Viñetas Número 136
por Luis Carrillos
Desde mediados de diciembre pasado y en la mayor parte de enero Toronto ha visto un surgimiento en actos de violencia en el transporte público, tanto en el subterráneo, como en tranvías y buses, como así también en las calles o escuelas. Estos hechos, de acuerdo con reportes en medios de información, fueron perpetrados por personas de diferentes edades y géneros. Y, por qué no, de variados estados de salud mental. Las teorías y suposiciones son diversas. Las víctimas de esos hechos son, por lo general, personas elegidas al azar, que simplemente estaban a esa hora en el lugar equivocado.
El trabajar con jóvenes de la comunidad ha sido la labor más importante en mi carrera de trabajador social. Acá se ha centrado mi trabajo como consejero, educador, entrenador de habilidades para la vida, traductor, etc. desde el Programa para Jóvenes y Familia del Consejo de Desarrollo Hispano. Este programa lo comenzamos en el verano del 1994 con las cuatro pandillas residentes en el parque de Christie en el Toronto Oeste. Y desde ese escenario pudimos observar comportamientos delictivos como los que hemos visto en las últimas semanas.
Mi aprendizaje se dio escuchando las conversaciones, comentarios, o anécdotas de las personas jóvenes cuando comentaban de sus acciones contra otras pandillas. También al ver a distancia los conatos de posibles confrontaciones con otros grupos similares, de origen portugués o italiano. Cabe mencionar algunos de los resultados de estos ataques en grupos entre los muchachos del parque y el grupo llamado Christie Boys, algunos con daños personales serios y críticos. Lo más significativo era poder acompañar a sus familiares, en su mayoría las madres, a las cortes juveniles en lo criminal cuando sus hijos o hijas comparecían ante la justicia por los delitos cometidos. Los Christie Boys tomaban ese nombre por haberse conformado en ese parque. Fue el grupo que Los L.As, La Raza, Latin Kings, y Latin Browns (las cuatro pandillas residentes en el parque y que fueron desalojadas a inicios de los noventa).
En el Toronto Star la columnista Rosie DiManno nos da algunos elementos de análisis de lo que sucede hoy en el transporte de nuestra ciudad.
“Ataques al azar en el tránsito. Una ciudad en un profundo descenso. ¿Es un tren subterráneo seguro en realidad una fantasía muy lejana?”
“Ataques al azar en el tránsito. Una ciudad en un profundo descenso. ¿Es un tren subterráneo seguro en realidad una fantasía muy lejana?”
“…usted nunca sabe si en su día ordinario – viajando desde su trabajo, viniendo a casa de la escuela- se verá entrampado con la violencia, acosada o acosado por un psicótico asaltante de mente afiebrada, atacada o atacado por una manada de adolescentes salvajes.”
“…para los nihilistas juveniles, las sanciones de consecuencia deben ser aplicadas dentro de la estructura de la Ley de la Justicia sobre el Crimen Juvenil, la cual correctamente ve a los delincuentes juveniles como que aún no están completamente formados mentalmente, careciendo de la capacidad de juzgar razonablemente. Esto no debería, sin embargo, dejarles a ellas o ellos, o a sus madres o padres sin castigo. Más canchas de basketball y centros comunitarios no la van a hacer cuando la emoción y el impulso -en ausencia de las repercusiones- son tan atrayentes.”
“¿Las mamás y los papás sin saber de lo que Suzie o Sarah andan haciendo? Ese el meollo del problema. ¿No es así?” (1)
De este comentario de Di Manno me llamó la atención el término nihilista, que en este caso significa delirio de negación de acciones delincuenciales, en vez de jóvenes revolucionarios que luchan por una causa noble.
El 12 de enero pasado la policía dijo que un grupo de hasta diez chicas atacaron a varias personas al azar en las estaciones del tren subterráneo en el centro de Toronto.
