¿Quién cuidará de las personas mayores?

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Boletín No 94, Toronto, 29 de Abril de 2022
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¿Quién cuidará de las personas mayores?

Boletín Línea Uno 94 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
29 April 2022
por Rodrigo Briones

Esta semana hemos conocido algunos de los resultados de Censo 2021. Los datos nos muestran el Canadá actual que nos toca vivir y los desafíos que se nos presentarán en un futuro cercano.

En general todas las minorías son las que sufren las políticas públicas, que están destinadas a reducir las diferencias y conjurar los efectos negativos del conjunto de las acciones de la sociedad.

Uno de los datos que más ha llamado la atención de los principales medios de comunicación es la situación de los adultos mayores. Uno de los sectores más vulnerables, aunque no es el único en un mundo en el que todo se polariza bajo los dictados del mercado. Los datos no sorprenden a quienes hemos venido trabajando desde cerca con la población de personas adultas mayores.

Las políticas públicas se basan para su diseño en datos estadísticos y uno de los problemas es que se trabaja sobre la media, es decir, de la suma de las partes que conforman el total, se trata de establecer una línea media de acciones, que abarque a todos los sectores y termine corrigiendo esa medianía para que los indicadores de prosperidad y bienestar suban para todos.

Esto que suena muy bonito en la enunciación, en la práctica no siempre termina atendiendo a necesidades vitales de sectores marginales. Hay muchos ejemplos que se podrían poner sobre la mesa, pero el acceso al agua potable es uno muy claro. Mientras el país en su conjunto tiene uno de los estándares de vida más altos del mundo, hay sectores de la población canadiense que deben tomar medidas adicionales para saciar la sed, porque no disponen de agua potable.
Los datos del censo ponen de manifiesto, diría mejor, vuelven a poner en primera línea un sector que atraviesa una serie de formidables desafíos que le afectan y que terminan perjudicando al conjunto.

La población en edad de trabajar en Canadá, técnicamente personas de 15 a 64 años es la mayor que nunca antes, según las cifras del censo publicadas el miércoles 26 de abril. Los datos muestran que ahora hay una mayor proporción de personas de 55 a 64 años que de 15 a 24, la edad en la que las personas comienzan a trabajar. (1)

Siguiendo con las líneas de pensamientos contemporáneas el aspecto económico es el que se pone en primera consideración. El sistema de jubilación y de atención económica del denominado sector pasivo se verá resentido en el mediano plazo por la disparidad en la fuerzas que dinamizan este delicado equilibrio financiero. Al ser más los jubilados que los activamente económicos, las fuentes de financiamiento empezaran a sentir una fuerte presión, lo que obliga a tomar decisiones que no siempre son las más equitativas.

Esta tendencia, según ya advierten algunos expertos, ejercerá presión sobre los servicios como la atención médica y la vivienda y no se resolverá por completo con la inmigración.

Soluciones de corto plazo

En el pasado hemos tenido como respuesta por parte de los responsables del área el aumento de la edad del retiro, para mantener el flujo de ingresos y hacer frente a los egresos crecientes. Esta es una solución de corto plazo, es lo que vemos en medio de un partido de básquet cuando el técnico pide un minuto. O cuando el delantero de un equipo de fútbol se entretiene con la pelota en la esquina del córner del equipo contrario. Ganamos tiempo en medio del partido. Pero no altera las relaciones, ni modifica el resultado.

Uno de los principales periódicos de Toronto se pregunta… “¿Las mayores pensiones de Canadá ponen en riesgo su jubilación? Un creciente coro de expertos dice que sí. A medida que más canadienses se jubilan, aumenta la presión sobre los prestadores de pensiones más grandes de nuestro sector público para que asuman más riesgos para vencer las tendencias del mercado. Se han invertido miles de millones en inversiones alternativas, como aeropuertos y carreteras de peaje. Pero… ¿qué tan seguro es eso? (2)

Estos interrogantes nos llevan a pensar que aquello que siempre hemos pensado como sólido, fuerte y estable, como las pensiones ofrecidas por las más prestigiosas empresas, dedicadas a ofrecer pensiones seguras al sector privado e incluso aquellas que atienden al sector público, como es el caso de los docentes, no han tenido el tino de asegurar una rentabilidad a largo plazo. O les ha tocado navegar en aguas turbulentas, surcadas por tiburones. Mal de muchos, consuelo de tontos me solía decir mi madre.

