Viñetas Número 139

Reflexiones, diálogo y comunidad
Línea Uno
Boletín No 139 Toronto, 10 de Marzo de 2023
Boletín Línea Uno, Toronto, Ontario
Consejo de Desarrollo Hispano
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Viñetas Número 139

Boletín Línea Uno 139 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
10 March 2023
Tags: vinetasCarrillos

por
Luis Carrillos

Cuando escuché en la radio sobre el ataque a balazos de un estudiante de grado 10 en una escuela secundaria, el nombre de la institución me sonó como Western Tech, que es el nombre abreviado por Western Technical-Commercial School. Mi mente estaba enfocada en esa escuela porque en el Consejo estuvimos hablando al respecto con David Morales, estudiante de trabajo social en pasantía en el Consejo de Desarrollo Hispano. Era a propósito de la llamada de una consejera escolar de una escuela cercana a para pedir apoyo para un joven del Programa de Consejería que yo dirijo.

  
Yo he tenido contactos con el personal de esa escuela desde mediados de los noventa. Se trata de una escuela secundaria donde enviaban a estudiantes con dificultades de comportamiento desde otras escuelas del sistema escolar. Allí asistían varios de los muchachos del parque de Christie y yo la visitaba por dos razones, una para abogar por sus derechos y la otra a dar charlas en las clases acompañado por jóvenes mayores, que brindaban sus testimonios de cómo el sistema los trataba por sus actos delincuenciales. Esto con la intención de que los estudiantes evitaran ir más allá de sus acciones de rebeldía, como las llamaba.

Lo otro que me trajo a retener el nombre de esa escuela, es que una sus autoridades trabajaron en la organización Pueblito Canadá, que realizaba trabajo internacional de desarrollo social y comunitario en Nicaragua.

Mi interés de hacer recuerdos de esa escuela fue tanto que llamé a Carlos (El Caballo) para preguntarle del nombre de la maestra. El asistió a esa escuela. Y quizá por haber estado pensando en esa institución es que en mi mente oí que allí había sido la tiroteo que dejó a un estudiante herido de gravedad.

Al ver las noticias en la televisión y leer el nombre del colegio, me di cuenta de que en realidad era el Weston Collegiate Institute, lo que me trajo todavía un sentimiento de mayor pesar. En ese instituto estudié en el 92/93 en el programa de Travel and Tourism (viaje y turismo) del cual me gradué en el verano del 93. Allí comencé a dar mis primeros pasos en la escritura en inglés. Por ello, es que este instituto tiene una importancia memorable e histórica para mí. Aún recuerdo las compañeras y los compañeros de clase. Todas y todos, de diferentes orígenes culturales: Latinoamérica, Europa del Este, Asia, Sur Asia, y África. Todas y todos con aspiraciones a triunfar y prosperar en el mundo del turismo y de los viajes internacionales. Uno de los atractivos era que como clase iríamos a Disneylandia en Orlando, Florida en vías de entrenamiento. Sin embargo, la situación económica de la mayoría de nosotros no permitió el ansiado viaje. El grupo lo conformábamos con la mayoría más allá de los treinta y cuarenta.  Ala hora del almuerzo nos veíamos como una escena extraña, entre cientos y cientos de adolescentes estudiantes de secundaria.

En estos días y cada dos semanas, los sábados temprano por la tarde, paso a unos doscientos metros de este colegio, en mi camino hacia una sesión de consejería en una cafetería del área. Mi participante-cliente prefiere la privacidad de una mesa en un lugar público. Por ello la noticia de este hecho criminal en ese lugar precisamente tuvo un impacto personal.

El reporte de la noticia contaba que “un chico de 15 años continúa luchando por su vida después de una balacera fuera de una escuela secundaria en el extremo noroeste de Toronto” …. “La policía fue llamada al Instituto Weston en la Calle Pine, cerca de Lawrence West y Jane alrededor del mediodía del jueves febrero 16 reportando una balacera. Un joven fue localizado con heridas de bala y el sospechoso o sospechosos habían huido del área. La policía dice que las heridas de la víctima eran consideradas de muerte y que fue llevado de emergencia a un centro de trauma”.
“Dos muchachos de 17 años han sido arrestados en conexión con un tiroteo desde un vehículo fuera de una escuela secundaria en Toronto que dejó a un estudiante de grado diez con heridas críticas”, indicó otro reporte del mismo hecho.

Una buena experiencia

En aquellos años el diploma que obtuve en el Weston Collegiate Institute me permitió obtener empleo en una agencia de viajes y turismo que organizaba cruceros a las Islas Galápagos y la Antártica, como también giras en bicicleta por Europa.  Tras el año, más o menos que duró mi empleo, comencé a buscar otra forma de ganarme la vida, usando mi creatividad y vocación de trabajar en el servicio de la comunidad. Esta experiencia me abrió el camino y entrar en el mundo de la consejería, la academia y más importante, como aprendiz y estudioso de la cultura de la juventud. Este es un segmento importante de mi interés por la colectividad Latino Hispana.  

