¡Tierra, te necesitamos!

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Boletín No 93, Toronto, 22 de Abril de 2022
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¡Tierra, te necesitamos!

Boletín Línea Uno 93 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
22 April 2022
por Sandra Farias

 
La realidad es que los combustibles fósiles son una tecnología obsoleta que debe ser parte del pasado.  
Esta es la principal conclusión del sexto y más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas en el aniversario del Día de la Tierra 2022.  

Hoy sabemos con certeza que la alteración del clima causada por los seres humanos está impactando al planeta a una escala sin precedentes, con una catástrofe tras otra: sequías extremas e incendios forestales, sucesiones de huracanes y tifones, deterioros y pérdidas de hábitats. Todo ello dejando una secuela de muerte y destrucción a su paso.  

También se comprobó que el calentamiento global genera la aparición y propagación de enfermedades contagiosas, lo que prácticamente garantiza la futura aparición de más pandemias como la que estamos enfrentando actualmente.  
Esta es la razón por la cual estas dos crisis simultáneas exigen una respuesta global, colectiva y coordinada para lograr una distribución equitativa y gratuita de vacunas y tratamientos contra el coronavirus, así como también una recuperación económica de matriz ecológica más justa.

Como bien lo expresaba el mensaje en este video, la Tierra ya no nos necesita a los humanos, pero nosotros sí la necesitamos: https://youtu.be/WmVLcj-XKnM

Sin embargo, los principales responsables de las emisiones de carbono se “lavan las manos”. Hablamos de las empresas y, sobre todo, de las multinacionales. Las filiales de multinacionales representan el 22,5 % de la huella de carbono de la economía mundial y sólo las filiales de EE. UU. operando en el resto del mundo representan el 1,5 % del total de emisiones. (1)

 
Estado de negación

 
La joven activista sueca Greta Thunberg conoce bastante bien este problema. En una carta dirigida a los líderes mundiales sostuvo:  
“Hace cinco años, los líderes mundiales firmaron el Acuerdo de París y prometieron mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 grados centígrados y buscar 1,5 grados para salvaguardar las condiciones de vida futuras. Desde entonces, han sucedido muchas cosas, pero la acción necesaria aún no está a la vista. La brecha entre lo que debemos hacer y lo que realmente se está haciendo se amplía minuto a minuto. Seguimos acelerando en la dirección equivocada”.

“Los cinco años posteriores al Acuerdo de París han sido los cinco años más calurosos jamás registrados. Y durante ese tiempo, el mundo también ha emitido más de 200 gigatoneladas de CO2. Se están haciendo compromisos, se están fijando objetivos hipotéticos distantes y se están dando grandes discursos. Sin embargo, cuando se trata de la acción inmediata que necesitamos, todavía estamos en un estado de total negación, ya que perdemos nuestro tiempo creando nuevas lagunas con palabras vacías y contabilidad creativa”.

A la hora de evitar medidas muy contaminantes o promover aquellas sostenibles, no podemos solo pensar en soluciones relacionadas con impuestos a los gases de efecto invernadero que supongan aumentos de precios, ya que dichas medidas pueden ser regresivas y tienen un escaso efecto sobre los hogares de mayor renta.
Es muy importante regular y limitar acciones que contaminan más y, en ocasiones, incluso prohibirlas. Establecer zonas de bajas emisiones en los centros urbanos, prohibir el uso de plásticos de un único uso y la venta de vehículos de combustibles fósiles, etc., son medidas que ya se han tomado o que hay que ir tomando con arrojo y valentía para acompañar y promover o limitar la actuación de los consumidores.

El problema no son los pobres, sino los sectores más ricos: el 10 % de los hogares es responsable del 40 % de las emisiones. Es importante, pues, trasladar el mensaje de responsabilidad común, pero diferenciada no solo entre países, sino también dentro de los países.

Si seguimos igual a este ritmo el 50 % de la población mundial más pobre producirá emisiones muy por debajo del objetivo, mientras que el nivel de emisiones del 1 % más rico será 30 veces superior a lo fijado en el Acuerdo de París, donde los países se comprometieron a no permitir que la temperatura del planeta subiera más de 1.5 grados de aquí al 2030. (2)

 
¿Cuáles son las posibles soluciones?

Los expertos plantean la necesidad de implementar políticas drásticas en el corto plazo, combinadas a medio plazo con tecnologías como la captura de carbono, cuya aplicación a gran escala aún se enfrenta a importantes retos técnicos.
Una novedad importante del nuevo informe es que incorpora un análisis centrado en las decisiones que las personas y hogares toman como consumidores. Es sobre el consumo de energía directo e indirecto de los hogares sobre el que recaen las acciones a corto plazo. El informe sigue el enfoque “evitar-cambiar-mejorar”, que originalmente se aplicó al transporte sostenible, pero que ahora se emplea de forma más general al comportamiento de los consumidores.
El panel de expertos estima el potencial de mitigación de estas medidas en un 40-70 % de reducción de emisiones. Se podría alcanzar un 5 % de forma muy rápida sólo con cambios en nuestros hábitos, principalmente en los países desarrollados.  

