Balance de fin de año

Reflexiones, diálogo y comunidad
Línea Uno
Boletín No 129, Toronto, 30 de Diciembre de 2022
Boletín Línea Uno, Toronto, Ontario
Consejo de Desarrollo Hispano
DESIGN
BLOG
Go to content

Balance de fin de año

Boletín Línea Uno 129 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
30 December 2022

por Rodrigo Briones

Esta es la última página del año que me toca escribir. No puedo dejar de pensar en las cosas que hice y las que me quedaron por hacer. Inmediatamente, me llega la tabla salvadora, estoy en el conteo final -tres, dos, uno- de que empiece el nuevo año, con la tentadora idea de hacer borrón y cuenta nueva.

Primera página en blanco del cuaderno nuevo, sin manchas, sin rayones. Ya quedan atrás las notas delatoras de lo que no hice, de lo que me faltó. Es verdad, ¡empieza un nuevo año y empezamos de cero! Así sí se puede vivir, porque soportar por más de un cierto tiempo con el peso de lo incompleto se hace un poco difícil, por no decir imposible. Viene bien un corte, una moratoria, un nuevo crédito.

Todo este andamiaje -bien armado- se me vino al suelo una mañana de junio cerquita del comienzo del verano, o sea en las antípodas de lo que sucede hoy, que estamos a días del comienzo del invierno. Aquel día llegó a mi oficina una persona a proponer un trabajo con la comunidad. Diligente le ofrecí una silla y mi tiempo para escucharle.

Se trataba de un chamán (1), dizque de la península de Yucatán, vestido todo de blanco y con un acento que lo hacía parecer francés, que andaba con una flauta de caña terciada en la espalda. Así como
Kun Fu llevaba una manta, como para hacer yoga en cualquier espacio y también una quena (2). Fue este chamán, quien me contó que en occidente se empezó a utilizar el Calendario Gregoriano, que tiene doce meses, pero, por el contrario, el Calendario Maya tiene un numero impar de meses. Entonces, la vuelta alrededor del sol no es siempre la misma, sino que cambia cada vez. ¿Pero hay un fin de año? le pregunté y me respondió: “Bueno… sí, pero no exactamente igual a como nosotros lo concebimos, como el fin de algo. Es más bien un continuum…”

Me abatió su explicación. Yo que siempre había creído que el 31 de diciembre se terminaba el año y podía comenzar un nuevo año con todo por hacer, de nuevo y desde cero. Siempre me abrumó el peso de aquellas promesas que uno hace al comienzo del año: este año dejo de fumar, a partir de enero comienzo con las clases de inglés, después de las vacaciones iré al gimnasio dos veces por semana. Este año voy a dedicar más tiempo para estar con la familia.

Cuando miro para atrás, 365 días después, el haber fallado es una carga insoportable, porque me fallé a mí mismo. La culpa me abruma. Es que a pesar de las buenas intenciones con las que se hacen esos compromisos, una vez que se desvanece el resplandor de un nuevo año y se evaporan las burbujas del champán, se hace muy difícil continuar en el camino. Según un estudio publicado en el
Journal of Clinical Psychology, solo el 46% de las personas que hicieron propósitos de Año Nuevo tuvieron éxito. (3)

Sobre este tema me senté a hablar con una amiga psicóloga. En realidad, el encuentro había sido para despedir el año, pero por desviación profesional caímos en tratar de entender porque el fin de año es una buena cosa y hay que celebrar.

Es un rito que está presente en todas las culturas, es la posibilidad de cerrar el ciclo, hacer un balance y comenzar de nuevo. No es desde cero, cada persona comienza con lo que tiene y con lo que le falta. De eso se trata el balance de fin de año, de poder reconocer lo que cada uno es y cómo se puede hacer para obtener lo deseado.

Entonces el sentido de las celebraciones de fin de año tiene que ver con los logros, con el reconocimiento de las limitaciones y con la esperanza de comenzar un nuevo año. Ya no se trata de una celebración que viene de afuera, sino que es interior y se expresa con otros que están en el mismo proceso.


Lo importante es que las promesas de año nuevo – eso que en inglés dicen
“new year resolution” deben ser compromisos con uno mismo, que sean posibles de realizar, donde honestamente seamos capaces de poner metas u objetivos alcanzables.

