La viruela del mono es diferente al COVID-19

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Boletín No 98, Toronto, 27 de Mayo de 2022
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La viruela del mono es diferente al COVID-19

Boletín Línea Uno 98 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
27 May 2022
por Fernando Rouaux

Hace poco mencionábamos en Línea Uno cómo la pandemia había sido pasada a un modo “silencioso”. Los medios ya no cubrían ni los casos ni las muertes, como se hacía durante 2021. Más de cincuenta muertos en un día, ya no eran noticia. Estábamos acostumbrados.

Decíamos entonces que seguramente si hubiera muertes por otra enfermedad que no fuera COVID, las noticias se harían eco inmediatamente. Llegó ahora el momento de la viruela del mono, una enfermedad que se expande geográficamente, pero que no tiene el potencial de convertirse en una pandemia como la de COVID-19.

En primer lugar, hay que dejar en claro que el origen de la viruela del mono no tiene nada que ver con el virus del COVID-19, y mucho menos con la utilización de vacunas para COVID-19, como sugirió el conductor radial estadounidense Alex Jones. (1) Este tipo de afirmaciones no hace más que difundir mitos y generar miedos injustificados.

El virus de la viruela del mono se contagia con mucha menos facilidad que el del COVID-19. En realidad, las personas que pueden contagiarse son aquellas que se encuentran en un contacto muy cercano con una persona enferma, como los miembros de la familia o las personas con las que convive. (2)

¿Qué es la viruela del mono?

Es una versión más benigna de la viruela. La viruela del mono es una enfermedad que los científicos conocen y estudian desde hace 50 años. Es muy similar a la viruela humana, lo cual facilita mucho las cosas: se sabe cómo se transmite, cómo se controla, cómo se previene y qué síntomas presenta.

La viruela del mono es un virus endémico en algunas partes de África Central y Occidental.

El factor contagio

Como sabemos ahora (pero no cuando comenzó la enfermedad) COVID-19 se transmite muy fácilmente y se transmite por el aire que respiramos. Así, una conversación con una persona puede ser suficiente para contagiarse, lo mismo que compartir un ambiente cerrado y hasta entrar en un ambiente cerrado donde hubo una persona enferma. Por el contrario, para el contagio por la viruela se necesita un contacto físico más cercano.

Un factor importante para que ocurra una epidemia es la tasa de contagio, que usualmente se llama R. Los datos indican, por ahora, que el R de la viruela es menor a 1, cuando el R de COVID-19 al comienzo era de 2 ó 3 y para Ómicron era cercano a 8.

Se entiende que un R menor a 1 es controlable, fundamentalmente aislando a las personas enfermas para que no contagien a sus allegados más cercanos.

Otra gran diferencia entre COVID-19 y la viruela del mono es que ya existe una vacuna para la viruela que ofrece una protección del 85%. Es interesante observar que la aplicación generalizada de esta vacuna fue la que llevó a que EE.UU. en los años 80 declarara que la enfermedad estaba erradicada.

¿Cuántos casos ha habido este año y en dónde?

Hasta el jueves pasado se habían producido 38 casos en todo el mundo, de los cuales 37 no tenían antecedentes de viajes a países endémicos, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades. Gran Bretaña informó de otros 11 casos el viernes pasado.

En Toronto el primer caso se detectó hace menos de 10 días.  El hombre había viajado recientemente desde Montreal, mientras en la provincia de Quebec se han detectado ya 15 casos.

Europa se ha visto mucho más afectada. Hasta el jueves de esta semana, Portugal había notificado 17 casos, España siete, Bélgica dos y Francia, Italia y Suecia uno cada uno.

No se trata de una pandemia

El ministro de Salud de Canadá, Jean-Ives Duclos, enfatizó que la aparición de la viruela del mono no es paralela a la del COVID-19, que rápidamente se convirtió en una pandemia mundial.

“Quiero reiterar a los canadienses que esta es una situación diferente a la que nos vimos con la aparición de COVID-19”, lee la declaración de Duclos. “Si bien la comprensión global del virus de la viruela del mono aún está evolucionando, tenemos un suministro de vacunas, que nos aseguraremos de mantener, y estamos trabajando de la mano con nuestras contrapartes provinciales y territoriales para implementar nuestro plan de respuesta lo antes posible,” indicó el ministro. (3)

En tal caso, se aplicarían vacunas a los anillos más próximos a las personas contagiadas, pero no se aplicará una vacunación masiva como fue para contener al virus del COVID-19.

En síntesis, las posibilidades de que la viruela del mono se convierta en una nueva pandemia como la de COVID-19 son extremadamente remotas. (4)

Los científicos conocen la enfermedad. La tasa de contagio es mucho menor y, además, ya tenemos vacunas efectivas.
Cuando la comunidad científica dio la señal de alerta por COVID-19 e instó a la población a utilizar mascarillas y a tomar las precauciones que conocemos, surgieron todo tipo de teorías conspirativas.

Ahora, con el surgimiento de una enfermedad de características muy distintas al COVID-19, la actitud de los científicos es muy distinta también.

Hay que plantearse la posibilidad de que todas las recomendaciones para la prevención del COVID-19 no son una conspiración sino la consecuencia lógica de la situación epidemiológica y el tipo de enfermedad con la que estamos lidiando: una enfermedad que se propaga por el aire, con mucha rapidez y mucha facilidad, que se conoce poco y para la cual no había vacunas.

Propagar mitos sin justificación alguna no aporta a la salud de la comunidad. Quienes son responsables de medios de comunicación deberían tomar nota y contribuir lo que puedan a la distribución de información seria y racional, ya sea cuando hablamos de COVID-19, de viruela del mono o de cualquiera de las enfermedades que inevitablemente seguirán surgiendo en el futuro.

¿Debo preocuparme?

La probabilidad de que el virus se transmita por contacto sexual es alta, pero el riesgo de transmisión por otras formas de contacto cercano es bajo, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades.

Los síntomas suelen ser leves y la mayoría de las personas se recuperan en unas semanas, pero el virus ha tenido una tasa de mortalidad de alrededor del 3,3 por ciento en Nigeria, siendo los niños, los adultos jóvenes y las personas inmunodeprimidas los más susceptibles. (5)

Y ante cualquier riesgo o sospecha de exposición, la principal recomendación de las autoridades de salud es autoaislarse y reportarlo.



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