La economía no perdona
11 November 2022
por Duberlis Ramos
Sin
lugar a duda hoy la tasa de interés es una de las más importantes
discusiones para determinar la dirección de la economía de un país.
Sin
entrar en la temática global necesariamente, esto lo hacemos para
resaltar fundamentalmente la situación interna del país y poner
atención en cómo cada país ordena su situación económica y
decide el objetivo de sus políticas económicas. Esto es lo que
conocemos, generalmente, como política monetaria y su razón de
existir es que pretende articular o generar un balance entre lo que
son el pleno empleo, los precios y las tasas de interés.
En
términos económicos estamos hablando de la creación de
equilibrios, los cuales implican que entre los conceptos mencionados,
existe primero una relación de impactos mutuos, los cuales pueden
ser positivos y/o negativos, y están en manos de los bancos
centrales, en nuestro caso el Banco de Canadá, la institución
designada para monitorear, dirigir y establecer las tasas de interés
y flujos de dinero dentro de los causes de una “economía sana”.
Ahora
bien, uno de los indicadores claves de salud económica de este
balance es la tasa de inflación que termina impactando a su vez a
cada elemento en esta construcción y hace que el Banco de Canadá
intervenga regulando la tasa de interés, o en otras palabras
cambiando el valor del costo del dinero en préstamo.
En
otras palabras, “el Banco de Canadá y el gobierno federal deben
establecer un acuerdo monetario cada cinco años, el cual establece
los objetivos en cuanto a la política monetaria del Banco. En
diciembre de 2021, el marco de política monetaria para el periodo
2022 - 2026 fue renovado y bajo tal acuerdo, el pilar central del
marco de la política monetaria del Banco se mantiene con una
inflación del 2%, y dentro de un rango entre el 1% al 3%.” (1)
Como
ya todos sabemos, la inflación oficial estos días de noviembre 2022
alcanza un nivel cercano al 7% anual con una muy leve tendencia a la
baja, pero sobrepasa lejos el 2% establecido como saludable por el
Banco de Canadá.
En
este escenario, la tasa de interés es una herramienta clave de la
entidad monetaria para sacar circulante del mercado, al subir el
costo de los préstamos y creando un impacto negativo al consumo en
general. El objetivo es frenar la adquisición de grandes ítems
como la vivienda, automóviles y por supuesto frenar el
endeudamiento.
No
hay que olvidar que las tarjetas de crédito son una de las fuentes
de más fácil acceso al endeudamiento y, con tasas de interés que
hoy alcanzan en promedio un 19.9% anual, en el caso de negocios y
tiendas pueden llegar regularmente al 25% anual.
Esta
política monetaria buscando retirar circulante del mercado por medio
de suprimir el consumo es la respuesta de la economía positiva
liberal empleada por la autoridades monetarias para responder al
problema de la inflación en curso.
Sin
embargo, simple y llanamente la realidad es algo más complicada, y
como ocurre muchas veces en economía, la mano mágica del mercado
actúa misteriosamente. Podríamos decir que, en algunas
circunstancias, existen intervenciones que provocan estos
desbalances, más allá de lo natural y tienden a favorecer a los ya
más pudientes.
Un
caso para mencionar son las manipulaciones del precio del petróleo y
la gasolina. En el periodo de disminución de la pandemia, estos
carteles oligopólicos han continuado a llevar al alza los precios y
sus ganancias en este último tiempo han sido extraordinarias.
La
misma situación se vio con los bancos y en general con el mundo
corporativo que utiliza todas estas excusas para, básicamente,
estafar a los más modestos que dependen del consumo diario.
Como
consumidores debemos aceptar que todo esto es natural, al mismo
tiempo que somos amenazados con la recesión posible en 2023, si no
alcanzamos el equilibrio y todo lo que nos echa encima el sistema
económico.
Una
cosa es clara: para los negocios pequeños y las familias más
modestas, que se endeudan para poder seguir consumiendo hasta la
comida, las altas tasas de interés los convierten en víctimas
dobles de un sistema que no perdona.
Nos
parece de dudosa credibilidad que el gran consumo de cosas, como la
canasta básica de alimentos y productos genere tanta inflación por
sí misma, cuando hoy en Canadá tenemos récords en el uso de bancos
de comida y cuando un tercio de nuestra comunidad de habla hispana
vive luchando para subsistir cada día con ingresos mínimos.
Fuente:
(1) Globerman, Steven. Primer on Inflation (2022) Fraser Institute, p.1