Viñetas Número 115

Reflexiones, diálogo y comunidad
Línea Uno
Boletín No 115, Toronto, 23 de Septiembre de 2022
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Viñetas Número 115

Boletín Línea Uno 115 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
9 September 2022
por Luis Carrillos
 
Este es el primer capítulo del manual ¿Qué Hacer Cuando…? Aunque fue escrito hace 22 años la situación de las drogas y el alcohol continúan presentes y la experiencia de este trabajo social continúa intacta, aún en los difíciles y complejos tiempos que corren.

  
En cuanto a pandillas, como grupos organizados se refiere, no existen tanto como cuando este manual se escribió. Sin embargo, de acuerdo con muchachos conocedores del ambiente y antiguos participantes del Programa de Jóvenes del Consejo de Desarrollo Hispano (CDH) hay un grupo de este tipo que estaría agresivamente reclutando y haciéndose conocer en el área del medio noroeste de Toronto.

De acuerdo con algunos padres de familia recibiendo consejería de apoyo “existen grupos ‘poco agradables’ que fuman marihuana y están metidos en juegos electrónicos poco decentes.”  

Esta información que compartimos está dirigida a aquellas familias quienes, por el comportamiento mostrado de sus jóvenes, sospechen o piensen que su hijo/a está involucrado/a en pandillas y/o abusando drogas y alcohol.
La intención es asistir a estas cabezas de familia para que puedan ayudarles sin romper el lazo y que, en lugar de eso, se refuerce la comunicación.

Si la relación con las personas jóvenes no es fuerte o sólida, el primer paso debería ser preguntarse ¿por qué es este el caso?

Primero que todo, siéntese a conversar. Tómese un momento si es necesario para tomar control de las emociones y entonces comience un diálogo. Recuerde que la comunicación es el factor más importante en la resolución de problemas. Observe y converse sin gritar, criticar o enojarse. La conversación debería hacerse en forma calmada y no intimidante.

No se ponga de mal humor o llénese de pánico asumiendo que su hijo/a está involucrado en cualquier forma de actividad negativa. Evite cualquier abuso físico o verbal (gritando, llamar por sobrenombres, o golpear), ya que esto únicamente hará que los problemas crezcan y cerrará la puerta para más comunicación.

Una persona responsable de familia tiene el derecho de enojarse o alarmarse. Sin embargo, la situación debería de ser tratada en una manera positiva escuchando con la mente abierta. Más importante es tratar de presentar soluciones de cómo ver y posiblemente resolver el problema. Esto le hará saber a su hijo/a que él/ella es apreciado/a y le hará a él/ella pensar que lo que está haciendo tiene un efecto en la familia. Muchas veces asumen que la familia no entendería sus problemas y esto les hace más difícil de aceptar la posibilidad de un diálogo verdadero.

Acérquese a sus hijos. Déjeles saber que ellos son importantes. Involúcrese como cabeza de familia. Esto, sin embargo, debería hacerse cuidadosamente. Hay una diferencia entre involucramiento e intrusión en la vida de otra persona.  Una reacción a destiempo y poco sabia trae el riesgo de profundizar el problema en lugar de resolverlo. Muestre su preocupación y autoridad sin confrontación, pero sí con la mente abierta y calmada.

Primero, establezca alguna forma de comunicación y pregunte por qué el/ella está usando una bandana y el significado de ello, de dónde vienen los tatuajes, las ropas de pandilla y la parafernalia (implementos) y anímele a deshacerse de estos.

No haga el problema mayor de lo que es. Trate de hacer que su hijo/a vea que esto va en contra de los principios sociales (establecidos por la familia y la sociedad) y hágale ver que ellos están dañando la familia cuando ellos se comportan de esa manera.

La familia debería educarse en la cultura de juventud y encontrar información concreta sobre pandillas, alcohol, y drogas. Esto le permitirá saber si su hijo-a está en una pandilla. Una buena forma de hacer esto es consultar con las varias agencias que trabajan con jóvenes. Infórmese.

 
¿Cómo interactuar, si usted sospecha o detecta que su hijo se está involucrando en actividades de pandillas, así como en el uso o abuso de alcohol y drogas?

Hable con sus hijos claramente, al punto y directamente mostrando su interés en saber que representan esas amistades. Señale y discuta las responsabilidades que tienen consigo mismo y con la familia.

Entable una conversación con su hijo/a y explíquele que lo él/ella está haciendo es preocupante y que usted tiene una inquietud acerca de su bienestar. Mientras tanto, trate de establecer o reconstruir la conexión.

Déjeles saber que su envolvimiento en las actividades familiares es bienvenido. Trate de animarles a que se involucren en actividades escolares. Esto beneficiará a los estudiantes en dos formas. Comenzaran a pasar más tiempo con su familia y la comunidad, y al mismo tiempo esto les mantendrá en actividades y les deslucirá el atractivo de unirse a una pandilla. Hay que recordar que la prevención es una mejor forma de asegurarse de tomar decisiones responsables.
Si está trabajando muchas horas a la semana, debería hacer el esfuerzo de estar más tiempo en la casa. Dedicar por lo menos una hora a la semana para pasarla con su hijo/a. Después de la cena, lo que llamamos “tiempo de calidad familiar” hacer un recuento del día, es aconsejable.

