Furgón de Cola Número 114

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Boletín No 114, Toronto, 16 de Septiembre de 2022
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Furgón de Cola Número 114

Boletín Línea Uno 114 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
9 September 2022

por
Rodrigo Briones

“En la Argentina el 16 de septiembre de 1955 fracciones de las Fuerzas Armadas lanzaron una serie de acciones en distintos puntos del país con el objetivo de derrocar al gobierno constitucional del presidente Juan Domingo Perón”.

“El bando golpista se conformó inicialmente con unas pocas unidades del Ejército y la Fuerza Aérea y prácticamente la totalidad de la Marina de Guerra. La operación contó con el apoyo de los partidos políticos mayoritarios de la oposición y de la Iglesia, cobijando numerosos comandos civiles que actuaron junto a los militares rebeldes.
Finalmente, tras una semana de cruentos combates el golpe triunfó, con un saldo de más de 150 víctimas mortales”. (1)

De esta forma hace 67 años culminaba, al menos temporalmente un proceso político y social que en todo el mundo ha sido catalogado como populista.

El populismo latinoamericano es una expresión polisémica, es decir que tiene varios significados, que utilizan algunos especialistas, periodistas y políticos para calificar a movimientos o expresiones políticas de América Latina como “populistas”. En muchos casos la expresión es utilizada con un sentido peyorativo por grupos opositores en el marco de la competencia política.

Según José Pablo Feinman, el término “populismo” fue promovido junto al término “demagogia”, para justificar los golpes de Estado y las políticas neoliberales en América Latina. ​Con ese enfoque, algunos investigadores han sostenido que quienes utilizan esta expresión, le atribuyen un sesgo derogatorio relacionado con la obtención de “clientela electoral”, con los movimientos sociales, y hasta se ha dicho que es un modelo de Estado.

Esto demuestra que populismo es una misma palabra utilizada para decir cosas diferentes. En algunas ocasiones se utiliza el término populista como sinónimo de partidario del poder del pueblo, cercano a demócrata, mientras que en otros casos se utiliza como una estrategia política malversada por los partidos políticos, o simplemente como un sustantivo sinónimo de los movimientos sociales latinoamericanos. (2)

Para algunas de las personas nacidas en Argentina responder a la pregunta de por qué en ese país hay tanta inestabilidad si lo tienen todo: agua, petróleo, ganado y tierras cultivables parece una pregunta que no tiene respuesta o se puede caer en el simplismo tantas veces escuchado: tiene cuarenta millones de argentinos.

A raíz de la centralidad que tuvo el intento de magnicidio contra la vicepresidenta de Argentina, me topé con una entrevista a Ernesto Semán en el Diario El País de Madrid. “Todos hablan como si hubieran resuelto el problema de la distribución de la riqueza, ¿no?

Esa especie de pánico moral por lo que ocurre en Argentina, tiene que ver con naturalizar que no hay conflicto distributivo que justifique el desencadenamiento de crisis políticas o sociales o económicas. O, de otro modo, no se entiende por qué un colectivo, un movimiento político, puede paralizar un país o un sector para pelear por sueldos, por subsidios, para defender los beneficios adquiridos. Que no entiende la relación singular que puede tener un argentino con lo que considera sus derechos básicos, una idea que en tradiciones políticas como el peronismo —pero no exclusivamente— incluye la necesidad de atender o de prestar atención a las realizaciones materiales.

Las identidades populistas en Argentina y en América Latina, dice Semán, suponen formas particulares de pensar la igualdad y las luchas por la distribución de derechos, pero eso escapa a una mirada que solo ve el populismo como una suerte de crisis del Estado de derecho. (3)

Semán ejercía el periodismo en Argentina, desde hace tres años está radicado en Noruega, donde se dedica a dar clases de Historia en la Universidad de Bergen y antes fue profesor en la Universidad de Richmond, en Estados Unidos. El año pasado publicó un libro de enorme actualidad política, relacionado al debate central de lo que se denomina mediáticamente la grieta. Esta idea de polarización que es explotada por los periodistas en los medios de comunicación masiva.

La Breve historia del anti-populismo (4) se remonta hasta 1810 para indagar en los intentos constantes y siempre renovados de domesticar a lo que denomina la Argentina plebeya. Todo el trabajo del historiador, que atraviesa lo contemporáneo de la irrupción de Alfonsín y del kirchnerismo tiene el punto de partida en “su fascinación con una escena de 2017: en medio de la huelga de la planta Pepsico en Florida, Provincia de Buenos Aires, un comisario le reprochó a uno de los líderes de izquierda que estaban al frente de la lucha: ¡No vengan acá a hacer populismo!”

En un reportaje con el diario español El Pais fue consultado sobre la idea de polarización en América Latina, algo de lo que se ha hablado para los procesos electorales sobre todo a partir del surgimiento de candidatos insospechados. La pregunta fue: ¿Le parece que la idea de polarización puede servir para explicar algo de la realidad argentina actualmente?

En el caso de Argentina yo no sé qué sería la polarización. Lo que veo más es una marcada radicalización de la derecha en sus agendas, en su discurso, y en el tipo de identidad política, social, y en algunos casos racial, que se va construyendo alrededor de esa radicalización.

