Viñetas Número 113

Reflexiones, diálogo y comunidad
Línea Uno
Boletín No 113, Toronto, 9 de Septiembre de 2022
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Viñetas Número 113

Boletín Línea Uno 113 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
9 September 2022
por Luis Carrillos
 
 
Durante un paseo dominical por la tarde en el sendero Black Creek una persona estaba sentada sobre el muro que protege la cárcava, que las corrientes del arroyo Black Creek ha formado por la constante erosión de agua. El hombre estaba cerca del puente de la calle Grandravine mientras escuchaba la canción Farmer’s Song, de Murray McLauchlan. Se encontraba a unos cien metros dentro del sendero, al pie de una cuesta empinada antes que el arroyo haga su entrada al túnel bajo el puente.

Delante de mí iban tres muchachos, un adolescente y dos jóvenes adultos, que llevaban una bulliciosa conversación en lenguaje sur asiático. Hablaban en voz alta. Su presencia era notable, lo que provocó que el hombre se volteara para ver hacia el sendero, como buscando el origen del bullicio. En ese preciso instante, pasaba frente a él y le digo: “great song”. El responde sonriéndose y alzando su bandana, de color morado y blanca con la mano izquierda, mientras con la derecha alzó una botella de color oscuro diciendo en tono patriótico “for the farmers!”. ¡Por los agricultores, cheers!, le digo con un gesto de saludo alzando mi mano derecha.  A su parafernalia, la completaba una banderita canadiense metida en la mochila. De los muchachos bulliciosos ya no se escuchó más.

La bandana me imagino que representaba los old dirty hankies (viejos y sucios pañuelos) en la primera frase de la segunda estrofa, que según el sentido de la canción son los que usan los agricultores para limpiar su cara sudorosa. Ese intercambio con el hombre a la rivera del arroyo me trajo a memoria lo que hacíamos los trabajadores del campo con ese mismo tipo de pañuelos.

Hasta que comencé a trabajar con los muchachos en el parque supe que se llamaban bandanas y del significado que le daban a ese retazo de tela cuadrado de color azul fondo con estampados blancos. Para los muchachos era o es símbolo de identidad y es un sacrilegio usarla para limpiarse el sudor.

Volviendo al uso de las bandanas o hankies, como les llama el cantante, nosotros en el campo de trabajo cuando a pleno sol, segábamos o chapodamos el monte para preparar la tierra y proceder con las siembras de maíz, primero seguido por las aporcas de la milpa, la siembra de los frijoles, un poco después las de semilla del pipián y sudábamos tanto que empapábamos el pañuelo secándonos la frente. Recuerdos de allá por mi niñez y temprana adolescencia.
Buenos recuerdos me trajeron ese breve intercambio de palabras e interacción con el hombre tomando su refresco y escuchando la canción Farmer’s Song de Mclauchlan. A continuación, les presento la canción y la traducción:

Farmer’s Song

Dusty old farmer out working your fields
Hanging down over your tractor wheels
The sun beatin' down turns the red paint to orange
And rusty old patches of steel
There's no farmer songs on that car radio
Just cowboys, truck drivers and pain
Well this is my way to say thanks for the meal
And I hope there's no shortage of rain
Straw hats and old dirty hankies
Moppin' a face like a shoe
Thanks for the meal here's a song that is real
From a kid from the city to you
The combines gang up, take most of the bread
Things just ain't like they used to be
Though your kids are out after the American dream
And they're working in big factories
Now If I come on by, when you're out in the sun
Can I wave at you just like a friend
These days when everyone's taking so much
There's somebody giving back in
Straw hats and old dirty hankies
Moppin' a face like a shoe
Thanks for the meal here's a song that is real
From a kid from the city to you
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Viejo granjero polvoriento trabajando en sus campos

Colgando sobre las ruedas del tractor
El sol golpeando convierte la pintura roja en naranja
Y viejos y oxidados parches de acero
No hay canciones de granjero en la radio del auto
Solo vaqueros, camioneros y dolor
Bueno, esta es mi manera de decir gracias por la comida
Y espero que no haya escasez de lluvia

Sombreros de paja y viejos pañuelos sucios
Mojar una cara como un zapato
Gracias por la comida, aquí hay una canción que es real
De un niño de la ciudad a ti

Las cosechadoras se unen, toman la mayor parte del pan
Las cosas ya no son como solían ser
Aunque tus hijos salieron después del sueño americano
Y están trabajando en grandes fábricas
Ahora si vengo, cuando estás al sol
¿Puedo saludarte como un amigo?
En estos días cuando todos están tomando tanto
Hay alguien que devuelve en