Si el lazo familiar no es fuerte, haciendo lo anterior, ayudará en el proceso. Al conversar acerca de generalidades, la persona joven se sentirá más confortable con su familia y le será más fácil hablar sobre asuntos que son delicados, tales como educación, relaciones, sexo, pandillas, y/o involucramiento en ellas.

Las personas a cargo en la familia deberían educarse con el argot y la terminología que es usada. Pueden preguntar a sus hijas o hijos qué significan ciertas palabras o signos. Muchos jóvenes usan el argot como parte diaria de la conversación y ésta no es una señal definitiva de un involucramiento en pandillas. Dependiendo de la persona, de sus amistades y de su entorno, el argot y la terminología serán diferentes.

Pregúnteles sobre la forma en que hablan, eso como una forma de comunicarse y si se hace positivamente, esto hará que la relación sea más abierta.

La televisión, las películas, videos y la cultura pop como tal pueden ser una herramienta útil cuando se trata de aprender el argot usado por los jóvenes. Si es posible vea estos contenidos con sus hijas e hijos y pregunte que significan ciertos términos y frases. Esta es una buena forma de hacer preguntas, sin que la conversación se vuelva confrontativa y que la persona joven se vuelva defensiva y se cierre a no hablar con nadie en la familia.

 
¿Cómo darles tratamiento a asuntos relacionados con pandillas, lenguaje de pandilla, abuso de alcohol o droga?

Como cabeza de familia usted es la autoridad, poniendo limitaciones y líneas de dirección. La disciplina, sin embargo, no debería ser arbitraria, debería tener lógica y si las personas más jóvenes no entienden esa lógica, explíqueles qué es lo que se quiere decir. También debería ser realista: las personas jóvenes seguirán guías realistas cuando se les da a entender por qué estas guías son puestas.

La conversación con las personas jóvenes debería hacerse en una base regular, no solamente cuando hay algo malo o que un problema emerge. Teniendo constante interacción, la confianza será construida para poder ser capaz de manejar situaciones serias, en caso de que ocurriesen.

Use el lenguaje de sus hijos y vea la reacción, esto le dará una idea del significado. Interésese en lo que leen.
La música es una parte influyente en la vida de toda persona joven. Si están escuchando música que es totalmente negativa y violenta, o se está actuando esas líricas de la música, entonces eso hará que la familia se preocupe.  En ese caso deberían acercarse y conversar acerca de cómo la música, las líricas, películas y sobre todo hoy los contenidos de las redes deberían tomarse como una herramienta recreacional y no ser imitada en la vida real. Es importante hacer entender de que la vida no es de un sólo carril como la cultura popular la hace aparecer.

El castigo debería utilizarse hasta cierto punto, pero echar de la casa tiene un efecto inverso a lo intentado. Si la persona joven está fuera de la casa, su familia no puede ayudarle y enseñarle como ser y vivir positivamente. Existe una alta probabilidad que harán actos negativos que de otra forma no harían si continuaran viviendo en casa (ejemplo: uso de alcohol, abuso de droga, involucramiento en pandillas).

 
Algunas estrategias

Las personas a cargo de la familia no deberían permitir que el problema les supere, en cambio, permanecer con una mentalidad abierta y sincera. Al tratar de ver qué es lo que la persona joven está haciendo, las familias pueden tomar acción con ideas alternativas. Tratar siempre de tener una actitud positiva. Es importante demostrar que están en control de la situación y que la ayuda más apropiadamente necesita ser buscada. Es importante para las personas jóvenes saber que siempre pueden venir a su casa cuando necesitan hablar. Buenas relaciones y comunicaciones se basan en la construcción de la confianza.

Hacer efectivas las reglas de la casa y reafirmarlas, sin embargo, no hacerlo en una forma arbitraria o autoritaria. Anime a la persona joven a comportarse en una forma apropiada, haciendo énfasis en la importancia de la comunicación y el diálogo verdadero. Buscar ayuda, primero, hacia el interior de la familia, con parientes y amigos, y si se hace necesario busque apoyo fuera de la familia (por ejemplo, consejería).

Si es posible, remueva a la persona joven de ese lugar o ambiente problemático. Cámbiele de escuela si físicamente no puede cambiar la situación y si el problema es con drogas o alcohol, llévele a una persona que trabaje en consejería o a un centro de rehabilitación.

Busque apoyo profesional hablando con la persona apropiada que trabaja con este tipo de asuntos y sabrá acerca de las necesidades de la persona joven. Dado que este es un problema familiar, la solución debería ser también un esfuerzo familiar.

Provea a las personas jóvenes con las habilidades, involucrándoles en actividades de deporte y/o en organizaciones comunitarias de apoyo. Ahí van a interactuar con otras personas de la misma edad y serán capaces de ser parte de un grupo positivo y ver que hay otras alternativas de pertenencia. También, comenzarán a sentirse que son parte de algo y desarrollarán un sentido de pertenencia.

Vaya a un centro comunitario y júntese con otras familias y hable acerca del asunto. Sea una persona proactiva. No se siente a esperar, ya que el tiempo puede ser crucial en estos casos.

Al juntarse como grupo, las familias pueden desarrollar estrategias de cómo llegar hasta las personas más jóvenes y darles el apoyo que necesitan. Trate de trabajar con un especialista en consejería ya que puede darle muchas ideas de cómo resolver el problema.






contribuye   pixotronmedia
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