Fue una conversación tranquilizadora. Me subí al auto y mientras iba a buscar a mi compañera a su trabajo, puse un CD de Jorge Cumbo y fui escuchando música de todo el mundo, pero tocada con instrumentos de viento. Porque la sensación que me quedó es que el año termina, una convención que nos permite liberarnos del peso, hacemos un balance y arrancamos un año nuevo sabiendo lo que tenemos y lo que nos falta. Entonces podemos planificar la vida, solo por un año.

Volveremos a tener primavera y verano, y quizás comiencen más o menos el mismo día, eso no es tan importante como que yo ya no soy el mismo del año pasado. Tengo cosas que no tenía y seguramente he perdido algunas otras. Y aquí cada uno debe hacer su propia lista, siempre reconociendo que nos mueve el deseo de … Los puntos suspensivos son para ser llenados en soledad, es algo personal.

Solamente con el “formulario personal de deseos” -completado por cada uno- es posible enfrentar la vida en sociedad, con los otros. Con quien nos toque esta vez. Será la pareja, la familia, las personas en el trabajo o el grupo del club, de lo que sea. De esta forma no se termina completando el proyecto del otro, cumpliendo los deseos de los demás. Se trata de hacer cada uno lo suyo y aportando para la construcción colectiva, en el ámbito de lo personal, lo familiar y de la vida de relación con los demás.

El ejemplo que se me viene a la cabeza es el de un club de fútbol. Y sí, acaba de terminar el mundial y es una forma de seguir festejando. Así cada uno en lo suyo y teniendo bien claro que es lo que desea hacer y si está en condiciones físicas y psicológicas para hacerlo.

Me entreno, me preparo, estoy centrado en mi rol. Pero la conquista del equipo se logra solamente cuando cada integrante ocupa su lugar trabajando para el buen funcionamiento del conjunto, usando la metáfora futbolística del momento.

Esta semana en la radio me preguntaban ¿cuándo es el mejor momento para jubilarse?
¿Cuándo se cumplieron los años de aportes jubilatorios, cuando llega la edad del retiro o después?
Es una respuesta que depende de cada caso, pero sería muy conveniente el poder responder esta pregunta más temprano que tarde, no cuando ya se ha dado la vuelta en el codo de la vida. De esa forma, se podrá construir una vejez digna y saludable. Pero eso será una historia para otro día.

Lo traigo a cuento porque la jubilación es parte de un entramado colectivo, no hay otra forma de concebirla. Mientras estoy activo hago un aporte mensual de dinero a un fondo que se encarga de pagar una mensualidad a quien ya no trabaja más. Es un sistema solidario: hoy aporto para sostener a quienes contribuyen para sostener a otros que se retiraron antes. Esta rueda no puede parar. Además, estamos en esa calesita, el tiovivo de la vida, el carrusel de la existencia. Las salidas individuales nunca son una posibilidad. Estadísticamente, es un porcentaje ínfimo del total.

No quiero irme por las ramas, pero la jubilación es un buen ejemplo de la concreción del trabajo individual y colectivo en nuestra sociedad. El prerrequisito es que cada persona tenga claro su objetivo. Por aquí se juegan las resoluciones de año nuevo, las cosas por hacer en el que comienza. Como dije, objetivos realistas, contando con lo que tenemos y lo que nos falta y que sea realizable en el contexto que nos toca vivir.

Ahora, a juntarse con la familia, con las personas amigas y celebrar los logros, aceptar las pérdidas. De los fracasos sacar una enseñanza, que para eso están. Y -sin miedos-encarar a partir del primero de enero un año de desafíos por conquistar.



Notas:
Wikipedia: El chamán convierte a los espíritus de la naturaleza y de los hombres en sus «familiares». Antropólogos que estudian el fenómeno del chamanismo, señalan que pueden realizar «viajes» al mundo espiritual mediante estados modificados de conciencia y para recibir conocimientos. El prestigio del chamán en la tribu deriva muy directamente de su poder de sanar. El fenómeno del chamanismo se encuentra tanto en pueblos siberianos como entre los sintoístas de Japón, las tribus indígenas del Norte, Centro y Sur de América y las de Australia y Nueva Zelanda.
Wikipedia: La quena es una flauta tradicional de bambú o madera utilizada en muchos tipos de música que se encuentran en las montañas andinas. Una quena común tiene seis orificios para los dedos y un orificio para el pulgar. El músico controla el flujo de aire con la boca y los dedos.





contribuye   pixotronmedia
Hispanic Development Council
Consejo de Desarrollo Hispano
1280 Finch Ave West, Suite 203
North York, Ontario, M3J 3k6
CANADA
Boletín Línea Uno
Back to content