A poner el hombro a las vacunas

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Boletín No 120, Toronto, 28 de Octubre de 2022
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A poner el hombro a las vacunas

Boletín Línea Uno 120 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
28 October 2022
por Fernando Rouaux

¿Estamos preparados para una ola de invierno de tres virus?

Hace unos días, el primer ministro Justin Trudeau instó a la población a darse los refuerzos de la vacuna para el COVID-19 y la vacuna contra el flú.

La preocupación es porque este invierno, podría haber una "tripledemia", una desagradable colisión de tres virus: la gripe, el coronavirus y el virus respiratorio sincitial (RSV), lo que podría causar un aumento de pacientes que buscan tratamiento en hospitales, que ya están al límite.

El virus respiratorio sincitial (RSV) es una de las principales causas de enfermedades respiratorias en niños pequeños. El virus infecta los pulmones y las vías respiratorias y puede causar problemas respiratorios. Los niños menores de dos años corren el riesgo de sufrir una enfermedad grave, como bronquiolitis, una obstrucción de las vías respiratorias pequeñas en los pulmones, o neumonía, y pueden necesitar ser hospitalizados.

El sistema de salud en todo el país está ya exigido ante la falta de personal, algo ya sabemos que es de larga data, pero que la pandemia vino a empeorar.
Las autoridades sanitarias ya muestran preocupación por la posibilidad de la llegada de una nueva ola de COVID combinada con la regular ola de flú en el otoño-invierno y el RSV en los menores.

Esta preocupación está fundamentada en los datos actuales, tanto de los niveles de vacunación de la población como el surgimiento constante de las nuevas subvariantes de Ómicron, sumado a informes internacionales de la Organización Mundial de la Salud y el crecimiento de hospitalizaciones en Estados Unidos.

En cuanto a los niveles de vacunación aquí en Canadá, sigue siendo preocupante que en los últimos seis meses sólo un 18% de la población se haya vacunado, mientras que, en cuanto a refuerzos, éstos cubren hasta ahora sólo un 50% de la población. Esta demora en ponerse al día con las vacunas es más consecuencia del buen clima, la falsa sensación de que no hay pandemia por no existir la obligatoriedad de las máscaras y la desinformación que sigue golpeando en los teléfonos inteligentes que todos llevamos en nuestro bolsillo, pero que no siempre usamos con buen criterio.

En su teléfono también habrá recibido la noticia de que todas las personas mayores de 12 años tenemos la posibilidad de darnos la vacuna bivalente, mucho más específica y eficiente para las más recientes cepas de Ómicron.
Ya se sabe también que las subvariantes de Ómicron tienen la preocupante capacidad de evadir el sistema inmune, como consecuencia inevitable de la circulación del virus.

El virus puede generar nuevas variantes cuando muta y las mutaciones se producen cuando el virus se reproduce. Mientras haya casos, habrá posibilidades de mutación y surgimiento de nuevas variantes y subvariantes. Pero las mutaciones no son el único mecanismo. Si una persona se infecta con dos subvariantes distintas, éstas se pueden combinar, creando una variante nueva. Es el caso de la XE, que parece haber surgido cuando una persona se infectó simultáneamente de las subvariantes BA.1 y BA.2. Éstas, al coexistir en la misma persona, se combinaron dando una subvariante nueva, que al evadir mejor el sistema inmune, comienza a transmitirse con mayor eficacia a otras personas.

La posibilidad de un aumento abrupto de los casos en el invierno es casi una certeza, la cuestión es cuántas olas habrá y a qué ritmo. En el gráfico se puede observar que las hospitalizaciones por COVID aumentaron tanto en 2020 como en 2021, con lo cual este próximo invierno, muy posiblemente, mostrará la misma tendencia.

El otro factor que preocupa a los epidemiólogos y a las autoridades sanitarias es que – como se puede ver en el gráfico también – este año el pico invernal de internaciones hospitalarias arrancaría desde un piso mucho más alto que en los años anteriores.

Es decir, los hospitales ya están en gran parte ocupados por pacientes de COVID. La pregunta es si darán abasto para todas las internaciones nuevas que se producirán en los próximos meses.

Como esa pregunta no tiene respuesta por ahora y depende de varios factores, ya se está anunciando que no se descarta la vuelta al uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos. ¿Estamos preparados para eso? ¿La gente va a cumplir con esa obligatoriedad? ¿Cómo reaccionarán los grupos antivacunas? No lo sabemos aún y sospecho que dependerá mucho del ritmo de contagio y de la cantidad de internaciones, especialmente entre la población de adultos mayores.  

Si comenzamos a ver imágenes de hospitales colapsados y personas sin poder ser atendidas, será muy distinto que si no llegamos a ese punto. Por ahora nos queda cuidarnos y prevenir cualquier contagio con cualquiera de estos virus.


  

El otro factor que afectará mucho será la gravedad de la ola de gripe, que todos los años aumenta en invierno, provocando un aumento en la ocupación de camas. El colapso o no del sistema hospitalario dependerá de cuánta gente se dé la vacuna contra el flú.

En Canadá se estima que un 62.5% de la población ya se contagió del COVID. Este número puede parecer alto, pero muestra que – aun contando las personas vacunadas – todavía quedan millones de personas que aún no han estado expuestas al virus y podrían enfermarse. Tengamos en cuenta también que las nuevas subvarientes pueden reinfectar a personas que ya tuvieron la enfermedad e incluso a quienes se han dado la vacuna.

Lo concreto que sabemos hasta ahora es que las subvariantes de Ómicron son las dominantes, que cada vez surgen nuevas, más contagiosas y que evaden más al sistema inmune. Una de ellas, la XBB está generando un aumento muy fuerte en las hospitalizaciones en Singapur, a pesar del alto porcentaje de vacunación de la población.  
Todos estamos potencialmente expuestos y vulnerables aún al COVID. La gravedad con que la enfermedad nos puede encontrar depende de varios factores, incluyendo nuestra edad, factores de riesgo, el grado de exposición al virus, si estamos o no vacunados.

Sabemos que los casos aumentarán con la llegada del frío y el pase de la vida al aire libre a los interiores, con ventanas cerradas. Sabemos que hay factores que están fuera de nuestras manos. Pero también sabemos qué podemos hacer para disminuir el riesgo al máximo: si se cumplieron tres meses desde la última dosis – no importa cuántas dosis ya tenga – o de la enfermedad, lo mejor es darse un refuerzo. Además, podemos seguir usando mascarillas aunque no sea obligatorio.

Desde hace un tiempo se habla de una especie de fatiga por el COVID. Esto se refiere a que todos estamos cansados de cuidarnos, de usar mascarillas, de limitar nuestras actividades, de darnos vacunas y refuerzos, y también de escuchar hablar sobre esta enfermedad que llegó para convivir con la humanidad. Créanme que a quienes venimos escribiendo de este tema desde hace tres años también nos cuesta. Es comprensible. La pandemia lleva ya tres años, la fatiga es real, pero el virus sigue siendo real también.







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