Furgón de Cola Número 106

Reflexiones, diálogo y comunidad
Línea Uno
Boletín No 106, Toronto, 22 de Julio de 2022
Boletín Línea Uno, Toronto, Ontario
Consejo de Desarrollo Hispano
DESIGN
BLOG
Go to content

Furgón de Cola Número 106

Boletín Línea Uno 106 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
22 July 2022

por Rodrigo Briones

Muchas familias que han recibido beneficios por la pandemia en el pasado se sorprenderán al enterarse de nuevas reducciones en los próximos créditos.

Es que la Agencia de Ingresos de Canadá (CRA) notificará a las personas contribuyentes cuánto recibirán en créditos fiscales reembolsables, como el beneficio por la prole, conocido como Child Tax Benefit o CCB (Canadian Child Benefit).

Las cartas enviadas a millones de madres este julio confirmarán que los beneficios recibidos por efecto de la pandemia serán confiscados de los beneficios infantiles... y que aquellas madres con familias más numerosas serán las más afectadas. Para una madre con 4 hijes con un ingreso modesto de $33,000 al año y que de otro modo recibiría la cantidad máxima, el impacto será de más de $3,000 en créditos reembolsables reducidos”.

Este párrafo lo he tomado del sitio de “Campaign 2000,” que ha organizado un Grupo de Trabajo de Amnistía CERB durante más de dos años. El grupo está compuesto por organizaciones comunitarias, analistas de políticas públicas, clínicas legales comunitarias y personas con experiencia de vida en pobreza/discapacidad y otras intersecciones de marginación. Juntos han estado monitoreando los efectos de CERB en los ingresos y la vida de las personas con ingresos bajos y moderados. Según el análisis, esta ronda de recuperación afectará principalmente a las madres cabeza de familia, a pesar de los compromisos del gobierno federal para promover la igualdad de género y la política feminista.

Esta política del tipo “Hood Robin” -sacarle a quienes menos tienen- es uno de los efectos ocultos de la pandemia. El encierro y las restricciones que escandalizan y movilizan a sectores de nuestra comunidad impiden la consideración del impacto que tiene en los sectores más vulnerables el tener que sacar de donde ya no hay para devolver un subsidio otorgado por la pandemia.

Parece excepcionalmente punitivo y opuesto a la política económica feminista”, dijo Jasmine Ramze Rezaee, directora de Defensa y Comunicaciones de YWCA Toronto. “Es por eso por lo que hemos pedido una amnistía CERB inmediata. El gobierno devolvió lo que había descontado a las personas mayores, otorgó amnistía a las personas trabajadoras por cuenta propia y proporcionó un alivio parcial a las personas estudiantes. Ahora es el momento de una amnistía CERB para madres y su prole y cualquier persona que viva con ingresos bajos o moderados”. (1)

Leila Sarangi, directora nacional de la Campaña 2000, en declaraciones al periódico “Toronto Star” dijo que la pérdida de estos beneficios se sentirá aún más drásticamente dado el creciente costo de vida en Canadá. “Va a causar un gran problema para las mujeres en etapa de crianza que son elegibles para el crédito”, dijo Sarangi. (2)

La pandemia está siendo un desafío en el ámbito de la salud y aunque vamos encontrando medicamentos y vacunas para lidiar con ella, aun así, enfermarse hoy es una desgracia y también un lujo. Sandra Farias comparte su semana padeciendo COVID-19, desde la perspectiva de quien ha pasado por la experiencia de soportar el desafío físico que implica, pero también las consecuencias económicas cuando el estado se ausenta del rol de tutelar a los más vulnerables. Ella lo expone con claridad en una nota que se puede leer aquí.

Cuando ampliamos la mirada, como si fuera el lente de una cámara fotográfica captando un mayor espacio, e incluimos en nuestro horizonte otras realidades, así como si empezamos a medir el impacto que ha tenido esta pandemia en cada región, vemos como el efecto ha sido desigual en cada barrio de nuestro mundo. Las variables se pueden apreciar en la lectura de la nota que escribió Alberto Juan Barrientos a la que se puede acceder desde aquí. A mi me queda el regusto amargo de constatar que hay estados que no atienden las necesidades de su pueblo, porque no pueden o porque no tienen la vocación de hacerlo.

Mi padre solía decir “cuando seas grande comerás huevo, ahora confórmate con las cáscaras”. Nunca lo puso en práctica, pero la imagen era de por sí muy dura. Desde mi mirada infantil sopesaba la sensación de masticar cáscaras de huevo cocido, en comparación con el suave bocado de clara bañada en yema de un huevo frito. Mi padre lo decía a propósito de esas cosas que sólo pueden ser disfrutadas por las personas adultas. Una especie de privilegio que podía ser una película o un libro. Esas cosas en mi infancia eran objeto de espera, como los pantalones largos hasta terminar la escuela primaria. Había que esperar hasta tener las condiciones que “se supone” van adquiriendo las personas con el paso del tiempo. Esta noción desigual y arcaica cayó en desgracia. El concomitante ejercicio necesario de espera se ha perdido, también.

Las generaciones subsiguientes han obtenido satisfacción inmediata o casi de todo lo que podía generar una frustración. Nosotros nos hemos encargado como padres y madres de evitarles ese sufrimiento. Que, dicho sea de paso, encajaba justo con la “necesidad” de la sociedad de consumo de “colocar” la producción de … (llene usted con lo que se le ocurra los puntos suspensivos).

