Viñetas Número 105
15 July 2022
por Luis Carrillos
Saliendo
de la casa uno se encuentra con situaciones y con ideas para escribir
estas cortas historias que semanalmente comparto con ustedes. Estas
son emanadas dentro del bus de transporte urbano.
El
sábado 2 de julio, segundo día del llamado fin de semana largo, el
transporte urbano circulaba con el “horario de vacaciones”, lo
cual significa que había que esperar al bus más de lo acostumbrado,
trayendo como consecuencia aglomeraciones.
Este
particular día en que yo me encontré en esa situación serían las
once de la mañana. Iba viajando hacia el sur oeste de la ciudad, a
encontrarme con mi amigo y colega Alejandro. Habíamos quedado de
tomarnos un cafecito y conversar presencialmente, como se diría en
estos tiempos. Entonces, como iba con tiempo al encuentro, decidí
por uno de mis pasatiempos: hacer el crucigrama del periódico,
impulso que no duró tanto tiempo, pues la dinámica que se fue dando
en el camino me interesó más que ir llenando cuadritos con letras.
Lo
primero que llamó mi atención fue una pareja empujando un carrito
con un niño en el asiento. La mujer entra primero, ocupa el tercer
asiento de la primera línea y el hombre entra empujando el carrito y
lo parquea en la mera entrada, dejando un espacio estrecho para las
demás personas. Una parada más adelante, otro hombre sube el bus
empujando una carretilla con una caja de herramientas y no puede
pasar. El carrito con el niño no lo permitía. Otras personas que
subían, después de varias contorsiones, lograban hacerlo.
En
la siguiente parada más personas abordaron el bus. Después de
muchos intentos lograban entrar, no sin antes hacer muestras de
contrariedad. Entonces los ánimos se caldeaban. Entre estas personas
entró una joven mujer bastante robusta, quien después de un
esfuerzo logró pasar. Al llegar a la par de donde yo iba sentado,
veo que el motivo de su tardanza era que iba acompañada de un
inmenso perro de aspecto pastor alemán, pero más lanudo. Esto causó
conmoción en las personas, ya que era un animal grande y además en
constante movimiento, como mostrando mucho nerviosismo.
Las
reacciones negativas y de contrariedad de varias personas no tardaron
mucho en aparecer, “¿Puede controlar su perro?, le dijo una
persona. “Que apesta ese perro,” dijo otra, con ello trayendo
nerviosismo a la joven mujer. Yo, viendo esto le digo al animal come
…come -venga…venga- dándome golpecitos en la canilla para
que este viera mi movimiento de invitación y se acercara. En ese
mismo instante, el asiento adyacente al mío quedó vacío y la joven
se sentó, dando un suspiro de alivio, pues podría controlar mejor a
su inmensa mascota.
En
ese momento ya el animal se había acercado a mí y yo le iba sobando
en forma descendente del pescuezo al pecho, diciéndole suavemente
easy… easy -tranquilo… tranquilo- y pienso que eso fue
útil para que se sosegara. Al sentarse, le pregunto si era macho o
hembra. “Es hembra, y se llama Luna,” me dice. La siguiente
pregunta acostumbrada es “¿de qué raza?” pues tiene la
apariencia de pastor alemán, pero con mucha más lana. “Es German
Shepherd, una raza nueva de unos criadores de perros de hace
pocos años. Es una mezcla del Shetland ovejero (1) y pastor alemán,
por eso ese nombre de raza.”
“Luna
tiene cuatro años y la tengo desde que era cachorrita, y ahorita
vamos al parque donde hay un lugar especial para que los perros
corran libremente. Y muchas gracias por tranquilizarla, pues esas
señoras nos traían nerviosas a las dos.” Después continuó
preguntándome de dónde era. “Soy de El Salvador, y ¿usted?” le
pregunto. “Soy de Irán,” me responde. “Vine muy niña con mis
padres, y ahora mi compañía es Luna,” me alcanzó a decir
mientras se preparaba para bajar del bus. Esta vez el proceso fue más
fácil pues el hombre con las herramientas y la pareja con el carrito
del niño ya se habían bajado, no así las personas que se habían
venido quejando, quienes dieron suspiros de alivio cuando la dueña y
su mascota bajaron del bus.