En Argentina, el año pasado, hubo que dejar jirones ¡jirones! de identidad política y de poder político para aprobar la ley del etiquetado frontal de los alimentos. Fíjate de lo que estamos hablando: una simplona etiqueta. No te digo la reforma agraria, la eliminación de la policía, la socialización de los medios de producción… No, una simple  etiqueta que dijera: “Esto tiene cosas que pueden matar chicos si se come en exceso”. Eso fue el nivel de radicalización.

Me parece que hay altos niveles de confrontatividad, pero frente a eso, frente a esa radicalización marcada lo que hay es todo lo contrario. A veces me parece milagroso y a veces frustrante: lo que ves son movimientos sociales, millones y millones de personas, metidas en negociaciones insoportables con el Estado, con los representantes de esos movimientos sociales en el medio, con los partidos políticos, con sus propias organizaciones para sacar tres pesos con veinte de acá, para extender un subsidio que permite tal cosa, para evitar la vulneración de tal otro derecho… Lo más terrible que hacen es un piquete.

Hablamos de un país donde hay un 37%, un 40% de pobres. O sea, 20 millones de pobres. Y lo único que hacen son piquetes… Millones y millones que tienen que lidiar con el hambre y aun así deciden canalizar la forma o el intento por remediar eso a través de organizaciones políticas, de prácticas públicas… No sé, mi impresión en el caso de Argentina es que lo que hay, de momento, es mucho más una radicalización de la derecha en niveles importantes y crecientes, más que una polarización. (3)

La única figura totémica que tiene la Argentina estuvo a nada de ser asesinada en televisión abierta. En el discurso leído en Plaza de Mayo de frente a una masiva concurrencia, Alejandra Darín hizo un llamamiento “a la unidad nacional”, pero no a cualquier precio: “El odio, afuera” concluyó.

Volvamos al libro sobre el populismo de Ernesto Semán, allí aborda la idea que durante el siglo XIX las élites herederas de la Revolución de 1810 adoptaron la figura de “barbarie” – allí Juan Manuel de Rosas, los caudillos, los gauchos- para signar a quienes desde los bordes acechaban el orden y el progreso. Ya en el siglo siguiente, con el radicalismo y la figura de Hipólito Irigoyen en los '20 y el peronismo desde 1945, en la mirada de la gente bien las fuerzas oscuras que ponían en peligro la armonía de la nación parecieron salirse de cauce y romper los equilibrios internos en busca de una mayor participación de las masas en las decisiones políticas, en la expansión de derechos o en el reparto de la riqueza. Reaparecía así, consigna, la idea de barbarie en el lenguaje de quienes se sintieron intimidados y prometían corregir estos desvíos.

Con la democracia se come, se cura y se educa. Esa frase, que el expresidente Raúl Alfonsín usó en la campaña de 1983, tiene una multiplicidad de facetas, pero una de ellas es volver a tratar de poner juntas la tradición liberal y republicana, en la cual la democracia no es un aspecto formal, sino que es el único espacio de realización de los derechos sociales. A la idea de que hay algunos en la sociedad que están perjudicados en forma sistemática en su situación económica, y por lo tanto requieren beneficios y protecciones para poder tener en la sociedad derechos que otros tienen de manera individual, producto de su dinero, herencia, o lo que fuera.

Así como muchas veces se habla de “populismo” desde lo que está instalado como sentido común, es interesante leer las viñetas de Luis Carrillos. En esta edición de Línea Uno hace un repaso del trabajo que desde el Consejo de Desarrollo Hispano se ha realizado en el trabajo con la juventud y específicamente con las pandillas urbanas de Toronto. La nota que se puede leer aquí derriba algunos de los mitos en los que fácilmente podemos caer. Imprescindible lectura.

Uno de los mitos que está instalado en una parte de la sociedad, incluso la canadiense, tiene que ver con los mitos sobre las vacunas. En una nota que se puede leer aquí, hay una descripción de cómo se monitorea los efectos de la vacuna contra el COVID, que se hace necesario repasar para poner en el ámbito de la ciencia el trabajo que se viene realizando para la seguridad de quienes reciben las vacunas.

En algún momento de la vida cada familia ha tenido que lidiar con las dificultades en la crianza de los más pequeños. Las guarderías son necesarias, pero también son muy costosas para la gran mayoría de las familias. Hemos visto los esfuerzos para paliar estas dificultades desde el ámbito político. Sandra Farias aborda el tema, en una nota que se puede leer aquí. De imprescindible lectura para quienes están esperando esas soluciones, y no solamente, pues tarde o temprano tendremos que enfrentar este desafío como padres o como responsables del cuidado de las próximas generaciones.

Estamos a mediados de septiembre, el mejor mes del año como dice un colega. Días cálidos, mañanas y tardes frescas. En todo caso no hay que amilanarse, siempre es posible mantenerse activos físicamente. Edna Amador nos presenta en una nota que se puede leer aquí, una serie de consejos que nos ayudaran a sacudir la tentadora idea de apoltronarse en un sillón.

Dicho esto, deje la lectura para más tarde y salga a aprovechar estas ideas, serán de beneficio para su salud hoy y dejan el camino abonado para una vejez saludable.














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