Las consecuencias de la desinformación

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Boletín No 134, Toronto, 3 de Febrero de 2023
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Las consecuencias de la desinformación

Boletín Línea Uno 134 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
3 February 2023

por Fernando Rouaux

Hace tiempo que todos escuchamos que circula mucha información falsa sobre distintos temas. Las llamadas fake news o noticias falsas proliferan y se distribuyen por redes sociales y toda la red en general. Estas noticias falsas o sin verificar se comenzaron a utilizar como herramientas políticas y de cambio social hace unos cuantos años, con la masificación y politización de redes como Facebook y Twitter.

En este tema ha habido incluso escándalos famosos, como el de la empresa
Cambridge Analytica, (1) que, para algunos, cambiaron la forma en que funciona el flujo de información para siempre. La empresa recolectó millones de perfiles de Facebook y los utilizó en varias ocasiones para dirigir el ánimo popular y torcer así elecciones. Este caso muestra la importancia y el increíble alcance que pueden tener las redes o, mejor dicho, tienen, con consecuencias muy palpables en lo político y lo social.

Con los datos de las cuentas de Facebook, se podía identificar perfectamente quiénes en la población eran vulnerables a la propaganda política, y además detectar dónde se encontraban. Así, las campañas podían dirigirse a aquellas personas que eran más fáciles de manipular y que vivieran en los distritos donde se necesitaban los votos.
Pero las consecuencias de las fake news o la desinformación van aún mucho más allá.
Un estudio del Comité de Expertos en los Impactos Socioeconómicos de la Desinformación en Ciencia y Salud, del Consejo de Academias Canadienses (Council of Canadian Academies, CCA) titulado Fault Lines (Líneas cortadas) (2) muestra las consecuencias concretas que ha tenido la desinformación sobre los distintos aspectos de la pandemia en los últimos años.

Sin duda, cuando la desinformación es sobre cuestiones políticas, las consecuencias pueden verse en lo inmediato en el resultado de las elecciones o en las opiniones de la gente sobre uno u otro tema. Pero cuando la desinformación circulante es sobre la ciencia y la salud y, sobre todo, en medio de una pandemia que mató a millones de personas, las consecuencias se traducen en más muertes, más personas enfermas, un mayor costo económico de corto y largo plazo, un impacto negativo en los sistemas de salud, entre otras.

La desinformación en español tiene dos acepciones que en inglés corresponden a dos palabras diferentes: disinformation y misinformation. La primera es la falta de información. La segunda es información falsa o errónea. Las fake news intentan desinformar brindando y difundiendo información falsa, por eso desinforman. Quien propaga estas noticias, puede desinformar de manera intencional, pero también puede ser de forma no intencional, suponiendo que difunde información correcta.
Según el informe de la CCA, la desinformación “amenaza el bienestar individual y colectivo de las personas en Canadá y en todo el mundo y ahora prolifera a un ritmo nunca antes visto. Sus consecuencias pueden ir desde lo benigno a lo mortal.”

La investigación detalla cómo las consecuencias pueden darse a distinto nivel, yendo desde lo individual, pasando por lo comunitario y llegando a los impactos que tiene a nivel social. Dentro de las consecuencias que puede tener a nivel individual, la desinformación sobre la salud y la ciencia puede tener consecuencias dramáticas, ya que puede producir enfermedad o muerte por el uso de productos tóxicos, o por producir inacción ante enfermedades que podrían prevenirse.

Por ejemplo, el no uso de preservativo por desconocimiento o por creencias religiosas, puede llevar a una persona a enfermar de SIDA u otras enfermedades venéreas. Por otro lado, también puede llevar al uso de productos ineficientes para la prevención o cura de una enfermedad, con consecuencias para la salud y también malgastando dinero en los mismos. Durante la pandemia vimos más de un presidente promoviendo curas caseras para el COVID, lo cual no era eficaz en absoluto, carecía de base científica y llevó a mucha gente a utilizarlos, poniendo en peligro su salud y sobrecargando a las emergencias.

A nivel comunitario, la desinformación lleva – lo cual fue claro durante la pandemia – a que menos personas cumplan con las medidas preventivas de salud pública, promoviendo inadvertidamente que la enfermedad se propague aún más en la comunidad y en todo el mundo.

A nivel social entonces la desinformación produce y empeora los brotes de enfermedades que podrían ser prevenibles. Esto, a su vez tiene otra consecuencia negativa para la comunidad, ya que los sistemas de salud se ven bajo presión por estos brotes y, en algunos casos, pueden llegar a estar al límite, como vimos en los últimos años. En el caso de Ontario el sistema ya estaba al límite y la pandemia lo empeoró todo.
Como mínimo, la desinformación hace que los costos del sistema de salud en general aumenten, por la mayor cantidad de personas enfermas que lo necesitan, cuando esas personas podrían haber permanecido sanas si hubieran manejado información correcta.

Por último, la desinformación tiene consecuencias que son muy claras en la opinión pública. La creciente tendencia a la polarización que estamos viendo en muchas partes del mundo se debe, en alguna manera, a la circulación de información falsa, diseñada específicamente para crear esta sensación de bandos incompatibles entre sí.
A su vez, la desinformación, al contradecir los conceptos que brindan las autoridades de salud pública y científicas, erosiona su credibilidad, generando desconfianza.

El estudio destaca además que la desinformación lleva – y cabe preguntarse hasta dónde este no es el propósito fundamental de quienes generan las fake news – a la inacción en temas de vital importancia. No sólo en cuando a la salud, sino también y fundamentalmente frente a la creciente crisis del cambio climático.
Claramente, hay muchos intereses detrás de la inacción en este ámbito, tanto de parte de gobiernos como de industrias enteras, como la petrolera o la industria del carbón. Esos intereses utilizan las noticias falsas para desinformarnos, confundirnos, pelearnos entre sí, todo lo cual resulta en que es casi imposible tomar medidas significativas en una dirección.

La desinformación durante la pandemia fue rampante. Desde quienes hablan de microchips que nos manejan en forma automática, hasta quienes promocionaban medicamentos caseros con consecuencias mortales para las personas, pasando por quienes directamente negaban la existencia del coronavirus, mostrándolo como una gran confabulación que incluía tanto a gobiernos de todos los colores políticos como a empresas multinacionales y organizaciones científicas de todo el mundo.

Las consecuencias en la salud de toda esta desinformación, como dijimos, se traducen en más personas enfermas y más muertes. Debemos asegurarnos de la veracidad de las noticias que compartimos y debemos, más que nada, estar atentos a la procedencia de la información. Los seres queridos no son necesariamente confiables. Tenemos que tomarnos el trabajo de ver si lo que recibimos viene de alguna fuente confiable o si estamos, al distribuir una noticia falsa, contribuyendo nosotros también a la desinformación general.


Fuentes
   2.   CCA (Council of Canadian Academies). (2023). Fault Lines. Ottawa (ON): Expert Panel on the Socioeconomic Impacts of Science and Health Misinformation, CCA.






contribuye   pixotronmedia
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