No
quiero terminar mi historia sin antes aclarar que, pese a no ser
experto en el tema de criadores de perros y razas, pensé en darle el
beneficio de la duda a la joven mujer y creerle la historia de la
mezcla de su perra, no sin antes decidir qué haría una breve
investigación. El resultado de una búsqueda en Google sobre la raza
Shetland me dejó ver que lo espeso del pelo de Luna es parecido al
de esta especie. Como a menudo lo digo: Todos los días se aprende
algo. El Shetland Perro Ovejero también conocido como
Sheltie, es un perro pastor extremadamente inteligente, rápido
y obediente de las partes remotas y escabrosas de Escocia. (1)
Mi
encuentro y extensa conversación con mi colega y amigo Alejandro, la
cual habíamos acompañado con cafecito y pan dulce en nuestra
panadería/cafetería preferida en el área cerca de su casa, fue muy
gratificante. Comienzo con esta introducción, porque el resultado de
esta reunión de camaradería me dejó con una gran satisfacción que
aún me acompañaba.
En
mi viaje de vuelta en el norte de la ciudad venía en el autobús en
uno de los asientos azules que están reservados para personas
mayores o personas con alguna condición física (usando bordones,
muletas, andaderas o en silla de ruedas, y por supuesto, mujeres
embarazadas). Como es mi costumbre, venía leyendo el periódico
sabatino cuando de pronto el conductor nos dice que necesitaría los
asientos porque una pasajera en silla de ruedas iba a abordar el bus.
La verdad, es que eran dos personas, la mujer, ya mayor, en la silla
de ruedas, y seguidamente un hombre mayor en un escúter (triciclo
eléctrico). La cosa es que las dos filas de asientos azules fueron
ocupadas.
La
mujer no tuvo dificultad en parquear su silla de ruedas. Al hombre,
en cambio, le costó un poco. Mientras estaba maniobrando para
parquear su triciclo eléctrico, dejó salir muy suavemente en
español unas palabras no imprimibles, pero que yo estando cerca de
él y apoyándole con instrucciones “un poquito más para atrás…
más para adelante…” por supuesto que, en inglés, pude oír y
entender claramente las palabras en mi lengua nativa. Por supuesto
que esta acción tomó varios minutos y felizmente no hubo reclamos
de los demás pasajeros.
Una
vez que ambos estaban ubicados en sus espacios, tomé el asiento que
quedaba vacante, al lado de la mujer y enfrente del hombre mayor.
Provisto con mi conocimiento de que hablaba español le pregunto que
cómo estaba y así comenzó nuestro breve intercambio. Resultó ser
conversador, aunque con tono triste. Comenzó quejándose de su
diabetis, problemas pulmonares y daño en la columna vertebral “que
no me deja caminar, y por eso ando en este aparato (escúter). Estoy
solo, mi esposa murió hace muchos años y acá estoy sin ningún
familiar, no tuvimos hijos. Sólo espero el momento para irme para
arriba primero y para abajo después… para abajo mi cuerpo y para
arriba mi espíritu”, haciendo la señal hacia abajo primero y
hacia arriba después, con el pulgar de la mano derecha.
Yo
queriendo darle un rumbo ameno a la conversación, haciendo un
movimiento furtivo de ojos hacia la señora que lo acompañaba le
digo “¿Y ella?”. Con una sonrisa picaresca me dice “ella es mi
amiga. Ahorita me va acompañando al banco. Estamos saliendo, ¿me
entiende verdad? Aunque está cerrado, no importa, saco el dinero de
la máquina. Y yendo junto con ella me siento seguro. Mire pues, ya
me hizo seña que llegamos a nuestro destino y está tocando el
timbre para que nos bajemos”. (Ese es un timbre especial que le
hace saber al motorista que hay que activar la plataforma para que
las sillas de ruedas o escúteres en este caso puedan descender).
Su
declaración me trajo a la mente este pensamiento: “Otro adulto
mayor que se expone por su ingenuidad,” pues le menciona a un
desconocido que iba a buscar dinero. Entonces, el consejero en mí se
hizo presente y antes de despedirnos le entregué mi tarjeta: nuestro
trabajo es apoyar a la comunidad para que nos contacte si necesita
apoyo o servicio de las agencias nombradas en la tarjeta con sus
números telefónicos:
- Consejo de Desarrollo Hispano 416 516 0851 – 437 335 1859
- Centro para Gente de Habla Hispana 416 533 8545
- Family Service Toronto 416 755 5556 Extensión 438
- Asociación de Seniors de Habla Hispana del Gran Toronto (ASHTOR)
416 656 7733
Estimada
comunidad, no dude en llamar a cualquiera de esos números si
necesitan apoyo.