Si vemos mal humor o caras largas en este conjunto de personas, debiéramos preguntarnos como les va a ir al intentar encontrar satisfacción hoy. Dos ejemplos: el acceso a la vivienda es cada vez más lejano en las grandes ciudades, como Toronto, en la que crecieron. El otro, los títulos obtenidos en la universidad no alcanzan para los puestos mejor remunerados y, obvio, las vacantes son limitadas. O sea, frustración asegurada y ausencia de ejercicio para absorber el golpe.
Alguien podría cuestionar el rol del estado, regulando la vivienda y la educación, por ejemplo, pero eso es otra historia.

Entonces el solo mencionarle a este grupo que debe hacer esto y no debe hacer aquello, es fracaso rotundo y garantía de protesta. Una vez, está bien. Pero… ¿otra vez encierro, obligación de barbijo y distancia física? Veo muy difícil que en el otoño se puedan implementar medidas de precaución en la comunidad. Hoy los mensajes, por ejemplo, en los medios públicos de transporte son para el desconcierto.

Algo de esto que se avecina, lo atisbó Luis Carrillos en su recorrida por las calles de la ciudad. Las viñetas de esta semana, que se pueden leer aquí, dan cuenta de esta dificultad para mantener el contagio de coronavirus dentro de ciertos márgenes manejables por la comunidad. El desafío es que debemos seguir compartiendo con la comunidad la necesidad de precaución en el contacto con las otras personas, de ahí las máscaras cuando no sea posible la distancia física y obviamente seguir con las vacunas.

Este no es un camino en soledad, hay agencias de la comunidad trabajando activamente para acompañar en cada momento a quien enfrente la enfermedad o los pasos necesarios para su prevención. En el podcast de Línea Uno de cada martes de 8 a 8.30 en ondasfm.ca y que se puede escuchar siguiendo este enlace, la trabajadora social Maria Fritsch nos da a conocer toda la ayuda que hay disponible en Scarborough.

Mi teléfono me avisa que tengo un mensaje nuevo. Una persona adulta mayor me envía un mensaje que acaba de llegar a su WhatsApp. Se trata de una invitación a compartir una fortuna de 18.500 millones de la moneda de Ghana. El tipo que le envía el sospechoso mensaje dice ser funcionario de un banco y tiene un dinero cautivo de un señor que se murió en China sin dejar heredero. Pero “el apellido es igual que el suyo (la destinataria del mensaje), “podemos girarle la mitad, nadie pierde ¡sólo hay personas que ganan!”. Antes de que se ponga a buscar cuantos millones de dólares representa esa fortuna en plata ghanesa le advertí que era una estafa, que no proveyera de ninguna información bancaria y olvidara el mensaje.

Esta estafa es vieja como el mundo. La primera vez me llegó por correo postal, en un sobre de papel de avión -una antigüedad sin traducción posible, desde Nigeria a mi oficina en la radio de Mendoza. Creo que aún debe estar escrito en la pared de ese edificio la rápida cuenta de tres simple que hizo uno de mis compañeros de trabajo. Quería saber cuántos australes – moneda argentina de fines de los 80- me depositaría el nigeriano en mi cuenta de banco. Todavía hay quien se la cree.

Es muy útil mantenerse informado, incluye las modalidades de estafa corrientes, para no caer en la tentación de salir de la adversidad y los aprietos económicos por vía de la mágica mano amiga. O no hacer caso a las amenazas de cobro o sanciones legales.

Lida Velásquez nos presenta una nota donde aborda la desinformación y las estafas concomitantes. La nota completa se puede acceder aquí.

La semana próxima nos volveremos a encontrar, ojalá que no tenga que hablar de cómo se nos va cerrando la soga en el cuello. Mi madre decía que aprieta, pero no ahorca. Otro dicho dice que no hay mal que dure cien años y remata diciendo que no hay tonto que lo soporte.

Hay esperanzas de cambio, hay ejemplos aquí y allá. La experiencia reciente de reclamar por un estado que esté presente en la vida de los ciudadanos no lleva la mirada a Chile. El 80% del pueblo de ese pais votó para que se reemplace la Constitución, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. Ahora que la Comisión Constituyente ha terminado su labor, los medios de comunicación se encargan todos los días de decir que no sirve, que está mal hecha, “que patatín que patatán”. Las encuestas “demuestran” que, si se votara hoy el referéndum de apoyo o rechazo, el rechazo se llevaría las palmas. Pero ¿cómo? ¿No era que el 80% quería el cambio? “Bueno Rodrigo, me dijo un amigo –es que en Chile el Diario El Mercurio se sigue editando todas las mañanas y es una de las fuentes más serias de información nacional e internacional. Así que puedes leer tranquilo lo que pasa, estarás bien informado. Y ahora, además, el Club de Lectores El Mercurio te ofrece una serie de «figuritas» de soldados nazis de la SS por medio de su página web, como una forma de souvenir. (3)

Incrédulo de que un diario haya cometido tal aberración salgo en busca de la noticia. Y así encuentro que, por suerte, la embajada de Alemania en Chile lamentó la decisión del centenario periódico con este comunicado: “Lamentamos que en pleno siglo XXI se comercialicen como objetos de colección y/o exhibición figuras que representan a soldados de las SS, quienes siendo la punta de lanza del régimen nazi protagonizaron crímenes de guerra y de lesa humanidad". A veces, la realidad supera la ficción.



Fuentes:




contribuye   pixotronmedia
Hispanic Development Council
Consejo de Desarrollo Hispano
1280 Finch Ave West, Suite 203
North York, Ontario, M3J 3k6
CANADA
Boletín Línea Uno
Back to content