Furgón de Cola Número 119

Reflexiones, diálogo y comunidad
Línea Uno
Boletín No 119, Toronto, 21 de Octubre de 2022
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Furgón de Cola Número 119

Boletín Línea Uno 119 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
21 October 2022

por
Rodrigo Briones

El sábado pasado participé en la Feria de Salud y Bienestar para la comunidad Latino Hispana, que por iniciativa del Scarborough Centre for Healthy Communities se realizó en la sede del YMCA de esa zona de Toronto.

El clima miserable no fue un obstáculo para que se cumplieran los objetivos de la iniciativa, que fue calificada “como un éxito” por Maria Fritsch, una de las responsables de la organización. Era fácil de llegar, por transporte público o como fue mi caso, pude encontrar estacionamiento en las cercanías. Antes de entrar al local pude ver a una mamá que se las ingeniaba para entrar con una niña pequeña cubriéndola con el paraguas. Mi primera reacción fue de curiosidad al ver tanta gente y cómo se habían enterado de que había todo este tipo de servicios en español.

Me hice presente llevando una propuesta de la Asociación de Seniors de Habla Hispana de Scarborough. En el espacio que ocupaba el Consejo de Desarrollo Hispano desplegué lo que había preparado. Quienes me preguntaron por el centro de reunión para adultos mayores, les pareció hasta increíble que allí, a paso de donde estábamos, en el 1299 de Ellesmere Road, hubiera un grupo de personas adultas mayores que se reúnen todos los viernes a las 10.30 de la mañana. Algunas de esas personas quisieron saber de otros servicios, ya que es común saber que en Toronto hay una buena oferta, algunos por casi cincuenta años.

Hubo otras personas que sintieron como atractivo que los seniors en Scarborough tengan la oportunidad de aprender a usar computadoras, teléfonos inteligentes y tabletas y que las clases sean en español. Además de la posibilidad de ser parte de un grupo armonioso y con muchas iniciativas, al punto que hasta se fueron en un viaje a China hace algunos años con los fondos que recaudan semana a semana.

Esta feria de información fue una buena oportunidad para dar a conocer lo que se está haciendo en Scarborough junto a la comunidad de adultos mayores de raíces Latino Hispanas.

Mi vacuna al día

El lunes pasado decidí ponerme mi cuarta dosis de vacuna para protegerme del COVID-19. En este caso, fuimos en un grupo hasta la sede del Consejo de Desarrollo Hispano en el 1280 Finch Ave. West. Allí, en el segundo piso, habían acomodado a un nutrido grupo de profesionales de la salud que nos atendieron con diligencia y profesionalismo para recibir la dosis precisa. Como todo el sistema está computarizado, uno puede creer que va por la tercera dosis y allí le informan que va por la cuarta, o que tiene que esperar aun un par de días para estar en condiciones de recibir la siguiente dosis.

Incluso uno puede elegir qué vacuna ponerse de la oferta disponible, por ejemplo, la bivalente de Moderna o de Pfizer. En mi caso, le comento que estaba ambivalente entre ellas, ya que tenía como se dice de cada pueblo un paisano”. Definitivamente la enfermera no entendió mi chiste, porque el humor siempre esta inmerso en una cultura. Toronto es multicultural y es difícil acertar con las bromas. La historia de mi vida…

Esta clínica de vacunación para la comunidad latino-hispana estuvo disponible y fue de fácil acceso, muy cerca de la estación del subterráneo de Finch. Además, ubicada en un espacio amigo es una invitación que no se puede desperdiciar. De paso, pude dar vueltas por las oficinas que no he tenido la oportunidad de visitar como solía antes de la pandemia, al menos una vez a la semana.

Según la evaluación de los responsables de la organización, los objetivos se cumplieron y se seguirán ofreciendo más clínicas de vacunación como ésta durante este otoño e invierno, ya que es necesario estar cubiertos con una capa de seguridad frente a la pandemia que aún no termina.

Al respecto, en la radio escuché esta semana que hay nuevamente alerta en los responsables de salud provincial por la cantidad de contagios verificados. Se está pidiendo que la población se proteja con otra dosis, más allá de la obligación o no de usar máscaras. Ya se empieza a hablar de limitaciones a futuro. Nadie quiere llegar a eso.

Todos sabemos que después de la vacuna hay un dolor en el brazo, pero esta vez como no sentí el pinchazo, pensé que no me dolería. Miré a la enfermera y me dijo: “ya se la puse”. Tan profesional, que esta vez ni me enteré.

Pero después eso sí estuve un par de días con una suerte de “fake COVID”, o sea, con síntomas parecidos, pero como si fuera un intento: dolor de cabeza que desaparece con acetaminofén, dolor de cuerpo que no tolera la misma pastillita y ganas de dormir, que no ayudan cuando uno está tapado de trabajo, porque termina un trimestre y hay que llenar largos formularios de rendición de cuentas. Pero ese es otro tema.

A propósito, le invito a leer la nota que preparó Fernando Rouaux sobre el efecto cascada del COVID largo, que se puede leer aquí. De fácil lectura, nos lleva de la mano por lo que la ciencia sabe hasta hoy sobre esta enfermedad que aún es pandemia.

