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Boletín No 142 Toronto, 31 de Marzo de 2023
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Aprendiendo juntos

Boletín Línea Uno 142 Informativo y cultural - Consejo de Desarrollo Hispano / Hispanic Development Council - Toronto - Canada
31 March 2023

por Carmen Delia Cruz

El Consejo de Desarrollo Hispano viene realizando desde enero un nuevo programa para adultos mayores: “Aprendiendo Juntos”.  Su objetivo fundamental es brindar algunos conocimientos en el manejo de nuevas tecnologías, como también en el área de salud y bienestar, con un taller sobre la diabetes y otro utilizando la terapia de la risa.
  
El grupo cuenta con la participación de 15 a 20 personas. Sus participantes muestran grandes deseos de reunirse en persona y poder transmitir sus experiencias, sobre todo hablar de lo que han hecho durante su vida. El primer día del programa la tarea principal fue presentarnos, dar a conocer el trabajo que hace la organización y entender a través de sus experiencias que les interesaba aprender y conocer.

Cada uno de los participantes contó una historia, momentos de sus vidas y recuerdos de familia, pero sobre todo sus experiencias como emigrantes, los cambios, la separación de la familia, construir una nueva vida en otro país, algunos sueños logrados, cambios de profesión, etc.

El impacto que ha tenido la tecnología dentro de la sociedad ha hecho que las personas mayores vean la necesidad de adaptarse a los nuevos entornos. Esto se debe a que a menudo perciben que no saben adaptarse a los cambios. En este caso no hacer uso de las tecnologías modernas puede ser una forma de exclusión social.

Sin embargo, a pesar del desarrollo de la sociedad humana, muchos luchan contra las adversidades que se les presentan al tener que utilizar equipos electrónicos en su vida diaria, pues la mayor parte de su vida la han desarrollado al margen de estos aparatos tecnológicos.

En ocasiones, parte de la población adulta se resiste a tener que utilizar la tecnología por miedo e inseguridad, por lo que recurre a diversos argumentos para justificar su actitud negativa. En este sentido, el objetivo de estos programas es que adquieran seguridad y confianza en el uso del teléfono móvil, la computadora o las tabletas en su vida cotidiana.
En estos programas y -aunque nunca sea suficiente- siempre se aprende algo, tanto de los que participan como de los que los impartimos o formamos parte de las agencias ofertantes de los servicios. Así llegamos a la conclusión de que debemos continuar impartiendo este tipo de clases.  Esta es la mejor manera de llevar a este segmento de la población el conocimiento sobre muchos temas de los que aún no tienen suficiente dominio ni práctica.

En el mundo moderno, la comunicación y los servicios se han trasladado a la esfera digital de manera dramática. La inmensa mayoría de los proveedores o vendedores de mercancía o servicios utilizan plataformas digitales, y en muchos casos esta es la única forma que existe de efectuar una reserva o procesar pagos.

En otros casos, las transacciones se realizan con tarjetas magnéticas que contienen datos digitalizados, tanto para pagar como para obtener dinero cash. Quienes han automatizado y digitalizado el comercio, desde sus formas más simples hasta las más complejas, olvidaron sin embargo que no todas las personas tienen la misma capacidad de aprender el uso de tecnologías y conceptos avanzados. Los adultos mayores, especialmente, se han visto muy afectados por la digitalización de la vida diaria.  Algo tenemos que hacer al respecto.
No es nada inusual cuando nos encontramos en un supermercado, presenciar cómo una persona de edad avanzada tiene dificultad para realizar un pago en la caja registradora. La mayoría de las veces, las personas más jóvenes se desesperan y solo piensan en cómo esto les afecta en términos de tiempo: ahora tendrán que esperar mucho más hasta que llegue su turno de pagar.

Lo que no comprendemos a menudo es cuán difícil puede resultar para un adulto mayor ejecutar un proceso que jamás realizó durante la mayor parte de su vida. Lo que para las personas jóvenes es natural y lógico, pues han nacido o crecido junto a esos procesos, puede constituir casi ciencia ficción para personas de generaciones anteriores al internet.
La tendencia a realizar compras online es cada vez mayor. Hay proveedores de servicios que han mutado en sus mecanismos, al punto de ser esta la única forma de reservar el servicio deseado. El mejor ejemplo son los boletos aéreos. La navegación digital en sitios webs, el llenado de formularios, los pagos utilizando tarjetas de créditos, cuyos datos hay que insertar en las plataformas, crean ansiedad y estrés en las personas mayores por el miedo a cometer errores. Y muchas veces, sin la ayuda de familiares jóvenes, es imposible para ellos realizar la compra o pago. Por otro lado, todas las transacciones online implican el uso de equipos electrónicos de comunicación, como computadoras, tabletas o teléfonos móviles. Manejarlos eficientemente requiere de conocimiento teórico y práctico, convirtiendo la tecnología en una barrera más que en un avance para las personas de más edad.

