El efecto cascada del COVID largo

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Boletín No 119, Toronto, 21 de Octubre de 2022
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El efecto cascada del COVID largo

Boletín Línea Uno 119 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
21 October 2022
por Fernando Rouaux

¿Cuál es el costo de que millones de personas estén sufriendo consecuencias físicas y mentales del COVID largo?
  
¿Qué impacto va a tener en la economía, en el sistema de salud, o incluso en el funcionamiento de todas las áreas productivas de un país?

Todavía es demasiado pronto para conocer números globales. Pero tenemos algunos indicios. Por ejemplo, el COVID prolongado podría ser la causa de que 4 millones de trabajadores abandonaran sus puestos de trabajo en el vecino Estados Unidos. Se estima que, en ese país, donde hubo 94 millones de casos y 1 millón de muertes, el costo de la pandemia ha tocado los $3.7 billones de dólares.

La falta de personal en distintas áreas de la economía y los problemas de logística que esto implica son algo que ya estuvimos viendo en los últimos meses. Basta mencionar la situación del aeropuerto Pearson de Toronto. Sin embargo, no se limita a éste. En los hospitales de Ontario la falta de personal es más que evidente, generando situaciones impensadas de falta de personal en las salas de emergencia.

Sin ir más lejos, la semana pasada uno de mis familiares estuvo en la sala de emergencia de un hospital del GTA durante tres días enteros, en un pasillo, junto con muchos otros pacientes que llenaban el pasillo de punta a punta, algunos desde hacía cuatro días. Tres días estuvo en su camilla en el pasillo hasta que lo pasaron a una cama.
Mientras tanto, en otro pasillo otro grupo de pacientes esperaban, junto con los paramédicos de las ambulancias, para que les hicieran el ingreso a la sala de emergencia. Esto es un cuadro que se repite en los distintos hospitales. Cierto es que la situación no era la mejor antes de que llegara la pandemia, pero las cosas en materia de servicios de salud se han empeorado gravemente desde entonces.

A esta altura de la crisis de salud la población ha llegado a conocer muy bien las consecuencias de corto plazo del COVID, pero mucho menos sabemos sobre el COVID prolongado, es decir, cuando alguno de los síntomas permanece en el tiempo más allá del período en que tenemos el virus.

Ultimas evidencias

En un estudio, que es posiblemente el más importante hasta ahora en este tema, un grupo de investigadores en la Universidad de Washington se propuso estudiar el COVID largo a nivel mundial. Encontraron datos muy interesantes, pero sobre todo muy útiles para quienes diseñan las políticas de salud y de economía en el futuro cercano.

Los investigadores encontraron que una pequeña minoría de quienes padecen la enfermedad sufren de su versión prolongada. Apenas un 6,2%. Este es un dato alentador. De estas personas que padecen los síntomas de efecto prolongado, el 15% sigue con al menos un síntoma un año después.

El problema viene cuando analizamos el tema a nivel poblacional, ya que, si bien el 6,2 es un porcentaje bajo, el número de casos en todo el mundo alcanzó hasta ahora los 670 millones. Es decir que en el futuro decenas de millones de personas necesitarán de los servicios médicos para tratar algún tipo de problema de salud física o mental como consecuencia del COVID largo. Y esto, que ya está ocurriendo, seguirá siendo así por al menos un año o más, dependiendo qué ocurra con la pandemia, que aún no ha llegado a su fin.

Los síntomas se asemejan a los de una lesión cerebral traumática y se han identificado más de 200, pero se dividen en tres grupos principales: los problemas respiratorios, la fatiga constante y los problemas cognitivos.

Uno de los hallazgos, tal vez más importantes del estudio es que, al parecer, cuanto más grave haya sido la fase aguda de la enfermedad (cuando la persona tiene el virus circulando en sangre), más probabilidades hay de que se extienda.
Esto es importante porque, como sabemos, la variante Ómicron y todas sus subvariantes producen en general casos menos graves que los de las variantes anteriores. Es decir, que Ómicron debería generar menos casos de COVID largo. Y esto es exactamente lo que muestran los datos en el Reino Unido.

En síntesis, el COVID largo se produce cuando los síntomas perduran más allá de la fase aguda de la enfermedad y se da en una pequeña minoría de los casos. De éstos, una porción de los pacientes tendrá al menos un síntoma un año después.

Quienes hayan sufrido una enfermedad más grave tienen más probabilidades de sufrir un COVID a largo plazo, que quienes han tenido una enfermedad leve.

Ya hay suficiente evidencia científica en todo el mundo, donde se han alcanzado niveles altos de vacunación, que entre más personas se vacunan menos casos de hospitalización y COVID largo se documentan.  

La importancia de tener sus dosis al día

Esto último nos llama a la reflexión, ya que sabemos que, aunque es muy difícil evitar completamente el riesgo de enfermedad (sobre todo ahora que ya no se cumple con el distanciamiento físico ni con el uso de mascarillas en los lugares públicos y de trabajo), hay mucho que podemos hacer para evitar la enfermedad grave.

En Canadá, sólo el 12 por ciento de la población tiene la cuarta dosis. Este es un dato preocupante, a pesar de que las vacunas de última generación como la bivalente ya están disponibles desde hace casi dos meses.

La medida principal, sabemos, es estar al día con todas las dosis y refuerzos de la vacuna. Ésta no es una manera de evitar contagiarnos, pero sí de prevenir un caso grave que requiera internación o que pueda tener consecuencias más graves en el corto y largo plazo.

Además, el uso de la mascarilla sigue siendo importante, aunque no sea obligatorio. Como la vacuna, ésta no es una protección perfecta, pero sí contribuye a que inhalemos mucha menos cantidad de virus en caso de estar expuestos. Y por supuesto, debemos seguir aislándonos si tenemos síntomas, para no contagiar a los demás.

Si no es posible evitar el contagio, al menos sabemos que podemos evitar el COVID prolongado, que puede tener consecuencias graves para nuestra vida cotidiana y la de quienes nos rodean.






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