Reflexionando sobre estas acciones de violencia que están plagando la ciudad de Toronto en estos dos primeros meses del año, quiero ponerle el lado opuesto al sentimiento de desaliento que uno escucha, lee, o ve en las noticias, y es el del ambiente amabilidad que también se está viviendo en la ciudad.

Para comenzar quiero citar el articulo Our once unfriendly city has changed” (nuestra ciudad que ha sido poco amigable ha cambiado) que leí recientemente en el Toronto Star del domingo 19 de febrero, donde se explica que “Toronto es una ciudad dura, poco amigable, que yo antes pensaba, empacada con edificios modernistas y gente que por seguro no le verán a usted a los ojos y que antes de entablar una conversación con usted, se la pasan evitando el encuentro. (Pero) algo ha pasado. La gente ha comenzado a hablar conmigo donde quiera que yo voy. Este primer ejemplo puede vivirse diariamente en la calle Bay en el tramo de la zona financiera desde la estación Unión hasta el edificio de la Alcaldía Municipal todas las mañanas entre las 8:00 y 9:00 de la mañana cuando todo el tráfico humano viene de sur a norte. La misma situación se da en forma opuesta de norte a sur entre las 5:00 y 6:00 de la tarde. Si usted no tiene nada que hacer en esa área no vaya por ahí. Y si va, evada ese tramo, tome rutas alternativas. Venga siéntese acá’ me dice un hombre perfectamente normal en el tren subterráneo. El mueve su bolsa y hace espacio en el asiento para mí. Esto es inaudito. Antes nadie en Toronto hacia espacio para nadie. Ahora se le escucha a la gente pidiendo disculpas.

Pienso que la gente conversa conmigo porque me ve inofensiva y posiblemente simpática. Pero pienso que Toronto ciudad fría como la piedra en la cual recién llegados sienten que no impresionan, en esta post pandemia se está convirtiendo en una ‘ciudad suave’…”

Al leer este comentario lo puedo observar en la forma como se lo describe aquí. Es cierto, hay, aunque con algunas excepciones, más atención y consideración para otras personas, especialmente seniors (adultos mayores).
También opino que la pandemia ha suavizado a muchas personas y aunque todavía haya aquellas que se hayan endurecido, éstas son la minoría.

Un día de estos yo iba apresurado a tomar el bus porque quería llegar pronto a mi apartamento. El bus estaba llegando a la estación y corrí para abordarlo. Allí llegar, un hombre de unos cuarenta años se hizo al lado de la puerta y muy amablemente, con una sonrisa, me hizo el gesto con la mano que procediera a entrar antes que él. “Seguramente vio el adulto mayor en mí,” pensé dándole las gracias.  

Ese mismo día se dio otra experiencia similar. Esta se dio en la entrada a mi edificio. Un hombre mayor caminaba adelante de mí y muy amablemente abrió la primera puerta de la entrada.  Le di las gracias y procedí a quitarle llave a la segunda puerta y mantenerla abierta para que él entrara. También me dio las gracias con satisfacción y ambos procedimos al elevador. Mientras esperábamos me dice con tono de lamento: “Que tiempos violentos estamos viviendo con esos jóvenes haciendo maldades”. Yo le contesté que sí, que en la escuela donde se hirió al joven estudiante en un tiroteo desde un carro yo estudié como adulto en una iniciativa de estudio para adultos nominada Learning For Life (aprendiendo para la vida) a principios de los noventa. El, sonrientemente, me dice: “Yo también estuve allí en el programa ESL (inglés como segunda lengua).” Después cambiando a una expresión de pesar me dice “Por eso me desconsuela lo que sucedió en esa escuela.” “Lo mismo a mí,” le contesto.

Para finalizar estas historias que las quiero llamar Historias del vaso medio lleno, quiero referirme a una vecina, una mujer joven que me imagino es de origen de Europa del Este. En mi edificio la mayoría de las personas residentes provienen de esa parte del mundo. Ella es muy seria, como diríamos por mi país con cara de pocos amigos y hace sus compras de la semana en el supermercado el mismo día que yo y a la misma hora. Este día ella había chequeado sus compras antes que yo y mientras la cajera chequeaba las mías ella empacaba las suyas.

Yo, al comenzar a poner mis compras en el carro y en eso nos cruzamos la mirada. Yo la saludé con mis buenos días ¿Cómo está? Ella con una sonrisa me contesta que está bien y me pregunta lo mismo. Le contesto que bien, que pase buen día. Ella me desea lo mismo y se aleja con sus compras mientras yo continué empacando las mías.  Amigas y amigos, lectoras y lectores, con esto termino mi afirmación de que comparto el argumento de que nuestra ciudad, que una vez fue hostil, ha cambiado en estos últimos tiempos.







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