Ciberseguridad

El otro aspecto en el que las personas de la tercera edad quedan en desventaja es en cuanto a la seguridad. El mundo moderno digital, con sus aparatos avanzados y sus complicadas plataformas informáticas, propician la aparición de delincuentes ciberespaciales. Estas son personas con habilidades en la tecnología digital que se dedican a estafar a los usuarios, robando unas veces sus datos personales y claves de acceso a cuentas bancarias, y utilizando su identidad digital para realizar compras. Los engaños varían tanto como las plataformas, pero en todos los casos son los adultos mayores los usuarios más vulnerables.

Sin embargo, la practica ha demostrado que no es imposible enseñar a los adultos mayores a utilizar la tecnología digital. Se trata de entender que requieren métodos específicos y tiempos que difieren de los utilizados para personas más jóvenes.

Cada día son más las personas de la tercera edad que aprenden a usar los equipos electrónicos eficientemente y a realizar operaciones en el mundo digital de manera segura. Se trata de una tarea que debe realizarse a nivel social, involucrando y educando a varias generaciones, a las familias y las instituciones comunitarias. Si se logra esta concientización generalizada de la sociedad, de seguro las personas de la tercera edad no se quedarán atrás en este sentido.

Taller sobre diabetes

La diabetes puede ser padecida por personas de todas las edades, sin embargo, aparece con mayor frecuencia en las personas mayores. La literatura médica general reconoce que cerca de la mitad de los diabéticos en el mundo son personas en edad de retiro, o sea, de 65 años en adelante.

Si se tiene en cuenta las predicciones estadísticas de que un 16% de los habitantes del planeta será mayor de 65 años a mediados de este siglo, podemos concluir que la diabetes va a ser una enfermedad bastante común en la población.
Entre los factores que influyen en la predisposición a padecer esta enfermedad, se cuentan el aumento de tejidos adiposos, menor secreción de insulina en el páncreas, la poca actividad física, el aumento de peso, la resistencia a la insulina y el consumo de algunos fármacos como los diuréticos, todos ellos denominadores comunes en la tercera etapa de vida de los humanos.

Con el paso de los años el metabolismo sufre cambios y alteraciones, incluido el incremento de la producción de glicemia, y ello ocurre independientemente de la genética o los hábitos de vida. El primer factor no se puede variar, pues se trata de información en nuestro ADN. El segundo, no obstante, sí depende de nosotros.
Es ahí donde los médicos y científicos han diseñado esquemas para el adulto mayor que podrían mejorar su salud y detener, o al menos retardar la aparición de la diabetes.

Cuando la aparición de la diabetes ocurre después de los 65 años, se trata generalmente del tipo 2, que no es insulinodependiente. En la mayoría de estos casos, una buena educación de las personas mayores puede paliar los efectos de la enfermedad. En este escenario, se aplican tratamientos no farmacológicos que se basan en la información y educación del adulto mayor y su núcleo familiar cercano, así como dietas específicas ricas en vitaminas y minerales a la vez que bajas en carbohidratos.

Se recomienda que a medida que envejecemos realicemos ejercicio físico dependiendo de nuestras capacidades y posibilidades. A veces una simple caminata de una hora, tres o cuatro veces por semana, es suficiente para controlar los efectos de esta enfermedad en las personas mayores.

La obesidad está asociada directamente con el padecimiento de la diabetes en edad avanzada. Y el sobre peso, como ya sabemos, es proporcional al incremento de la edad (por los cambios metabólicos en el humano y también la variación en hábitos de vida) generalmente la persona retirada tiende más al sedentarismo, provocando con ello el sobrepeso. Estos son factores a tener en cuenta cuando se trata de ayudar a la tercera edad y se debe incluir su educación e información a través de programas comunitarios con vistas a ayudarles a prevenir la diabetes.



 
Fuentes:





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