Viñetas Número 117

Reflexiones, diálogo y comunidad
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Boletín No 117, Toronto, 7 de Octubre de 2022
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Viñetas Número 117

Boletín Línea Uno 117 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
7 October 2022
por Luis Carrillos
 
Como todas las mañanas, aquel fin de semana del día del trabajo hace un mes atrás salí a caminar por las calles de mi barrio. En mi mente iba preparado para ver luces intermitentes que se apagan y encienden al ritmo de una estridente música. Esperaba el griterío de gente riéndose o cantando tipo karaoke al compás de esa música que ameniza sus fiestas de fin de semana.

En lugar de eso, a las 5:30 AM lo que encontré en el vecindario fue un silencio profundo y una inusual oscuridad que se acentuaba más con las negras nubes que cubrían el cielo en esa noche.

Lo mismo sucedía con el movimiento vehicular. No había carros, tampoco vehículos que transportan personas a sus trabajos. Sólo se presentó uno. De las personas esperando transporte, solo tres. Parecían personas de Asia, pero ninguna Latino/Hispana, que a diario hacen la mayoría. Pareciera que todo el mundo se estaba tomando el día libre. Mientras concluía la caminada, decidí que iría al centro de la ciudad a presenciar la marcha del Labour Day montada por sindicatos y acompañada por varias organizaciones comunitarias.

En esta ocasión, como en años anteriores, esperaba ver personas vistiendo camisas con letreros y símbolos de sindicatos u organizaciones sociales, pero para mi sorpresa no fue así. Había pocos pasajeros y colores.  Símbolos o mensajes no se veían, aunque sí, al llegar a la estación de Queens Park algunas personas hicieron lo mismo que yo, ya que iban a la marcha. La hora era alrededor de las nueve de la mañana.

Al emerger en la intersección de las calles Queen y University, vi como decimos por allá, “a un mar de gente.” Cientos, sino miles de asistentes.

En años anteriores caminábamos con diferentes grupos y contingentes. En los ochenta lo hacíamos con el grupo de solidaridad con los pueblos de América Latina: Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (COSPES), Acción Canadiense para Nicaragua, Toronto-Guatemala Solidarity Committee (TOGUASOCO), Frente Amplio de Uruguay, Organizaciones chilenas y algunas del Medio Oriente. En realidad, era un contingente inmenso y de gran militancia, tanto en colores, consignas y música.

Aquella era música revolucionaria. Marchábamos en protesta por las violaciones a los derechos humanos y por la represión en nuestros pueblos. Marchábamos en solidaridad con los movimientos en América del Sur y en solidaridad con los pueblos en lucha político-militar en Centroamérica.

Estos movimientos, de principios a mediados de los noventa fueron aminorando hasta desaparecer. En Centroamérica se firmaron “acuerdos de paz,” causando que los movimientos de solidaridad o activismo político cesaran o dejaran de existir.  

En otros países de Sudamérica la situación iba cambiando y, con ello, el nivel de militancia y de activismo también fuera aminorando, hasta desaparecer. En cuanto a la presencia de grupos Latino Hispano, ya no se ve más.  
El deseo del continuar participando en las marchas del Día del Trabajo continuó en mi vida de activista. El contingente con el que marché hasta hace unos años era con el del sindicato al que pertenecía mi cuñado. Digo pertenecía, porque él ya se jubiló. Este era el Sindicato de Trabajadores de Alimentos y Comercio (UFCW por sus siglas en inglés).
Aun mantengo media docena de las camisas de punto color amarillo encendido que nos daban y que nos poníamos para distinguirnos de los otros grupos. En realidad, cada sindicato se pone sus propios colores e insignias en su carrosa representativa y la membresía y sus acompañantes llevan puestas las mismas camisas. Sin embargo, como digo, también eso terminó para mí.

Al arribar a la bien conocida esquina donde realizábamos el encuentro con el sindicato de mi cuñado veo el mar de color amarillo, más sin embargo decidí ignorar el impulso de ir a ver de cerca y me dirigí con la ayuda de mi memoria a la esquina, unas cuatro cuadras al norte donde en los tiempos de la solidaridad nos congregamos antes de comenzar la marcha.