Además de esos factores socioculturales, las medidas también se centran en el uso de infraestructuras y la adopción de nuevas tecnologías que permitan dichas modificaciones.

 
¿Qué debemos evitar?

Entre los cambios de comportamiento, en la categoría “evitar”, encontramos la no utilización del coche y la reducción de un vuelo de larga distancia al año, como los dos elementos con mayor potencial mitigador a nivel individual, seguidos por el aumento del teletrabajo, un menor uso y mayor reciclaje de envases y la reducción del desperdicio alimentario.

Hay que abandonar los combustibles fósiles: el carbón debería reducirse un 95 %, el petróleo en un 60 % y el gas en un 45 %. Respecto al último, sobre todo, la reducción de las fugas de metano.

 
Lo más difícil del cambio

El proceso de urbanización va a seguir avanzando. Por tanto, es fundamental diseñar bien las estructuras urbanas que minimicen el consumo de energía.

En cuanto a la industria, es preciso rescatar la política industrial y la colaboración internacional, porque la descarbonización industrial va a cambiar las cadenas de valor, desplazándolas hacia regiones con abundantes recursos energéticos bajos en CO₂.

Para lograr toda esta transformación hacen falta cambios sistémicos. Hay que cambiar nuestro paradigma de desarrollo hacia uno basado en la sostenibilidad y hay que implantar paquetes de políticas que estimulen la innovación, que cambien comportamientos, que regulen la inversión financiera y que establezcan una gobernanza adecuada del proceso. Veamos algunos ejemplos concretos:

 
¿Por qué hay que eliminar los plásticos?

Se estima que se produjeron 583 000 millones de botellas de plástico en 2021. Eso es 100 mil millones más que hace sólo cinco años. Este año se utilizarán cinco billones de bolsas de plástico. ¡Eso es 160 mil por segundo!
Sólo los estadounidenses usan quinientos millones de pajitas para beber todos los días. En 2017, la producción de envases constituyó el uso de mayor demanda de plástico, con 146 millones de toneladas métricas utilizadas.
La cantidad de plásticos de un solo uso utilizados en todo el mundo se ha triplicado desde el comienzo de la pandemia, y los pedidos a domicilio o de comidas para llevar impulsan el aumento. Cada año, se crea globalmente suficiente plástico de burbujas para cubrir la distancia entre la Tierra y la Luna.

En los EE. UU y Canadá se tiran más de 50 mil millones de tazas de café cada año. Estos están recubiertos con plástico para laminar el interior y usan tapas de plástico. Cada año, alrededor de 1 millón de toneladas de diminutas fibras de plástico se vierten en las aguas residuales.

Cuando los alimentos están envueltos en plástico que contiene BPA, los ftalatos pueden filtrarse en los alimentos. Es probable que cualquier migración sea mayor cuando entra en contacto con alimentos grasos como carnes y quesos. Por ello, en general, no se recomienda calentar alimentos en recipientes de plástico.  

El bisfenol A, también conocido como BPA, utilizado para fabricar miles de millones de recipientes de plástico para bebidas, vajillas, revestimientos protectores de latas de alimentos y juguetes, se considera un disruptor endocrino, lo que significa que puede disminuir o aumentar la actividad endocrina en humanos y causar efectos adversos para la salud en el mediano y largo plazo. (3)

 
¿Por qué debemos preservar las abejas?

Actualmente estamos viviendo un evento de extinción masiva de especies, el más grande conocido. Los científicos estiman que estamos perdiendo diez mil veces más especies por año que la tasa normal.

Las poblaciones de insectos han disminuido en un 40% a nivel mundial. Esto es muy alarmante ya que los insectos juegan un papel crucial en la polinización de las plantas y sirven como base de una cadena alimenticia de la que dependen los animales y los humanos.

Las abejas juegan un papel importante en la polinización de las plantas que comemos. Una sola colonia de abejas puede polinizar 300 millones de flores en un día.  

Aproximadamente, el 75 % de los cultivos del mundo dependen de los polinizadores. En América del Norte las abejas ayudan con la producción de al menos 90 cultivos. Lamentablemente, muchos factores están influyendo en la disminución de las abejas, incluida la fragmentación del hábitat, el aumento del uso de pesticidas, el trastorno del colapso de colonias y el cambio climático.  

Muchas especies de animales dependen de las abejas para su supervivencia porque su fuente de alimento, que incluye nueces, bayas, semillas y frutas, depende de la polinización por insectos. La polinización no sólo hace que el alimento esté disponible para otros organismos, sino que también permite el crecimiento floral, lo que proporciona hábitats para los animales, incluidos otros insectos y aves. (4)

Un tercio del suministro mundial de alimentos depende de las abejas. Línea Uno publicó en su Boletín número 82 un artículo al respecto que se puede leer aquí.

 
¿Por qué hay que reducir el consumo de carnes?