No estamos solos

Esta realidad canadiense es nada si atinamos a mirarla en la perspectiva de cada uno de nuestros países, que también han atravesado por esas turbulencias, pero les ha tocado capear el temporal en balsas de maderos atados con juncos.
El punto en que nos encontramos hoy, leyendo lo expuesto por Estadísticas de Canadá no es algo que deba sorprendernos. En los veinte años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se produjo una explosión en la natalidad en Europa y América del Norte y por extensión a eso que denominamos “Mundo Occidental”.

Un dato, en el mismo período en China se vivió la “Revolución Cultural” que, entre otras cosas, puso como límite un solo descendiente por pareja.

En el libro “Grandes Expectativas” de los autores Landon y Jones se nos cuenta la historia de 75 millones de estadounidenses nacidos entre 1946 y 1964, un baby boom tan extraordinario que ha afectado todos los aspectos de esa sociedad. Desde las modas y la música hasta la educación, las tasas de criminalidad y el diseño de la seguridad social.
Los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial estaban dotados de grandes expectativas: serían la generación más grande, rica y mejor educada que los Estados Unidos haya conocido. Hicieron de los años 50 una sociedad orientada a los niños.

Luego en los años 60 vivieron un período de adolescencia tormentosa, y ahora sus preocupaciones adultas se han convertido en obsesiones que tiñen no solo su país, sino el mundo entero. Su experiencia compartida los ha moldeado como ninguna otra generación. Han transformado la forma en que Estados Unidos ve el trabajo, las mujeres, el divorcio y la crianza de los hijos – por ejemplo, se espera que casi la mitad de sus hijos crezcan en hogares monoparentales.

En los ochenta fueron una generación de incertidumbre, insegura sobre su papel en la sociedad y el matrimonio, insegura incluso de reproducirse. La de los baby boomers es la historia de una generación cuyos números son a la vez su mayor fortaleza y su trágica limitación, una sociedad que no está preparada para enfrentar las demandas fruto de su propia estructura y tamaño. (3)

Esto fue escrito en 1980 y acertaba en describir algo que en ese momento se podía palpar. Hoy que esos adultos mayores empiezan a necesitar de otros, vemos como toda aquella prosperidad generada, además de ser un ejemplo difícil de seguir no alcanza a dar respuesta a las necesidades de hoy.

Para el Dr. Samir Sinha, director de geriatría del Hospital Mount Sinai y la Red de Salud de la Universidad de Toronto, “nunca es demasiado tarde para revertir el rumbo, sabíamos en 2011, cuando nuestros baby boomers comenzaron a cumplir 65 años, que este será nuestro futuro, para el que debemos estar preparados", dijo el médico a CBC.

Si bien la población de la generación de los 80 y 90, conocida como “millennial” tiende a convertirse en la generación más grande en Canadá para 2026, la gran cantidad de personas mayores de 85 años en el país dificultará financiar la mayor demanda de servicios y atención médica.

“Me sorprende porque conocemos los datos desde hace mucho tiempo, sabíamos lo que nos esperaba, creo que siempre decidimos priorizar antes otras poblaciones y otras necesidades,” dijo el Dr. Sinha. "Necesitamos jugar un juego de recuperación y necesitamos jugarlo pronto. No hay mejor momento que el presente para comenzar a corregir la falta de financiación de nuestros sistemas de atención a largo plazo, pero también para asegurarnos de que tenemos un componente de atención domiciliaria más sólido". (1)

Cuidados en el propio hogar  

Es necesario que la provincia realice una inversión significativa en atención domiciliaria y comunitaria, y esto debiera estar reflejado como una de las prioridades en las elecciones de junio en Ontario.

Sería esencial que todos los niveles de gobierno aborden la creciente población de ancianos, desde el apoyo social hasta la vivienda como asimismo reconocer que todos estamos implicados en la solución.

Si continuamos por el mismo camino, es decir, dejar que sea el estado el que atienda a la población de adultos mayores el resultado será el que tuvimos cuando más lo necesitaban.  Durante la pandemia, miles de ancianos fueron encerrados sin poder recibir atención y afecto de quienes están en capacidad de hacerlo y muriendo de a cientos, hacinados en condiciones miserables. No es posible pensar que la solución sea seguir construyendo edificios de propiedad horizontal donde queden hacinados expuestos a la iatrogenia de la institucionalización.

Hay sobradas muestras de lo beneficioso que es envejecer en el hogar o en algo lo más parecido al ámbito cotidiano, donde han vivido la mayor parte de su vida. Allí se revierten los términos de la inversión, volcándose a más trabajadores de cuidado personal (PSW en inglés), con mejores salarios y capacitación a las familias que actúan como cuidadores. Simplemente, si no lo hacemos ahora, como todos llevamos un viejo adentro, tarde o temprano nos llegará.






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