Al referirse al brutal ataque a una persona en condición de calle es claro que las perpetradoras tienen que ser sancionadas de acuerdo con la ley. Trayendo una de las expresiones que utilizábamos en los tiempos de acompañar a los muchachos del parque y sus familias a las cortes de justicia criminal: “Que la administración de justicia sea justa”. Después de una experiencia de más de treinta años trabajando con jóvenes a estas adolescentes no las calificaría de nihilistas.
¿Qué es el nihilismo? El término nihilismo (del latín nihil, «nada») aparece asociado a alguien que no cree en nada, al pesimista que piensa que la vida carece de sentido y muestra su resentimiento y odio hacia ella. Una persona nihilista no reconoce autoridades políticas, morales ni religiosas. Un nihilista es quien cree que la vida no tiene propósito, valor o importancia incluida.
Dada la gravedad de los acontecimientos -que raramente se dan-, los diferentes medios de información consultan expertas y expertos profesionales en el deseo de encontrar explicaciones al fenómeno social.
En Canadá la Ley de la Justicia sobre el Crimen Juvenil, ve correctamente a los delincuentes juveniles “como personas que aún no están completamente formadas mentalmente, careciendo de la capacidad de juzgar razonablemente,” explica Di Manno.
Estoy de acuerdo con ese razonamiento. Existe una gran cantidad de estudios y teorías sobre este tópico. Tengo algunos en mi oficina que ocupo como material permanente de consulta. Si usted una vez me visita los puede ver. Además de lo que dicen los estudios y los libros, las experiencias que escuchamos en las sesiones de consejería familiar y de jóvenes testifican lo real de la cuestión.
Estoy de acuerdo con ese razonamiento. Existe una gran cantidad de estudios y teorías sobre este tópico. Tengo algunos en mi oficina que ocupo como material permanente de consulta. Si usted una vez me visita los puede ver. Además de lo que dicen los estudios y los libros, las experiencias que escuchamos en las sesiones de consejería familiar y de jóvenes testifican lo real de la cuestión.
El aislamiento en la pandemia y el abuso de las redes sociales podrían ser los factores que intervienen en los crímenes violentos por parte de personas adolescentes. Según coinciden profesionales de salud mental, los ataques involucrando grupos de chicas son extremadamente raros, pero la violencia entre jóvenes podría estar en ascenso.
Ardavan Eizadirad, catedrático asistente de la Universidad Wilfrid Laurier, sostiene que información reciente de la policía de Toronto sugiere que más jóvenes se están viendo involucrados en comportamientos criminales. El incremento podría atribuirse a una combinación de factores relacionados con la pandemia. No teniendo acceso a una persona adulta cariñosa o no ser capaz de tener acceso a programas en su comunidad, o programas que son culturalmente sensibles a sus identidade. Cuando esas cosas no pasan, la gente busca por otras vías, que son factores de riesgo en lugar de protección, para encontrar un sentido de pertenencia y encontrar comunidad.
Por su parte, Kaitlynn Mendes, catedrática de sociología de la Universidad Western, opinó que “las personas adolescentes están generalmente luchando en este momento debido a los impactos socio económicos de la pandemia. Tal vez hay mucho aislamiento y soledad. Las personas están teniendo situaciones con su salud mental, tal vez se sienten desconectadas de la sociedad, tal vez se están sintiendo aburridas.”
“Es realmente difícil saber exactamente por qué estas personas se están involucrando en estos actos sin siquiera hablar de ellos.”
Las variadas plataformas de redes sociales han ayudado a extraños a que se conozcan en la vida real para organizar protestas alrededor del mundo… y estas también han sido usadas para conectar con otras que están interesadas en ejercer violencia.
“Lo que estamos viendo es que las tecnologías digitales están siendo usadas en realidad para propósitos nefastos, en lugar de propósitosde esperanza o más positivos de lo que realmente estamos viendo.” (2)
Si bien lo doloroso de esta temática, el trabajar con personas jóvenes en situaciones de violencia es una tarea que ha marcado mi vida y por ello creo que es un tema que no podemos ignorar.
Fuentes