Sombreros de paja y viejos pañuelos sucios
Mojar una cara como un zapato
Gracias por la comida, aquí hay una canción que es real
De un niño de la ciudad a ti




Caminando en el parque

Después de mi encuentro con el hombre brindando a salud de los agricultores al ritmo de la canción Farmer’s Song, continué la caminada como lo he hecho cientos de veces por casi veinte años. En ese paseo dominical me encontré con otra sorpresa. Creo que esto tiene que ver con la campaña de bienestar personal que la alcaldía municipal impulsa en el área para la ciudadanía en este tiempo de pandemia.

La caminada se apega a los meandros del Black Creek (Arroyo Negro) desde mi calle vecinal a la siguiente salida a una calle principal. Es de unos dos kilómetros más o menos y con seguridad uno se encuentra con otras personas caminando, trotando o en bicicleta. De vez en cuando, uno se va a encontrar con una patrulla de policías en bicicletas. También se puede hallar algo de vida silvestre como coyotes, venados, conejos y pececitos, que por lo contaminado del agua no son comestibles, patos de la especie mallard, los de pescuezos y cabezas verdes nadando apaciblemente en la mansa corriente. Esto puede ser complementado por aleteos y chillidos ominosos desde las alturas de un halcón, buscando su comida provocando así aleteos apresurados sobre y entre las copas de los árboles de pájaros que huyen o de movimientos escurridizos de las ardillas buscando escondites.  

 
Gimnasio en el parque   


Al final de esta sección del sendero al extremo norte, se encuentra un espacio verde, que la comunidad en el verano utiliza para celebrar reuniones y actividades de diversa índole: cumpleaños, encuentros religiosos, veladas musicales, asados, picnics o simplemente reuniones dominicales y más. A este parque, la municipalidad añadió algo diferente: un gimnasio al aire libre. En ocasiones si usted va caminando temprano por la mañana se encuentra desolado. Sin embargo, si lo hace a media tarde como este día, usted encuentra personas de todas las edades y condiciones físicas.

Aquella tarde un hombre asiático hacía una demostración con un palo de kendo y su uso en esas artes marciales para el deleite de un grupo familiar, lo mismo que para un hombre de unos cincuenta años que era una montaña de músculos de los cuales fanfarroneaba a los presentes haciendo poses como los físico culturistas en las competiciones. Todo esto con la placidez y el deleite de los presentes. Entre estas personas me encontraba yo, pensando que sería bueno escribir una historia sobre esto.

Después de haber visto el gimnasio y las actividades alrededor, decidí volver por donde vine y ver qué otra cosa interesante podría haber esta vez en el camino para escribir otra corta historia. Al pasar por donde había visto al hombre, ya no estaba. Por ese punto del sendero hay un caminito entre los árboles y decidí seguirlo. Lo que encontré, pensé que merecía otra viñeta.

 
Ya a unos cien metros dentro del camino entre los árboles vi que, entre las ramas de un maple a unos diez metros, en las alturas, ondeaba una bandera canadiense al soplido de una suave brisa.

Este hecho me trajo varios pensamientos. Primero, ¿quién había sido capaz de subirse a tal árbol y amarrar en una rama la bandera de tal manera que pudiera ondear? ¿Tal vez utilizaron escalera? ¿O sería alguien? que, como yo en mi adolescencia, cuando uno de mis pasatiempos era subirme a los árboles, de preferencia que fueran frutales: mangos, aguacates, zapotes, zunzas, matasanos, mameyes, etc. En fin, me era posible escalar esos árboles sin ninguna ayuda.

Otro pensamiento fue hacia el hombre y su saludo patriótico y su bandera que no era la que flotaba en las alturas cerca de la copa del árbol. Menciono esto, porque un día antes en la calle central de Toronto, Yonge Street, había visto una caravana de vehículos en manifestación.  Eran cabezales de trailers, camiones, pick ups, paneles y carros con letreros Freedom Convoy (Caravana por la libertad). Además de los letreros los vehículos ondeaban banderas canadienses con letreros superpuestos, mencionando al primer ministro y mostrando letreros “support the dutch farmers” (1) (apoye a los agricultores holandeses). De unos parlantes de esos vehículos oí la canción Farmer’s Song que el hombre estaba tocando en su aparato de sonido. ¿Será una coincidencia?, me pregunto.









contribuye   pixotronmedia
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