En esta ocasión la esquina estaba ocupada por el sindicato de enfermeras demandando más reconocimiento al trabajo que hacen por el bien de la humanidad acá en Toronto. Allí estaban trabajadores de hospitales, clínicas, hogares para adultos mayores y centros de cuidados a largo plazo como donde vive Raff y otras personas que conozco.
En estos días en que vemos de cerca la crisis de salud, es cuando más hace falta defender la tarea de estas profesiones como las de enfermería, medicina o profesionales a cargo de la atención social y comunitaria. Allí es donde hay que poner el esfuerzo para que las próximas generaciones no se encuentren pagando un costo más alto. Lamentablemente, hoy estos servicios de salud están siendo abandonados para justificar la entrada de servicios privados.
En ese momento decidí que acompañaría el desfile caminando en la acera al mismo tiempo de ir buscando ideas para escribir estas historias.  

Mientras buscaba y observaba en la multitud, vi una mujer mayor activista de aquellos tiempos. Ella tenía una camisa de punto con el nombre y mensaje del candidato Latino/Hispano para alcalde de Toronto. No queriendo entrar en conversación política me puse a tomar fotos de las carrozas. De pronto siento que alguien me toca el hombro, me vuelvo a ver y veo a una mujer en sus cuarentas ofreciéndome propaganda política del candidato de habla hispana. La mujer mayor me vio y creo me reconoció y mando a la hija a darme material de campaña. Yo, por supuesto que se lo acepté y lo guardé en mi bolsa.

Al instante, se me acerca otra mujer mayor haciendo propaganda para otro candidato y me entrega material de su candidato. También le recibí sus hojas volantes. Andaban otras personas haciendo propaganda, pero los evadí. Necesitaba concentrarme en la búsqueda de información para viñetas.

El no haber encontrado un grupo para caminar, decidí acompañar la marcha caminando en la acera. Esto me permitía observar la dinámica que se iba dando a lo largo del camino. Lo interesante de esta caminada es que en esta ocasión en lugar de participar marchando, participé como observador desde la acera caminando a mi paso: a veces a paso lento, a veces a paso rápido dependiendo de lo que quería ver en las caravanas, la muchedumbre, o escuchar las diferentes canciones y melodías de la variedad de aparatos de sonido o de la nutrida variedad de instrumentos musicales. También, a veces, me tomaba el tiempo para observar a las y los espectadores, de todas las edades y culturas, cómodamente observando en sus sillas portables de jardín.

Acompañando el desfile de ese Día del Trabajo desde la acera me dio la oportunidad de observar mejor desde otro punto de observación lo espectacular y vistoso del acontecimiento, algo que no se vio por dos años seguidos debido a la pandemia.

El caminar sin ser participante donde no tienes que ir al paso de tu grupo es una apertura que te da la oportunidad de, tranquilamente, ir al propio paso y prestar atención a lo que sucede alrededor. Esto fue lo que sucedido cuando, avanzando a paso más apresurado, vi a varios activistas de “aquellos años” que participaba con el grupo Canadian Action for Nicaragua. Una de ellas, ya con su cabello completamente blanco y su caminar más lento, mientras reconocía amablemente las sonrisas y saludos de otros caminantes y espectadores. Ella marchaba con un grupo que acompañaba una carroza con el letrero que leía: People Before Profit Fight Privatization!, ¡Poner al Pueblo Antes que las Ganancias. ¡Luchemos Contra la Privatizacion! Decidí no ir a saludarla, podría no reconocerme y decidí tomar foto a la carroza.

Entre las caras del pasado, del movimiento de la solidaridad, vi la del hombre que creíamos trabajaba para algún enemigo pues en cada actividad que hacíamos para celebrar, conmemorar o denunciar, él siempre se presentaba, tomaba una copia de cada hoja volante, boletín informativo, o periódico, lo metía en un bolsón y se marchaba. Este día como en aquel entonces, allí estaba parado con su acostumbrado bolsón repleto de papeles, entre ellos se podía ver el material que yo también había recibido. Los años, también se notan en su semblante, su cabeza cana y su cuerpo jorobado, pero siempre los mismos ojos afilados.

En la esquina donde empezaba la recta final del desfile, a unos quinientos metros de la entrada al campo de la feria Canadian National Exhibition, encontré a mi colega Mel, quien participaba con el grupo llamado Social Action, que aboga por los derechos humanos en diferentes causas.


 




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