Los alimentos son la causa del 30% de todas las emisiones de carbono. La carne de res produce la mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, que incluyen metano. Por ejemplo, se libera un promedio global de 50 kg (110 lb) de gases de efecto invernadero por cada 3,5 oz de proteína.

La carne de res emite 20 veces más emisiones por gramo de proteína comestible que las proteínas vegetales comunes, como los frijoles. Asimismo, se necesitan 11 veces más de combustible fósil para producir una caloría a partir de proteína animal, que para producir una caloría a partir de proteína vegetal.

El metano, un gas de efecto invernadero, tiene un impacto en nuestro planeta 25 veces mayor que el dióxido de carbono durante un período de cien años. El mayor contribuyente de metano es el ganado y sus desechos. (5)

 
¿Por qué hay que reforestar al planeta?

Entre 2015 y 2020, se eliminaron 10 millones de hectáreas de árboles de los bosques del mundo. Esta tendencia se acentúa con fenómenos globales como los incendios forestales causados por la sequía. Ya se ha calculado que agregar un 10% más de cobertura verde tanto en ciudades como en pueblos podría reducir la temperatura de la superficie del área en 2,2 °C.

Otro cambio importante es hacia prácticas agrícolas regenerativas que pueden restaurar los pastizales, ya que un tercio de la superficie terrestre son pastizales y el 70 % de esos pastizales se han degradado. La agricultura regenerativa disminuye la perturbación física, biológica y química del suelo, permite producir alimentos ricos en nutrientes que están libres de contaminantes químicos y aumenta la diversidad de plantas, lo cual ayuda a construir suelos saludables para atrapar mejor el agua y los nutrientes. Las granjas regenerativas permiten además variar las rotaciones de cultivos.

 
Mentiras que contaminan

Greenwashing (lavado verde) es el proceso de transmitir una impresión falsa o proporcionar información engañosa sobre cómo los productos de una empresa son más respetuosos con el medio ambiente. Cada afirmación sin fundamento para engañar a los consumidores haciéndoles creer que los productos de una empresa son ecológicos es una trampa que termina perjudicando las buenas intenciones de los consumidores.  

“Muchos hacen parecer que la industria de la moda está comenzando a asumir la responsabilidad, gastando cantidades fantásticas en campañas en las que se presentan a sí mismos como 'sostenibles', 'éticos', 'verdes', 'climáticamente neutrales' y 'justos'. Pero seamos claros: esto casi nunca es otra cosa que puro lavado verde. No se puede producir moda en masa o consumir de manera sostenible, tal como está configurado el mundo actual. Esa es una de las tantas razones por las que necesitaremos un cambio de sistema”, sostuvo Thunberg a través de su cuenta de Twitter.

 
¿Entonces, cuál es el plan?

A pesar de las crecientes promesas de acción climática, las emisiones globales están en su punto más alto y siguen subiendo. “La ciencia más reciente muestra que la alteración del clima está ahora mismo causando estragos en todas las regiones del mundo. Estamos en una carrera contra el tiempo para limitar el calentamiento global a 1,5 grados. Y estamos perdiendo”, afirmó el secretario general António Guterres.  

Actualmente, los debates están centrados en el costo de la transformación y quién pagará por ello. En su evaluación de impacto que acompaña al Plan de Objetivos Climáticos 2030, la Comisión de la Unión Europea especificó que al reto de inversión requeriría al menos una inversión adicional anual de 438 mil millones de euros entre 2021 y 2030. (6)  
Para ello se ha encomendado a un panel de expertos fijar las prioridades y apuntar la inversión a esos logros. A cargo de este grupo internacional figura la ex ministra de medio ambiente de Canadá Catherine McKenna.  

Hoy los gobiernos tienen la mayor parte de la responsabilidad de lograr emisiones netas cero para mediados de siglo, especialmente el G20. También ayudaría en esto que cada negocio, inversionista, ciudad, estado y región pase de las palabras y compromisos a la acción. La tarea política por delante es enorme, incluso mayor que la tecnológica.
“Para evitar una catástrofe climática, necesitamos compromisos audaces acompañados de acciones concretas, estándares de cero emisiones netas y una rendición de cuentas fortalecida en torno a la implementación de estos los compromisos”, lee el comunicado del panel de la ONU, emitido el pasado 31 de marzo. (7)

Pero antes de concluir este análisis de la situación climática quiero dejarles una buena noticia. Ya contamos con muchas tecnologías viables para la transformación, algunas de ellas competitivas, como la fotovoltaica o la eólica.  
Esta semana las turbinas eólicas en los Estados Unidos produjeron más electricidad que las plantas de energía nuclear y de carbón por primera vez en la historia (2000 gigavatios-hora de electricidad). Es un hito importante que refleja la realidad de que la energía eólica está creciendo y el carbón se está desvaneciendo. (8)



Fuentes:
(2) El acuerdo busca mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 °C por encima de los niveles pre-industriales, y perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1.5 °C, reconociendo que esto reduciría significativamente los riesgos y efectos del cambio climático.







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