Furgón de Cola 74
9 December 2021
por Rodrigo Briones
En la obra teatral “M’hijo el Dotor”, del dramaturgo Florencio Sánchez, escrita a principios del siglo pasado, queda reflejada la conflictiva entre los valores de la sociedad tradicional – el campo y la modernidad – y la ciudad. La obra es un vaivén entre ambos mundos y los estereotipos que se acentúan para la dramática de la obra, que hizo famoso en Latinoamérica al uruguayo Sánchez. Vino a mi memoria, a propósito de la nota que nos presenta Fernando Rouaux, que se puede leer aquí. Un siglo después de la historia del uruguayo y en un mundo más inclusivo, el tener descendientes que trabajen en medicina en la propia familia tiene por lo visto amplios beneficios. El tiempo, la globalización y los medios masivos de comunicación han agregado, quitado, en fin modificado los valores. En nuestra comunidad migrante, contar con profesionales en el ámbito de las ciencias médicas agrega valor y es más saludable.
Una amiga que fue sometida a una operación de corazón abierto me contó que lo primero que escuchó, cuando salió de la bruma a la que fue inducida para poner stop al corazón y luego arrancar de nuevo, fue una dulce voz en castellano que le ayudó en el proceso de reencuentro con el nuevo mundo. Esta es una más de las historias remarcables que he escuchado de parte de personas de tercera edad. Los relatos de inmigrantes en su interacción con el sistema de salud canadiense están transidos por estos milagros que cambian el curso de la recuperación y también lo opuesto.
Es interesante ver cómo podría ayudar a toda la comunidad contar con más profesionales de la salud. En la emergencia de esta pandemia en la que estamos sumidos podría haber marcado la diferencia. El relato de cómo se vivió desde adentro del sistema de salud, cuando llegaban los primeros enfermos por el Coronavirus, sin saber cómo hacer para tratarlos fue desgarrador. Sandra Farias nos presenta en una nota que se puede leer aquí, el primer documental que fue filmado en New York al principio de la pandemia. Conocer desde adentro el avance de lo desconocido y el saldo de destrucción y muerte es aterrador, vivirlo en un idioma que no se domina es paralizante. Ver este documental nos ayudará a tener una visión más amplia.
Es interesante notar cómo se ha limitado la posibilidad de ver, con toda la capacidad de documentar cómo ha sido el día a día de la pandemia. Aquí se ha aplicado el mismo concepto que, desde el fracaso de la guerra de Vietnam, se ha aplicado a todas las incursiones guerreras de la coalición de ejércitos de Occidente. Ningún general o político quiere tener en la tapa de un diario la foto de una niña huyendo de un incendio por la explosión de Napalm en su aldea, corriendo desnuda por la carretera. Esta distancia entre el valor testimonial de la imagen y su efecto en la conducta de la sociedad es inversamente proporcional hoy, respecto de lo que sucedió a fines de la década del 60´.
Alejandro Morales no lleva con su pluma a recorrer ese mundo en una nota que se puede leer aquí, en la que nos refresca la memoria de la primera operación de trasplante de corazón de persona a persona. Recuerdo haber visto las imágenes del Dr. Barnard en los noticieros de la tele en una ciudad pequeña de mi país. Con la tecnología de hoy podríamos haber seguido minuto a minuto la pandemia con imágenes que nos hubieran ayudado a dar una respuesta más proactiva frente al virus y quizás estaríamos hoy más cerca de cerrar este capítulo.
Por el contrario, las nuevas amenazas crecen. La última es el Ómicron, letra griega elegida para nombrar la última variante de preocupación. En esta edición, Sandra Farias ha hecho una recolección de lo poco que se sabe de esta variante y nos lo cuenta en una nota que se puede leer aquí.
Por lo pronto nos recuerda a la película de 2002 “Catch Me If You Can¨, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Tom Hanks, acompañados por Christopher Walken, Martin Sheen, Amy Adams y Jennifer Garner entre otros prominentes actores. El título encaja, por la dificultad para reconocer la variante y de cómo aparece aquí y allá, mientras que la ciencia va por detrás, tratando de entender cómo funciona y atraparla.
Para conjurar esta amenaza, dos cosas: vea la película para pasar el stress pandémico– está disponible en Netflix- y la otra, aliente a sus personas cercanas que aún no se han vacunado, que asistan a un centro médico o de vacunación. La vacuna detiene la propagación del virus que, por sus características, en cada contagio va mutando a una nueva cosa, cuyas consecuencias para la vida humana son impredecibles. Y si tiene las dos dosis colóquese la tercera, sobre todo antes de reunirse con sus seres queridos en estas fiestas. Las instrucciones para solicitar la cita se encuentran en este aviso.
Los humanos tenemos la posibilidad de cambiar, lo hemos venido haciendo por miles de años, los cambios son lentos, pues nos aferramos a respuestas viejas para problemas nuevos. A veces funciona, otras no. En ese punto estamos con esto del Coronavirus. La esperanza está puesta en usar lo que sabemos para, creativamente, dar una respuesta nueva. En este punto el rol de los jóvenes es central. Luis Carrillos lo refleja muy bien en la Viñeta de esta semana, que se puede leer aquí. Él tiene el oído afinado pues ha trabajado con jóvenes durante más de treinta años.
En su nota de esta semana, además, cuenta la interacción con una persona que está rozando la denominada tercera edad, lo interesante es que se trata de un integrante de la comunidad LGBTQ2s+. La naturalidad del relato es un reflejo del trabajo de Luis como consejero. Esto habla del trabajo de integración, de lo diverso de forma natural en la vida cotidiana.
Este es el tema de la nota, que se puede leer aquí, que viene a cerrar nuestro trabajo dentro del marco de los 16 días de acción, campaña para alertar sobre la violencia de género. Aliarse contra la violencia de género, es una invitación con algunas líneas de trabajo sugeridas. Es necesario que todos asumamos el compromiso para eliminar este flagelo.
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