Tener reacciones a la vacuna no es padecer la enfermedad, cuyas consecuencias bien explica la nota de Fernando. En la pagina web de Salud Pública de Canadá hay una buena guía de lo que hacer antes y lo que se puede esperar después de recibir la vacuna, que se puede leer en español, pero antes tiene que configurar su computador en nuestro idioma:
https://www.canada.ca/en/public-health/services/diseases/coronavirus-disease-covid-19/vaccines/what-expect-vaccination.html#a5

Más fácil es recibir información en castellano si llama a CIRO Vacunas, al teléfono y deja su pregunta 416-335-1859. Su inquietud será respondida a la brevedad.

Cuando salí de la bruma por el falso COVID, quise ponerme al día con lo que la semana nos había dejado, aunque traté de no intoxicarme con información. Me topé con un comentario en el sitio de CBC, escrito por el columnista Don Pittis, a quien venimos siguiendo sus escritos por años (1). En este caso y bajo el título de “Freeland Doctrine”. Le aclaro que no hace referencia a una doctrina de tierra libre, sino precisamente todo lo contrario, ya que se trata de un análisis del discurso de la ministra de finanzas Chrystia Freeland.

La ministra canadiense “advirtió que la inflación creciente significa que el gobierno federal no puede rescatar a todos como lo hizo durante el colapso económico por la pandemia. Pero al invertir en Canadá y promover la inversión de nuestros socios comerciales democráticos, los gobiernos pueden ayudar a reiniciar la tecnología y los motores industriales de Occidente”. (2)

Lo que está detrás de esta afirmación es una mirada de un mundo nuevo, en que no habrá más comercio global con participación de todos los países, sino solamente con los “socios comerciales democráticos”. Es una propuesta que me suena a intentar volver en el tiempo a la época de la guerra fría, que como sabemos no es posible en la práctica porque el mundo ha cambiado.

Agitando las aguas tormentosas de los efectos de la pandemia, sus palabras nos van preparando para el sacudón económico y social que sobrevendría, como afirman los críticos, de cortarse lazos con quienes aún Canadá mantiene relaciones, difíciles y por momentos tensas. Ese espacio y el rol de peacekeeper ha sido una de las consignas que hicieron de Canadá un país respetable.

Abrumado por la inmersión en las aguas frías a la que me invitan los medios, decido entonces repasar el contenido de esta edición 119 del Boletín Línea UNO.

A propósito de las elecciones municipales tenemos una entrevista que dio el trabajador social comunitario David Morales a Sandra Farias, tras repasar las noticias de la semana, incluido lo dicho por la ministra Freeland. Aquí el enlace para escuchar las noticias y la entrevista. Esta es la oportunidad de estar bien informados para ir a votar el próximo lunes 24 de octubre, última instancia para elegir al concejal de su barrio y al alcalde, cuya silla es ambicionada por 31 personas en esta elección.

Hace unos días atrás supimos que no hubo acuerdo en una larga disputa entre los representantes de los comercios y las tarjetas de crédito respecto del costo por el uso del sistema. Por si no lo sabía, la tarjeta de crédito o de compra que nos regalan en diversas instancias bancarias o comerciales, no son gratis. Claro que si no pagamos el 100% de lo comprado los intereses llegan a cifras usurarias. Ahora, además cada vez que la use, es probable que tenga que pagar un tantico más. Unas monedas. Nuestra colega Usua Marcela Bohorquez nos lo cuenta en detalle al respecto en una nota que se puede leer aquí.

Las viñetas de Luis Carrillos de esta semana nos llevan a valorar las relaciones con aquellos que percibimos como diferentes. Una didáctica forma que podríamos asumir muy útil para que las generaciones venideras tomen la experiencia de los que ya han dado vuelta en la curva de la edad. La nota completa se puede leer aquí.

Ya que hablamos de personas adultas mayores, la segunda nota de la serie sobre este sector etario se puede leer en este enlace. Es una invitación a seguir derribando mitos, porque no puede ser que haber acumulado años sea un determinante de la pobreza.

Me tuve que demorar en terminar esta columna. Un amigo me envió un correo que vibró en la pantalla de mi teléfono. No siempre contesto en el acto. Pero tuve que hacerlo porque se trata de un adulto mayor, con extrema conciencia del mundo que nos está tocando vivir. Y, digo el mundo que abarca mi país, mi provincia y mi barrio. Cada uno con su responsable político.

Aunque la o él representante que elija el lunes no vaya a hacer el mejor trabajo, tengo que ser consciente que es un acto de mi voluntad, que puede ser decisivo para la vida en el barrio, quizás no la mía, pero seguramente de las nuevas generaciones, si es que su propuesta apunta a fortalecer las relaciones humanas. A todos los elegidos en esta elección los invito a tomarse el subterráneo durante un día y seguramente verá dónde está la necesidad y la urgencia.

No pretendo tanto edificio, ni tanta plaza pavimentada, sino un poco más de trabajadores sociales que atiendan las necesidades de la comunidad y consejeros que acompañen a las familias. Y jóvenes que puedan estar con los más pequeños cuando salen de la escuela en el centro comunitario, jugando al básquet, discutiendo cómo hacer con el desafío del día. O simplemente encontrando a otros en un ámbito seguro.

Es probable que no cambiemos el mundo, le decía a mi amigo, pero podemos dejar una huella, seguramente habrá quienes tomen el testimonio que dejamos.



Fuente:





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