirando.

8. Lo que hay del otro lado de la cerca

Si bien la obligación de cubrir cupos en las ofertas de trabajo y en la composición de las cámaras legislativas, así como el fuerte movimiento en el ámbito empresarial, un porcentaje variable, de acuerdo con el país, de entre el 10% y el 30% de los puestos directivos son ocupados por mujeres. Esto deja una fuerte responsabilidad a los hombres.
Por tanto, expandir el círculo social y profesional es un buen camino. Comuníquese con las personas que faltan en su círculo y haga un esfuerzo por conocerlas personalmente. Escúchelas y brinde apoyo si es necesario. Las microagresiones ocurren simplemente porque no las conocemos. Asegúrese de que todos los eventos que organice y participe sean inclusivos.  No todas las mujeres quieren ir a jugar los juegos de hombres o se divierten como usted, investigue, pregunte, organice en mesas amplias y diversas.

9. Ser proactivo en las conversaciones

Muchas veces es más fácil no decir nada, dejarlo pasar y quedarse callado. Es posible que no se sienta cómodo interviniendo directamente. También es posible iniciar una conversación cuando alguien ha lanzado una de esas afirmaciones imposibles. Pero una buena estrategia es repreguntar sobre lo que se ha dicho. Así se podría quedar en silencio - a la gente a menudo no le gusta el silencio e invariablemente hablará para llenar el vacío. Es posible que se sientan lo suficientemente incómodos como para no volver a cometer una ofensa.  

 
Glosario

Transfobia: neologismo que hace referencia al conjunto de ideas y fenómenos que abarcan una serie de actitudes, sentimientos o acciones negativas hacia las personas transgénero o la transexualidad en general.

Transgénero: Distinción sexual de las personas que no se sienten identificadas, parcial o totalmente, con el género con el que nacieron.

Transexualidad: Alude al contexto del sexo biológico, el cual se tiene al nacer, es decir, el sexo biológico se define por la genitalidad con la que se nace. Estas personas tienen la convicción y se identifican con el género opuesto a su sexo biológico. Por lo tanto, los transexuales tienen sentimientos de haber nacido con el sexo físico equivocado.

Cis: Neologismo que define a los individuos cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual, diferenciándolos, por oposición, de los individuos transgénero.

Racismo: Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive.

Machismo: Ideología que engloba el conjunto de actitudes, conductas, creencias y prácticas sociales destinadas a promover la superioridad del hombre sobre la mujer.

Misoginia: es la aversión, el desprecio o el odio hacia las mujeres.

Transmisoginia: forma de discriminación y opresión que surge por la intersección entre la transfobia y la misoginia. La sufren las mujeres trans y las personas no binarias en el espectro transfemenino de género.

Islamofobia: Antipatía u odio hacia el islam y los musulmanes.

Clasismo: Tendencia o actitud discriminatoria de una clase social respecto a otras que se consideran inferiores.

Cissexismo: Actitud discriminatoria hacia las personas trans por el hecho de serlo.

Homofobia: rechazo y odio irracional que se tiene hacia la homosexualidad y que conduce a la violencia y la discriminación hacia los individuos que tienen dicha orientación sexual.











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