Idioma en palabras

Reflexiones, diálogo y comunidad
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Boletín No 94, Toronto, 29 de Abril de 2022
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Idioma en palabras

Boletín Línea Uno 94 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
29 April 2022
por Rodrigo Briones

Las letras caen, se amontonan, se acomodan formando palabras, organizan frases. Van dotando de sentido, nombrando las cosas. Nos dan entidad, entendimiento y razón. Nos reconocen, establecen acuerdos, crecen y nos desarrollamos con ellas.

Es idioma separándose del culto latín, mantiene ese origen de gente común. Cruzó océanos, danza voluptuosa con sones de tamboril, se asocia con ritmos africanos, se apretuja sensualmente en dos por cuatro. Baila acompasadamente con sones que debieron ser de iglesia, pero terminaron en un burdel del Rio de la Plata.

Es el idioma que hablamos, el que nos comunica. Esa lengua que nos legaron, peleando se impuso sobre otras locales, en la conquista torturó, mutiló, violó y abusó. Anuló con promesas. Robó y mintió. Aun así, dejó asentada porciones de su verdad en Archivos de Indias. Hoy nos comunica, nos ayuda a conocer y a entender. Nos presenta a quien es diferente y nos da sentido. Somos por las otras personas. Nos invita al respeto por la diferencia.

Viaja desde el sur, como antes vino del este. Arriba al gélido norte, se entremezcla con los que están. Es una de las seis que se hablan en la Asamblea de Naciones. Tiende puentes. Cruza istmos. Construye, no destruye. Reparte no acumula.
Defiende su vírgula, sigue empeñada en nombrar con carácter propio. Es su condición. Descolla con impávida presencia. Se defiende del arrinconamiento detrás de la almohadilla, del numeral. Se resiste a usar sólo 140 caracteres o los 280 pandémicos.

Tuitea sí, pero le gusta el amontonamiento, en plazas, en espacios amplios, abiertos. Duplica su sonoridad en el llano y en la lluvia. No es agorafóbica. Está enamorada de la multitud. Se siente más cómoda revolcándose con la arroba, usando el ancho del monitor electrónico.

Embarazada con más sonidos, volando libre. Describiendo con soltura y con excesos. Abundancia de palabras que riman, que flotan, se sumergen y multiplican. Ruge en el pararrayo, se aferra y aporrea en el barro. Famosa por la guerrilla y el cigarro. Justiciera mítica con la Z. En cantidad de hablantes va tras el mandarín y es la segunda más estudiada.

Se afinca donde llega, empieza a reconocer sonidos, se asocia. Renombra la cerca, la llama fenza. Al trapeador lo bautiza mapo. Se amanceba creando hijos guachos que ahora sobresalen en los barrios gringos. Hay una raíz que emerge. Nada nuevo, es así desde Sanlucar de Barrameda.

Zarpó una y floreció diversa en cada arrabal de la bautizada América. Tiene ejercicio centenario. La actual conquista va con la música que seduce, en el menú incluye sabores intensos: fajitas, quesadilla, burritos. Con el ron, la caña, el tequila y el pisco adormece. Desmiente el estigma, ya que trocó volutas de tabaco por cannabis llegado en las carabelas.
Seduce con su fuerza, su color, su vitalidad. Ampliamente dotada de musicalidad y sensualidad. Agita las pasiones, inflama los corazones. Sumergida en la academia, se da el lujo de celebrar su existencia. Se asocia con la imagen y celebra también. Mancha el papel y se hace periódico – denuncia, reclama, muestra, actualiza.

En un momento se torna elegante, se encuaderna, se presenta en galas, es reconocida. Es nombrada y así empieza a tener un lugar, tiene entidad, inaugura categorías locales. Ocupa espacio en bibliotecas, sabe hacerlo, viene practicando desde los Cartularios de Valpuesta.

Es voluptuosa en los relatos cotidianos de historias ficcionales, entonces atrapa. En la televisión ha parido un nuevo género, la telenovela. Dicen que en la novela emergió el realismo mágico, fue nada más narrar aguantando el impacto de la cultura en el vivir de los pueblos del sur.

Desafía e invita. Millones en todas partes, además de los veinte países en que es oficial, se entienden articulando sus palabras.  Quiere ser aprendida, se escapa con su cadencia musical. Difícil, pero no imposible. Sólo hay que dejarse llevar. Hundirse en las descripciones extensas, mágicas, reales. Borlada con follajes, sus arabescos, ahí muestra de donde abreva. Doctoral con el latín, denota su origen.

Un día relata en la radio y nos acompaña en todo, es nuestra amiga. A veces nos confunde, se va con otro. Miente también, como la hace el diario desde el papel escaso. Se le roba la sonoridad para traicionar su origen, para imponer discursos ajenos, dominantes.

La forma del idioma nos fue legado. Con nuestro aporte, es el idioma que formamos. Por devolución es el idioma que nos conforma. Es nuestra oportunidad de entendernos desde lo diverso.
Toronto luminoso, sumatoria del espectro de colores del mundo, es la plataforma ideal para el ejercicio de la construcción colectiva. En la diversidad somos hispanohablantes.

La búsqueda de identidad
Por Luis Carrillos

"Es el idioma que formamos." Eso es lo que hicieron los muchachos del parque, formando su propio idioma y así se entendían "desde lo diverso." Había miembros provenientes de trece países Latino/Hispanos, además de europeos del este, Italia, e Irán. El fundador de los LAs era de Afganistán, pero más tarde se fue a crear otro grupo rival: The Boys in Blue en la escuela Danforth Tech. Sin embargo, todos hablaban la misma lengua “pandilleril”.

Lenguaje colectivo
Por Sandra Farias

Un equipo de fútbol infantil masculino viaja conmigo con destino a Santiago de Chile. Son muchachos colombianos. Pensé en tantas ilusiones, para muchos el primer viaje en avión, el logro de haber clasificado a un puesto de categoría regional y de paso, en las cercanías a un mundial. Son tan felices que trajeron hasta pelotas al mesón de la aerolínea, como si fuera el arco para golear. Quieren hacerse notar. Hablan con carcajadas, hacen bromas entre ellos, algunos miran la pantalla de sus celulares de vez en cuando, pero prefieren sonreírse en comunión, amagar con el chiste oportuno, pensar juntos la jugada que saldrá. Hablan sin palabras de su futuro, apuestan al deporte, a la salida colectiva, que se verá desafiada por la jugada individual, por la pelea de los clubes, por la ambición de los patrocinadores y los zares de las transmisiones. Por ahora, son chicos y no piensan más que en jugar y en viajar. Su entusiasmo me invita a soñar y adivino a las familias detrás de cada rostro, sacrificando el último peso para pagar el PCR, el pasaporte, las zapatillas, el pasaje. Ya en el asiento del avión, retomo la edición de este Boletín que tiene como objetivo celebrar al idioma. Quiero cruzar en mi observación de estos pibes, cipotes, cabros chicos, la idea de una nación con más espacios comunes, sin fronteras, sin documentos de viaje, sino con certezas de amistad y compañerismo. Salvémonos, pero, por favor, siempre juntxs y hablando nuestro idioma.






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